INICIO Internacionales Nada (ni nadie) puede detener el poder de la Gracia de Dios

Nada (ni nadie) puede detener el poder de la Gracia de Dios


Quince personas fueron bautizadas en Bangladés. Cada uno recibió su propia Biblia.

En medio de una pandemia letal como es el Covid-19, una iglesia local con la que Puertas Abiertas trabaja en Bangladés nos viene informando como, en los últimos tiempos, más y más personas se acercan al Evangelio y entregan su vida a Cristo, siendo bautizados. Por ejemplo, el mes pasado, 15 personas de aldeas del noreste del país fueron bautizadas.

«Fue un momento bendito para nuestra iglesia. Hubo unas diez personas que se bautizaron en febrero de este año, y otras diez esperaban ser bautizadas cuando el país entró en reclusión», dijo un colaborador local de Puertas Abiertas, Peter*.

Después del bautismo, a cada uno de ellos se les dio una Biblia para que pudieran leer la Palabra de Dios por su propia cuenta.

Algunos de estos nuevos creyentes llegaron a la fe después de asistir al programa de alfabetización para adultos de Puertas Abiertas.

Entre los creyentes bautizados había dos hermanas, Dewanti y Mayna, que fueron algunas de las primeras mujeres en asistir al programa de alfabetización de adultos en esa área. Las hermanas se habían mudado a la aldea en 2017, donde conocieron a un creyente llamado hermano Simon*. Él compartió el Evangelio con ellas. Al principio había trabajado estrechamente con los hombres y los niños de la aldea, pero más tarde conoció a las dos hermanas y las invitó al programa de alfabetización de adultos.

Dewanti y Mayna no fueron las únicas que se vieron afectadas por el ministerio del hermano Simón y el programa de alfabetización de adultos. En los últimos tres años que ha estado trabajando allí, 20 familias han llegado a conocer al Señor y han sido bautizadas. «Como creían, ya han empezado a pasar por la persecución mental y social, pero su unidad en Cristo me sorprendió», dijo Peter.

También nos habló sobre una reciente disputa social sobre el distanciamiento social debido a la pandemia. Los habitantes del pueblo, incluidos los creyentes, estaban divididos sobre el tema. Una parte estaba en contra de reunirse o saludar, pero la otra parte no quería dejar de sentarse juntos para orar y adorar.

Milagrosamente, esta disputa no tuvo ningún efecto negativo en la unidad de los creyentes de la aldea. En su lugar, acordaron estar en desacuerdo y respetaron los puntos de vista de cada uno.

Alabado sea Dios por estos bautismos. Verdaderamente, el Covid-19 no pudo evitar que estos creyentes declararan públicamente su fe en Cristo. Oremos por estos creyentes para que continúen creciendo fuertes en su fe y sean su sal y luz en su comunidad.


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