Editorial

IGLESIA, REGRESA

“Oh, almas adulteras ¿No Sabéis que la Amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4).

Recientemente sostuve una conversación con un amigo haitiano y me llamó mucho la atención una expresión que me dijo en ese intercambio sobre la situación espiritual en su país que señaló que: “En Haití un cristiano, tiene que ser un autentico cristiano” contrario a la flexibilidad que muchas veces observamos en esta parte de la isla.

Cuando le pregunté el porqué de su aseveración, me explicaba: Mire hermano allá existe un choque frontal claramente definido entre las tinieblas y la luz, sepa usted que el vudú representa el reino de Satanás, lo cual se practica abiertamente allí, así como el cristianismo autentico representa el reino de Cristo, en consecuencia allí no se puede jugar, pues usted está con Dios o sencillamente eres del diablo.

Luego de esta conversación estuve meditando en muchas cosas que están pasando hoy dentro del pueblo que nos decimos ser cristianos y es el motivo por el cual he querido titular este mensaje: IGLESIA, REGRESA. ¿Hacia dónde se ha ido la iglesia, que tiene que regresar? Es bueno que recordemos lo que la palabra nos revela en el misterio del matrimonio cuando en Efesios 5:25-27 nos señala: “Así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la Palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin manchas.”

Me pregunto ¿Podemos decir que la iglesia hoy, es gloriosa? ¿Es santa? ¿No tiene manchas, ni arruga? ¿Estamos nosotros como miembros de esta iglesia, escudriñando la Palabra, para saber que quiere el Señor de nosotros? ¿Realmente estoy convencido que al murmurar de mi hermano, estoy manchando la iglesia con lepra espiritual? Debo estar convencido que al oponerme o menospreciar a las autoridades que tiene la congregación, realmente me estoy oponiendo a lo que Dios ha establecido, pues si así lo establece la Palabra para las autoridades seculares, mucho más para las espirituales, tal como señala Romanos 13:1-2 que dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.”

Conozco una persona, si en el cuerpo o en el espíritu, no lo sé, lo cierto es que esa persona ejerciendo la posición de diacono en su congregación, en una ocasión observó una situación que estaba dándose en la relación de un padre con sus hijos y quiso dar ayuda a esa familia, pero fue rechazado porque el padre, que de hecho exasperaba a sus hijos, argumentó que el tenia suficiente experiencia, pues cuando ese diácono se convirtió al Señor, ya él llevaba muchos años en el evangelio, incluso ocupando posiciones dirigenciales en otras congregaciones.

Lo lamentable de ese caso es que esa familia continuó de mal en peor, llegando esos jóvenes no solo a la desobediencia, sino que además cayeron en pecados de fornicación, drogadicción y robos a su propia familia, pleitos y contiendas con relacionados y cuantas cosas no quisiera seguir detallando. Es que proverbios 16:18 lo dice claramente: “Antes del quebrantamiento es la soberbia. Y antes de la caída la altivez de espíritu.”

Piense usted amado y amada, cuantos casos similares a este estarán dándose al lado nuestro y con situaciones como esas la iglesia no puede exhibir gloria, pues si queremos ver la gloria de Dios, tenemos que humillarnos, porque al que se humilla Dios lo exalta, pero al que se exalta, Dios lo humilla.

La gente que está viviendo de espalda a Dios, está viendo lo que hace el pueblo de Dios y muchas veces son llevados a blasfemar el Santo nombre del Altísimo, como consecuencia de nuestras actuaciones y esto lo dice la Palabra, pues cuando David pecó con Betsabé y planificó la muerte de Urías, y vinieron las consecuencias de esos pecados, 2 Samuel 12:14 señala: “Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.” Ahora que ocurre que cuando esas personas han oído la Palabra y viene la fe, por el poder del Espíritu Santo, que le convence de pecado, de justicia y de juicio, entonces se convierten al Señor y al llegar a la iglesia no esperan ver lo que dejaron ahí afuera, esperan ver manifestada la santidad del pueblo de Dios.

Pero mis hermanos y hermanas no siempre es así, porque entonces el pueblo de Dios, hoy quiere estar copiando modas que le está imponiendo el mundo, con ropas que cuando no enseñan, estampan; con cortes de pelos que usted no distingue si es un mundano o es un cristiano y ya te tienen la respuesta: pues te dicen la santidad no está en la ropa ni en la recortada, y ciertamente es así no es la túnica lo que hace al monje, sino los hábitos, pero así como nuestro Señor dice que de lo que hay en el corazón, habla la boca, así también lo que tiene tu pensamiento es lo que tú vas a modelar.

Quiero ahora pasar a un punto que creo medular en el porqué este mensaje se titula IGLESIA, REGRESA. Si nosotros somos la herencia de la iglesia apostólica que nos narra el libro de los Hechos, tenemos que reconocer que aquella estuvo todo el tiempo bajo la dirección del Espíritu Santo, que le llenó de poder, para poder dar testimonio y ser testigo de Cristo en su sacrificio expiatorio para el perdón de nuestros pecados y darnos el don de la vida eterna.

Porque si aquella iglesia que decimos heredar, eran los ancianos los que oraban por los enfermos para que fueran sanados, hoy queremos depender del 911, cuando alguien se desmaya en uno de nuestros cultos o estamos presionando para que sean instalados consultorios médicos en las congregaciones para las emergencias dentro de los servicios, vayamos al capítulo 20 del libro de Hechos, allí encontramos que en una larga disertación de Pablo en la ciudad de Troas, un joven se quedó dormido y cayendo de la ventana de un tercer piso, y levantándole muerto, entonces Pablo descendió y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. Tenga por seguro mi hermano que si esto ocurre hoy, seguro estamos llamando al 911.

Hoy muchos líderes quieren estudiar psicología y siquiatría, porque dicen así pueden ayudar mejor a la congregación que dirigen. Y no es que este mal estudiar estas profesiones que tienen que ver con la conducta y/o comportamientos que desarrollan los seres humanos, pues esto le permite ejercer sus carreras respectivas como entes productivos en la sociedad, pero no me venga a decir a mí que esto es necesario o prioritario para que un ministro pueda desarrollar el llamado que Dios le ha hecho para la edificación de su cuerpo, pues recordemos que el mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas y a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos, para la edificación del cuerpo de Cristo, tal como lo señala Efesios 4:11-12.

El cristiano está llamado a desarrollar la mente de Cristo, creciendo en la fe y como dice Efesios 4:13 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” ahora bien ¿Cree usted que esto se logra en base a estudios seculares? ¿No sería más correcto, en términos espirituales, pedir el don de discernimiento, que buscar el conocimiento intelectual, para saber cómo piensa una persona?

La palabra nos dice en Juan 2:24-25 que Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Él conocía lo que había en el hombre” y es probable que usted me diga, si, pero eso era Jesús, porque Él es Dios, lo cual es correcto, mas yo estoy planteando la necesidad de que nosotros nos guiemos por el Espíritu Santo, porque Jesús nos prometió que el Padre lo enviaría en su nombre, y que Él nos enseñaría todas las cosas, y también nos recordaría todo lo que Él había dicho. (Juan 14:26).

¿A caso puedo yo ser testigo de Cristo y dar testimonio de su verdad, porque este envuelto en intelectualidad y academicismo? Perdonen mis amados y amadas, pero no puede ser así, pues sigue diciendo la Palabra: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Juan 16:13).

Y sigue diciendo el versículo 14: “El me glorificará, porque tomará de lo mío, os lo hará saber” porque hay una verdadera unidad en la trinidad de Dios y esta lectura nos muestra al Dios verdadero en su manifestación de tres personas, siendo un único Dios y es en esa unidad que la iglesia del Señor tiene que caminar con Él, tal como Jesús mismo lo pidió al Padre al interceder por nosotros en Juan 17:20–21 al decir: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.”

Nadie puede dar testimonio de lo que no conoce, por ello se hace necesario que la iglesia regrese a Dios, para que podamos glorificar el nombre de Cristo y esto solo es posible a través de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, recordando que hasta que estemos en este cuerpo de pecado que tiene que ser transformado, estaremos expuestos a la tentación de los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria del mundo, pero como dice Romanos 12:2 que: “No nos conformemos a este siglo, sino que nos transformemos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, para que comprobemos cual es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Fuente:
José Miguel Tejada Medina

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