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Celebremos un 2022 con alegría y reflexionemos su llegada con sabiduría

2022,  un año más. Sin dudas, el tiempo es una dimensión importante de la existencia que conduce a los mortales a pensar en su devenir misterioso e indescifrable.  Contamos los años con alegría o nostalgia, a veces con pesar y resabio, pero sin poder escaparnos de su rodar implacable.

En el Salmo 90 se  evoca la eternidad de Dios. El salmista perplejo y con súplica temblorosa, se remonta al misterio de la infinitud y grandeza del Creador. “Señor, tu has sido nuestro refugio por todas las edades. Desde antes que se formaran los montes y que existiera  el mundo, desde los tiempos antiguos hasta los postreros, tú eres Dios” (Salmos 90:2).

“Nuestros años se van como un suspiro”.  La brevedad de la vida humana contrasta con la grandeza insondable del Todopoderoso. Esperamos que  Señor  compense con una alegría profunda los años de abatimiento y dolor.  Señor “vuélvete a nosotros…Llénanos de tu amor al comenzar el día y alegres cantaremos toda nuestra vida”.  Nuestra suplica debe ser que, al contar los días, nos llenemos con el paso del tiempo de sabiduría, que no es otra cosa, que el conocimiento humano aplicado a las causas más justas y provechosas.

Con frecuencia limitamos nuestras metas y aspiraciones a logros de carácter material.  Consideramos que el año pasado ha sido bueno, en la medida que hemos alcanzado un nivel de vida más elevado en términos económicos. Sin  bonanza económica, el tiempo pasado tendemos a evocarlo con pesar  y lamento, no importando que otras bondades hayamos podido disfrutar.

En lo que tiene que ver con las expectativas futuras, concentramos toda nuestra capacidad de planificación en lograr el aumento de nuestros haberes. Y no es que esté mal el hecho de que nos fijemos objetivos de carácter económico. Esto está bien. Lo malo es cuando reducimos toda nuestra existencia a posibilidades económicas únicamente.

Es importante al iniciar un nuevo año, la determinación de mejorar las relaciones con nuestros  semejantes. Es importante pensar en cómo aportar más en nuestro entorno, en cómo ser más útil, en cómo compartir más con nuestros familiares y amigos.

Es tiempo para evaluar si nos hemos esforzado por servir a nuestros semejantes. Si hemos crecido en generosidad, amor y afabilidad. Ver en qué medida mejoró nuestra capacidad de esperar o de escuchar.

La propuesta de mejorar nuestra vivienda debe ir acompañada de la intención de mejorar nuestro hogar, comenzando de forma muy particular por uno mismo. La propuesta de adquirir un modelo más avanzado de auto debe ir junto a un decidido deseo de conducirnos mejor en todo. En este sentir está la clave de contar los años con sabiduría, tal como nos propone el escritor del Salmo 90. Felicidades en este año 2022.

Fuente:
Tomás Gómez Bueno

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