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Pensamientos y tus emociones

Las expectativas no cumplidas ponen en marcha un tren de pensamientos que lleva a la autodestrucción.  Algunos se autodestruyen comiendo de más, durmiendo de más, sacando gente de su vida.  Todos tenemos que aprender a detener ese tren.  Y la primera clave es hacer lo que hizo Elías; él fue a Beerseba.  Aquel era el lugar del pacto con Dios.  Aquello fue una renovación de un pacto.

Hay seis emociones básicas que podemos obervar en el proceso de Elías.

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres… 10 El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.”  1 Reyes 19:3-4,10

En estos tres versos, podemos identificar varias emociones comunes que son producto de un pensamiento erróneo dentro de este proceso:

  1. Preocupación.  Elíasrecibe una amenaza, y comienza a preocuparse.  La preocupación comienza a tomar preeminencia en el corazón de Elías, cuando Él se pone a sí mismo como lo más importante y se olvida de la misión que tiene que cumplir.
  2. Desesperación.  Elías se preocupa al grado tal que se desespera y sale huyendo.  Es cuando empiezas a tomar decisiones alocadas, inmediatas.
  3. Elías comienza a menospreciarse a sí mismo, a compararse con sus antepasados y a pensar que él no es mejor.
  4. Elías comienza a resentir lo que los otros no están haciendo.  Dijo: Solo yo he quedado; queriendo decir que los demás debían haber quedado con él, que debían estar de su lado.
  5. He sentido un vivo celo por Jehová.
  6. Se siente abandonado.

Esta es la secuencia de las emociones que experimentó Elías.  Una cosa son los pensamientos de desesperanza, de descontento; otra, las emociones o sensaciones.  ¿De dónde se producen?  Las emociones no se producen del evento, sino de tu manera de pensar acerca del evento o situación que estás viviendo.  La emoción es producto de un razonamiento equivocado, de una manera de pensar en un momento dado.  Reaccionas pensando unas ideas, y luego comienzas a experimentar ciertas emociones.

Hay varias actitudes que toma Elías en ese momento, que son las que provocan esas siete emociones.  Esas emociones no salen de la nada, sino de un patrón de pensamiento.  Tienes que tenerlos claros para que puedas identificarlos y evitar caer en la misma situación.

En primer lugar, en 1 Reyes 19, vemos a un hombre que decide dejar de pelear.  Ante toda situación, humanamente, hay dos reacciones: Pelear, o correr.  Ante un enemigo, ante un problema o amenaza, en cuestión de segundos, tú tienes que decidir si peleas o corres.  Si decides pelear, tu sangre corre a las manos; si decides correr, tu sangre va hacia tus piernas para que puedas hacerlo.  Mientras Elías decide pelear, no tiene que huir; pero el día que decide dejar de pelear, lo que le queda es huir.  Así que Elías decide dejar de pelear porque llegó a pensar que después de haber luchado tanto no tendría que volver a luchar.

Tus momentos de depresión, en ocasiones, es por esto mismo.  Luchas para saldar una deuda, y cuando lo alcanzas, pierdes aquello que estabas pagando.  Entonces te preguntas: ¡¿Cuánto más voy a tener que luchar en esta vida?!  Y la respuesta es que, en esta vida, tú vas a tener que luchar con algo hasta que te mueras.  Así que decide hoy que no vas a dejar de luchar porque si dejas de luchar lo que te queda es huir, correr.

No pienses que después de una grande batalla no vas a tener que pelear con más nada porque eso no va a pasar.  Ese fue el problema de Elías.  En el capítulo 18, vemos un hombre dispuesto a pelear con cuatrocientos cincuenta profetas de Baal; de repente siente una amenaza, y ahora quiere huir.  ¿No podía él haber enfrentado a Jezabel?  Podía decirle: Si no te arrepientes ahora, el mismo fuego te va a caer a ti.  Pero decidió correr porque pensó: ¿Luché tanto para tener que volver a luchar?

En tu vida, los momentos más bajos han sido después de luchar porque pensaste que llegaba la tranquilidad a tu vida, pero de repente tienes que pelear y comienzas a pensar: ¿Por qué?  Pero es que la vida es así; luchas y luchas, y después tienes que volver a luchar.  Tú tienes que entender esto.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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