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El poder extraordinario de la Oración

Una de nuestras más grandes ocupaciones durante este tiempo que estamos viviendo, es que la gente pierda el fundamento que, como creyentes, como cristianos, tenemos que tener en nuestras vidas.  Llevamos años ocupados porque entendemos que hay unos fundamentos doctrinales que la iglesia moderna, por ser sensible, sensitiva, no los aplica porque no los ve prácticos.  Muchos de nosotros fuimos criados en tiempos donde para todo se tenía que creer, todo se alcanzaba con oración, con ayuno; no había avances tecnológicos como los de hoy.  Nuestra iglesia siempre ha sido de avanzada; cuando nadie creía en la televisión, nosotros compramos nuestro primer canal, invertimos en eso.  Pero hay unas doctrinas, cosas básicas que, como creyentes, no podemos perder; podemos modernizarnos, ser sensibles, vestirnos más modernos, proyectar las letras de las canciones en grandes pantallas; antes teníamos himnarios, pero eran para el que venía de visita y no conocía las canciones; la idea no es reemplazar el que tú te conozcas la canción, la alabanza.  Tu Biblia física es importante; es maravillosa la tecnología, pero nada como sentarse con lápiz y papel.

De los fundamentos más importantes de nosotros, como creyentes, es tener una vida de oración.

La vida de oración de muchos se basa solo en lo que oran en la iglesia, pero tu responsabilidad como cristiano va más allá de simplemente un servicio.  No hay que ser cristiano para orar.  El ateo, el impío más grande del mundo puede orar.  Orar es una forma de acceder a Dios, y el impío puede orar.  Pero no puedes decir que eres cristiano, y no orar.

Tú puedes orar aunque no seas cristiano… pero no puedes decir que eres cristiano, si no oras.

Hay gente que dice ser cristiana, pero no ora.  No hay problema con que digas que cualquiera puede orar; es verdad, cualquiera puede hacerlo; el más impío, en su momento de dolor, sin importar su pecado, se puede tirar de rodillas, clamar a Dios, y Dios lo puede escuchar porque Él oye el clamor de un corazón sincero.  Así que, no hay que ser cristiano, creyente, para orar; pero no puedes decir que eres cristiano y no oras, no vas a la iglesia.  Es verdad que en tu casa tú eres la iglesia, y un edificio es un templo, pero la iglesia siempre va al templo.  Al templo no vas únicamente por ti, sino para motivarnos a la fe el uno al otro, para conectarnos, para vivir en comunión, en comunidad.

¿Cuál es la diferencia entonces entre un mundano que ora y un cristiano que ora?  La única diferencia entre uno que es mundano, secular, pecador que ora, a uno que ora como cristiano, es la relación.  Una cosa es orar al Dios distante al que clamas y pides misericordia, y otra cosa es el cristiano que ora porque tiene relación.  Son dos oraciones diferentes, tonos de voz diferentes, niveles diferentes.  La diferencia entre la oración de un secular y de un cristiano, se basa en una sola palabra: relación.

Hay gente que ora a un Dios que no conoce, pero tú oras a un Dios con quien tienes relación.

En el Antiguo Testamento, se oraba a Jehová, a Yahweh; nosotros oramos a nuestro Padre celestial.  Esta es una de las cosas que más controversia le trajo a Cristo porque no oraba a Jehová, sino al Padre: Padre nuestro que estás en los cielos; abba Padre.  Y hoy hay gente queriendo volver al Antiguo Testamento para orar a Yeshua; y esos son nombres de Dios, excelente; pero cuando tú crees que Jesucristo es el Señor y que él murió por ti en la cruz del Calvario, él removió todo aquello que nos separaba de él para siempre, y tú puedes tener una oración donde no le oras a Jehová, sino a tu Padre celestial, tu Padre que está en los cielos; esa es la gran diferencia.

La oración no tan solo construye una relación, sino que es parte de tu relación con Dios.

La comunicación entre una pareja no tan solo construye a la pareja, sino que, parte de la pareja es su comunicación.  Así que, tu oración no es tan solo para construir una relación porque tú tienes una relación por el Espíritu Santo, y definitivamente, cuando tú oras construyes relación, pero parte de tu relación es que tienes una comunión con Dios, una conversación con Él.

El verdadero nuevo nacimiento, la verdadera experiencia de salvación, siempre te va a impulsar a un verdadero y genuino deseo de relación con Dios.

Muchos pasan al altar disque a convertirse, pero vuelven a la misma vida.  El hombre que tiene una experiencia con Dios, anhela tener una relación con Él.  Tú sabes que una persona es salva porque ves en su vida, en sus palabras, en sus acciones, no perfección, pero sí el deseo de una verdadera relación con Dios.

Cuando una persona se convierte y experimenta la salvación, que no es otra cosa que volver a unirse a Dios, lo que quiere decir es que tiene que haber realizado que estaba separado de Él.  Realizas que estabas separado de Dios y que, sin Él, no podías hacer nada, te das cuenta de lo que Él hizo por ti en la cruz del Calvario, te das cuenta de la libertad de tus pecados, y que puedes tener una relación con Él, del beneficio de tenerla, y por lo tanto, ahora tienes ese genuino deseo de relación con Él, y no hay manera de tener relación con Él, si no es a través de la oración.

Mucha gente quiere avivamiento, que la iglesia crezca, pero tenemos que preguntarnos qué fue lo que pasó en los comienzos de la iglesia, que provocó que la iglesia creciera y trastornara las ciudades.  Y el primer elemento que vemos es la Palabra.

41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”  Hechos 2:41

7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”  Hechos 6:7

¿Por qué se multiplicaban los discípulos?  Porque crecía la Palabra.  El verdadero crecimiento viene porque crece la Palabra y crecen, entonces, los discípulos.

24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.”  Hechos 12:24

El primer elemento es siempre la Palabra.  El primer elemento que tenía la iglesia era la Palabra; no era hablar en otras lenguas ni un culto de avivamiento; era la Palabra.

49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.”  Hechos 13:49

A través de todo el libro de Hechos, vemos el énfasis en que lo primero era la Palabra.  La Palabra crecía, se predicaba la Palabra.  Cuando el Espíritu Santo dio el don de lengua a los discípulos, hizo que pudieran predicar la Palabra, que pudieran hablarla.  Así es que la iglesia se multiplicaba.  Y, luego de la Palabra, el segundo elemento que se enfatiza es la oración.

14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”  Hechos 1:14

42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”  Hechos 2:42

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.”  Hechos 3:1

La iglesia perseveraba principalmente en la Palabra y en la oración.  Sin embargo, si anunciamos culto de oración, se hace bien complicado que la gente asista.  La gente piensa: Yo puedo orar en mi casa.  Pero Pedro y Juan iban a la hora de la oración, una hora rutinaria, tenían una hora a la que tenían que orar de forma protocolar o rutinaria.

24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;”  Hechos 4:24

Esa expresión alzar unánimes la voz, según el texto original, lo que quiere decir es que oraron.

4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.”  Hechos 6:4

Dos cosas se enfatizaban en aquel tiempo: la Palabra y la oración.  Estos son los dos elementos que más se repetían; pero había cuatro elementos que no podemos permitir que ninguna pandemia nos quite de hacer; y no podemos permitirlo porque, como el enemigo no nos puede separar de Dios, nos quiere separar unos de otros porque sabe que juntos somos poderosos; uno echa a huir a mil, y dos a diez mil.  Así que el enemigo va a buscar la manera de ofendernos, de que peleemos.  El punto es que, si queremos ver lo que experimentaron en aquellos tiempos, hagamos lo mismo.  La fórmula ya está inventada, ¿por qué inventar una nueva?

41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”  Hechos 2:41-42

Iban a la iglesia a ser enseñados por la Palabra, compartían entre ellos, tenían comunión y oraban.  Pero tristemente, la oración para algunos se ha tornado aburrida, monótona; y ahí vemos la falla en la relación del hombre con Dios.  Si queremos que la iglesia tenga un impacto en la comunidad, tenemos que procurar esas cuatro cosas: enseñanza, compartir, comunión y oración.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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