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Buscando más intimidad con el Espíritu Santo

Recuerdo que en mi primer sermón hace como treinta y pico de años escogí a la mujer sunamita, uno de mis personajes favoritos de toda la Escritura, porque esta mujer es fascinante en términos de su carácter, su amor por Dios, su vida milagrosa y las verdades espirituales que ella encarna y que ilustra.

Entonces el pasaje en Segundo de Reyes en el capítulo 4 versículo 8, este pasaje comienza diciéndonos que: «Un día, Eliseo pasaba por un pueblo llamado Sunem, y había allí una mujer importante que le invitaba insistentemente a que comiese. Y cuando él pasaba por allí venía a la casa de ella a comer.»

Ustedes saben que en una novela o en una obra de literatura la forma de uno desarrollar un personaje y presentar su carácter no es tanto describiendo el temperamento o el carácter de la persona sino ilustrando su carácter a través de sus acciones, sus palabras durante una conversación, de esa manera el lector aprende cuáles son las características del personaje. No es necesariamente porque el narrador está describiendo: era así o de esta manera, o hacía esto o lo otro sino que las acciones y las palabras del personaje hablan por el personaje y le describen, le pintan al lector las características del personaje, y aquí comenzamos a ver el carácter y la vida, y la constitución espiritual de esta mujer.

Lo primero que se nos dice es que era una mujer importante. Eso quiere decir que esta mujer era una mujer de cierta alcurnia, cierto peso, cierto significado en su ciudad. No era una persona cualquiera, era una persona de sustancia, conocida probablemente en su comunidad, posiblemente su posición social era muy sólida y probablemente era una mujer de influencia, respetada en su comunidad.

Y otra cosa que nos dice aquí es que invitaba a Eliseo insistentemente a que llegara a su casa y comiera con ellos, con ella y su esposo, su familia, porque parece que ella vivía en una casa que estaba cerca del camino por donde esta mujer tenía oportunidad de ver al profeta pasar cuando iba de viaje a algún pueblo, a llevar a cabo alguna misión o algo por el estilo.

Ella había observado al profeta Eliseo y se había dado cuenta que se trataba de un hombre de Dios porque ella le dice más adelante a su marido que «este que siempre pasa por nuestra casa es varón santo de Dios, yo entiendo que es varón santo de Dios». En otras palabras esta mujer había discernido que este hombre era un hombre de Dios y entonces claro, tenía querer contacto con él.

Qué importante es que cuando nosotros discernimos la Presencia y la Obra de Dios en una persona que tratemos de entablar relación con ellos. Nosotros crecemos a través de las relaciones y las amistades que establecemos. Si usted quiere crecer espiritualmente será mejor que usted se pegue a gente que ama a Dios, cuya vida expresa los valores del Reino de Dios y que tienen una visión clara del Reino y de lo que es el carácter cristiano porque esas personas van a influenciarle tarde o temprano y van a formar su carácter.

Entonces esta mujer quería tener acercamiento con el profeta Eliseo, eso también nos indica algo, yo creo, acerca de su espiritualidad. Era una mujer espiritual que quería tener acercamiento a Dios y a las cosas de Dios. Vamos a ver más adelante que es una mujer que tiene mucho discernimiento espiritual y hasta profético, es una mujer de un carácter muy sólido, y ese es el tipo de persona que evidentemente Dios quiere bendecir y quiere premiar.

La Biblia dice que los ojos de Dios recorren toda la Tierra para descubrir aquéllos que tienen un corazón perfecto para con Él para bendecirlos y honrarlos. Qué importante que nuestro carácter, nuestra vida exprese los valores del Reino de Dios y esta mujer evidentemente quería intimidad con Dios, y al ver pasar a este varón de Dios por su casa ella no quería simplemente mirarlo desde lejos sino que ella quería que su experiencia, su unción, tuvieran impacto sobre su vida. No nos contentemos hermanos con una relación meramente superficial, vaga con Dios sino que busquemos entrarlo más de lleno a nuestra vida.

En este pasaje vemos a esta mujer continuamente buscando más intimidad, más acercamiento a este hombre que representa el Reino de Dios y por tanto ella es un ejemplo de ese tipo de espiritualidad que no se contenta con permanecer alejada en el margen de la vida espiritual sino que quiere entrar al centro, quiere intimidad con Dios, no quiere tibieza o mediocridad espiritual, no quiere una relación casual con Dios sino que quiere entrar en compañerismo, entrar en intimidad con el Espíritu Santo representado en este caso por el profeta Eliseo.

He aquí algunas verdades de este pasaje y continuaremos exponiéndolo en nuestra próxima meditación, que el Señor les bendiga.

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