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Tabernáculo Prensa de Dios levanta la voz de la victoria con la mano de Dios

Ante la gran realidad que vivimos, como sociedad colectiva y como cristianos evangélicos, nuestro rol  protagónico no debe continuar a la sombra del opio de la clase política y la modernidad en los días malos que nos ha tocado vivir, amén de que no es menos cierto que a partir de los principios bíblicos, nuestro norte debe de ser, primeramente, las leyes y derechos establecidos por el Reino de Dios y su Justicia, que son capaz de crear una nueva Nación, con fundamentos invencibles, tal como lo fuera el pueblo de Israel en la Antigüedad, salvando todos sus enemigos por la mano divina de Dios.

De modo que con estas evidencias satisfactoria, como Nación protegida de Dios, se hace necesario que toda la comunidad cristiana evangélica de República Dominicana tenga la visión del profeta Jeremías, quien fue usado por Dios  para levantar al pueblo de su Nación con los fundamentos, las columnas de los principios ordenado por Dios para una Nación fuerte, restaurada y arrepentida.

Nuestros trinitarios, encabezado por Juan Pablo Duarte, quien con su visión nos dio a entender que nuestra Nación tenía que ser libre y soberana, y como cristiano que era, ese fue nuestro destino.

Tabernáculo Prensa de Dios levanta su voz en clamor de oración, de rodilla, con las manos levantadas al cielo en señal de reconocer al Señor como el Todopoderoso y Padre amoroso, porque es el único que nos puede dar la paz y la seguridad en todas las esferas del núcleo social de nuestra Nación, conformada por la familia y la Iglesia.

Esa es la razón por la que nos habla la Biblia, que está profetizado que Dios establecerá a su pueblo como reyes y sacerdotes de toda la tierra en un Reino de Paz para demostrarle a los que no creyeran en su amor, poder y autoridad, y que él es nuestro universo, por la creación como seres humanos y como sus hijos, de modo que está establecido que el Cielo y la Tierra pasarán, pero su palabra permanecerá para siempre.

Cielo nuevo y Tierra nueva, 2 de Crónicas 7-14: «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieran de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra».

Dios lleva a cabo sus propósitos soberanos  en concierto con las oraciones de sus hijos e hijas.

Amén

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