
¿Alguna vez has notado cómo un aroma puede cambiar el ambiente? Así como un perfume puede cautivar, nuestras vidas también emiten una fragancia que influye en quienes nos rodean. Pero, ¿qué aroma estamos dejando? ¿Es un reflejo del amor, la paz y la bondad de Dios, o está marcado por la frustración, el cansancio y las luchas internas?
Esto me recuerda a Ester, quien antes de presentarse ante el rey, pasó por un proceso de purificación y preparación con mirra y perfumes. Este tiempo no solo la embelleció físicamente, sino que la preparó para su propósito. De la misma manera, Dios nos llama a rendirnos a Su Espíritu, permitiendo que Él purifique nuestro corazón y llene nuestra vida con Su fragancia celestial.
“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).
Cuando vivimos guiadas por el Espíritu Santo, nuestras vidas emanan un aroma que transforma no solo nuestro corazón, sino también el ambiente a nuestro alrededor. Pero este proceso requiere intencionalidad: rendir nuestras luchas, buscar Su presencia y permitirle trabajar en las áreas que necesitan transformación.
El Señor te dice hoy:
«Ven a mí y deja que llene tu frasco de alabastro. Permíteme perfumarte con mi amor, guiarte con mi paz y transformar tu vida para que seas un reflejo de mi gloria. Estoy esperándote.»
Una oración para hoy
Señor, quiero que mi vida sea el aroma de Cristo para quienes me rodean. Muéstrame las áreas donde necesito ser purificada y llena mi corazón con Tu Espíritu Santo. Ayúdame a manifestar el fruto del Espíritu en cada pensamiento, palabra y acción. Gracias por la transformación que estás llevando a cabo en mi vida y por la oportunidad de ser un reflejo de Tu amor. Amén.
Un reto para esta semana
Elige una cualidad del fruto del Espíritu que sientas que necesitas desarrollar más en tu vida (amor, gozo, paz, paciencia, etc.). Dedica tiempo a orar específicamente por esa área y busca maneras prácticas de cultivarla en tu día a día. Por ejemplo:
- Si elegiste la paciencia, practica escuchar más antes de responder.
- Si elegiste la bondad, busca intencionalmente una oportunidad para servir a alguien.
Mantén un registro de cómo estas acciones impactan tus interacciones diarias y reflexiona al final de la semana sobre lo que Dios está haciendo en ti.
Si este mensaje resonó contigo, mi libro Mujer Totalmente Nueva puede ser un recurso para acompañarte en este proceso. Es un devocional de 30 días diseñado para ayudarte a profundizar en estas verdades y vivir guiada por el Espíritu Santo. Visítalo en https://mujertotalmentenueva.
Amada, Dios ya está obrando en ti. Permítele llenarte con Su fragancia celestial y transformarte para reflejar Su amor en todo lo que hagas.
Con amor y oraciones,