Editorial

¡Como terminar e iniciar el año en victoria!

En este año 2015 que está a punto de finalizar han ocurrido muchas acciones positivas dentro del pueblo de Dios, en el momento en que la venida de Jesucristo está a la puerta, de acuerdo a las señales que últimamente hemos estado viendo, como el cambio climático, las guerras y rumores de guerra, la apostasía que ha venido afectando a congregaciones tanto en el país como en el exterior, las plagas y enfermedades como el VIH, el dengue, el cólera, el cáncer y la diabetes, entre otras.

En cuanto a nuestro país, las iglesias cristianas evangélicas, en el 2015, han realizado una serie de actividades, tales como células, cursos, enseñanzas doctrinales y teológicas, incluyendo campañas para la predicación del evangelio de Jesucristo en distintos puntos del país, con el fin de que haya un cambio radical en la vida de las personas que se han arrepentido de su pecado y recibido al Hijo de Dios, como su Señor y Salvador con el propósito de que sean efectivos y poderosos siervos de Dios.

Bendecidas sean las iglesias cristianas evangélicas que, en el 2015, no se han descuidado en que sus miembros desarrollen una vida de oración y ayuno, producto de lo cual han crecido tanto en número, así como también en su vida espiritual. También se mantienen alerta, obedeciendo la palabra, esperando, con gozo y alegría el arrebatamiento de la Iglesia de Cristo, que podría ser en cualquier momento.

Es muy común las supersticiones en los no conversos cada vez que termina y empieza un año nuevo: el color amarillo de la ropa interior, algunas monedas de cierto valor en un vaso, una vela de tal color, darle la vuelta a la manzana del barrio con una maleta, entre otras. ¿Para nosotros los creyentes cómo logramos terminar y empezar un nuevo año en victoria? Veámoslo a continuación.

1. EVALUANDO EL AÑO QUE PASÓ. ¿Cómo me fue? ¿Qué logré? ¿Qué faltó por lograr? ¿Qué metas y objetivos se alcanzaron? ¿Cuáles quedaron pendientes? ¿Qué podemos mejorar? ¿Por qué no fue mejor? ¿Por qué no se consiguieron algunas cosas? ¿En qué fallé y me equivoqué? ¿Cuáles fueron los errores que cometí? ¿Qué se dejó de hacer?

Estas preguntas nos pueden llevar y ayudar a realizar una buena y seria evaluación del año que terminó y al mismo tiempo nos da una vislumbre y una buena base para iniciar el otro año, el 2016 que nos espera; igualmente servirá como termómetro para saber que tan bien, regular o mal nos fue durante todo el año y nos ayudará para no volver a cometer los mismos errores y equivocaciones del pasado, como también mejorar algunas o muchas cosas que no nos favorecieron, pero sobre todo para ser prudentes, sabios e inteligentes (Hechos 14: 26-28).

2. TRAZANDO NUEVAS PROYECCIONES. De hecho fueron muchas las cosas que Pablo ya había logrado, conseguido, alcanzado, conquistado y sin embargo; se proyectaba hacía adelante para nuevos retos, alcances, etc. Ver tema los logros del apóstol Pablo (Filipenses 3: 12-16). Cuando terminaba un viaje misionero (VM) planeaba, proyectaba el otro realizando así varios viajes misioneros: el primero (Hechos13: 1-3), el segundo (Hechos 15: 36-41), el tercero (Hechos 19: 1-41).

3. INICIANDO EL AÑO SIN RESENTIMIENTOS. Qué bueno sería que podamos terminar el 2015 y empezar el 2016 sin rencores y sin resentimientos perdonando y olvidando: Se hace necesario perdonarse a sí mismo. ¿Cuántas personas inclusive creyentes se sienten y se creen culpables de sus infortunios, fracasos debido a sus equivocaciones y errores? ¿Cuántas personas inclusive creyentes se sienten y se creen culpables del mal que les han causado a los demás como lo vivieron los hermanos de José/Génesis 50: 15-21? También perdonar a los demás que nos han ofendido y causado daño, como lo hizo José con sus hermanos (Génesis 45-11; 50: 15-21), Jacob y Esaú (Génesis 33: 1-20), Pablo y Juan Marcos (Colosenses 3: 10; 2 Timoteo 4: 11).

El ejemplo más significativo de perdón es el de nuestro Señor Jesucristo en la cruz cuando dijo a los que lo crucificaron: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23: 34). Ya no más martirio pudiendo uno mismo perdonarse, perdonar y pedir perdón a Dios y a los hombres (1 Juan 1: 9; 1 Samuel 25: 1-44). ¡El perdón no es una opción (cuando quiera o sienta) sino una decisión!

Además del perdón debemos y tenemos que olvidar por el bienestar nuestro y sanidad del alma como lo hizo José (Génesis 41: 51, 52), Job (9: 27), Israel (Isaías 43: 18, 19), Pablo (2 Corintios 5: 17; Filipenses 3: 13). Hasta el mismo Dios perdona y olvida para siempre (Isaías 43: 22-25; Jeremías 31: 34; Miqueas 7: 18). No caigamos en la ignorancia de muchos cuando dicen: “lo perdono pero no olvido”.

El daño se lo están haciendo ellos mismos y es por eso que no son felices y se amargan la vida porque no están dispuestos a dar el brazo a torcer perdonando y olvidando. “Por eso David decidió caer en manos del Dios misericordioso que caer en manos del hombre que es duro de corazón” (2 Samuel 24: 12-17 [vr. 14]; 1 Crónicas 21: 9-19 [vr. 13]).

¡El orgullo también influye mucho! ¿Cuántas personas mejor prefieren perder y romper con la amistad, la relación y hasta morirse resentidos por no tomar la iniciativa de perdonar y olvidar y todo por la maldita soberbia?

4. HACIENDO TODO LO POSIBLE POR SALIR DE LAS DEUDAS. Muchas veces terminamos el año endeudado y en vez de ir saldándolas a medida como podamos para iniciar un nuevo año sin saldos pendientes seguimos endeudándonos. La Palabra de Dios (la Biblia) es clara en enseñarnos importancia de pagar lo que debemos (2 Reyes 4: 1- 7; Salmos 37: 21; Romanos 13: 7, 8). No hay cosa más degradante para una persona cristiana o no ser conocido y rotulado por la sociedad por mala paga. Además las Santas Escrituras son claras cuando dicen: “El impío toma prestado y no paga; más el justo tiene misericordia, y da” (Salmos 37: 21) (Salmos 112: 5-9). ¡Pecado no es fiar, prestar, etc., sino no pagar! ¡A pagar se dijo!

5. INCLUYENDO A DIOS EN NUESTROS PLANES Y PROYECTOS. Muchas veces somos buenos para planear, proyectarnos, trazarnos metas, objetivos, soñar, desear y mucho más, pero somos malos para involucrar e incluir al Señor nuestro Dios en nuestros planes, proyectos, sueños y deseos. ¡No es correcta esa actitud! Sobre todo porque sin Él no podemos lograrlo y nada podemos hacer como Jesucristo mismo y Pablo lo enseñaron (Juan 15: 1-17 [vr. 5]; Filipenses 4: 13). Aun hasta en los casos insignificantes debemos tener en cuenta a Dios en todo como el apóstol Pablo también lo hacía (Hechos 18: 21; Romanos 1: 10; 1 Corintios 16: 7), judíos creyentes (Hebreos 6: 1-3), Santiago (4: 13-17), el apóstol Pedro (1 Pedro 3: 17).

Si tenemos en cuenta estos concejos bíblicos aprendidos, terminaremos e iniciaremos un nuevo año en victoria, éxito y bendición.

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