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Vuelve al lugar del pacto

Hay todo un tren de pensamientos que se desata ante las expectativas no cumplidas, y todos tenemos que aprender a detenerlo.  Aprende a no establecerte expectativas erróneas.  El día que estés frente a un manjar, entiende que tienes esa oportunidad porque te la dio Dios; y el día que lo que tengas sea una sopa o arroz, también te lo dio Dios; saboréatelos igual porque al fin y al cabo, te los dio Dios.  Tú tienes que saber tener mucho y tener poco; tener, y no tener.  No importa dónde estés, tú tienes que saber que si te cierran unas puertas, se te abren otras.  Realiza esto.  No es que sea fácil, pero todos tenemos que detener ese tren.

Luego de tiempo luchando por alcanzar algo, cuando por fin lo alcanzas, algo sucede y pierdes todo; y lo primero que piensas es que perdiste todo ese tiempo y esfuerzo.  Tenías expectativa de tomarte un descanso, pero eso no va a ser posible ahora; y piensas que debiste renunciar mucho tiempo atrás, que eso hubiera sido mejor.  Y si tú no detienes ese tren inmediatamente, te va a llevar a la depresión, al descontento, y te tornas en alguien autodestructivo.

Aprende a ver momentos bonitos en tu vida.  Dios va a poner gente en tu camino que te va a agradecer por no haberte rendido.  Vale el esfuerzo hacer lo que estás haciendo.  Aprende a detener ese tren de pensamientos que parte de las expectativas no realizadas.

Lo primero que hace Elías es ir a Beerseba.  Beerseba significa el lugar del pozo del pacto.  Otros lo conocen como el lugar de los siete pozos.  Aquel fue el lugar donde Abraham hizo un pacto con Abimelec, y desde ese momento comienza lo que es la tierra prometida; eso es Beerseba.  Aquel era un lugar especial para los judíos porque fue el lugar donde comenzó a manifestarse naturalmente por el pacto de Dios, la promesa de la tierra prometida.  Y en el momento más crucial de tu vida, tú siempre debes volver al pacto que Dios tiene contigo y que tú tienes con Él.

Cuando comienza en tu mente a correr el tren, tienes que ir a Beerseba y decirle a tu mente: Yo un día decidí servirle a Dios, y no importa lo que pase, le voy a servir.  Tienes que dicirle a tu mente, como dijo Job: Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.  Era medio loco lo que estaba diciendo Job, pero aquella era una forma de salir de la depresión: Dios no quita, pero si Jehová me lo dio, y tú dices que me lo quitó, yo comoquiera le voy a adorar.

Tú tienes que llegar a la conclusión que llegaron los jóvenes hebreos: Creemos que Dios nos puede librar, sabemos que nos va a librar, y si no nos libra, comoquiera no te vamos a adorar, porque yo tengo un pacto con Dios.

Como dice Jacobo Ramos en su canción: Llévame al madero, llévame a la cruz.  Si tú quieres detener el pensamiento, cuando venga la desilusión, lo primero que tienes que decir es: Yo tengo un pacto con Dios; Él tiene un pacto conmigo.  Cuando alguien te traiciona y te abandona, tú tienes que decir como dice la Palabra: Aunque los hombres sean infieles, Dios siempre será fiel.  Eso es ir a Beerseba.  Es ir al lugar donde todo comenzó en tu camino con Dios.

Tú has tenido ese momento crucial en tu vida; un día en que dijiste: Esto comenzó porque Dios me dio una palabra, porque hice un pacto con Dios, porque tengo un llamado, porque un día cuando estaba perdido, le entregué mi vida al Señor.  Vuelve a ese lugar; y desde ahí, comienza a caminar lo que caminó Elías.  Pero el camino comienza ahí; el camino comienza en volver al lugar del pacto.

Oramos por que tú hoy vuelvas al lugar de tu compromiso con Dios; que vuelvas a entender que Dios tiene un pacto contigo, que tú entiendas que Dios te escogió.  Oye hoy la voz de Dios que te dice: Tú naciste para esto.  Tu éxito está en hacer aquello a lo que Dios te llamó.  No tendrías el mismo éxito en otra cosa, porque tú no naciste para otra cosa.  Cuando haces aquello a lo que Dios te llamó, Él te da el privilegio de hacer otras cosas y tener éxito, pero ten claro para qué tú naciste.  Porque cuando llegue el tren y te diga que fracasaste en una cosa, tú podrás decir: No importa porque yo no nací para eso.  Que nunca el tren corra más allá de lo que debe correr.  El día que te sales de lo que Dios te pidió que hicieras, entonces no podrás ver el futuro.  Si se te ha ido el tren, oramos por que ese pensamiento se detenga.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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