En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia. (Salmo 31:1)
Como lo indica el versículo de hoy, David tuvo gran confianza en Dios en medio de la aflicción. También dijo: “Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás. Sácame de la red que han escondido para mí, pues tú eres mi refugio” (Sal. 31:3-4).
Su confianza radicaba en el carácter santo de Dios. Un adecuado conocimiento de Dios es esencial para la estabilidad espiritual. Y la única forma de conocer a Dios es mediante lo que Él ha querido revelarnos de sí mismo en las Escrituras.