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Tu Ministerio… puede ser Enemigo Silente

En este fin de semana, después de pasar un domingo familiar en el museo de Las Casas Reales y disfrutar de mis hijos y mi esposa me puse a contar la cantidad de amigos que son líderes, pastores, cantantes que han perdido su matrimonio o que están pasando por un proceso difícil en el matrimonio o aquellos que la relación con los hijos está en crisis , les aseguro que fue alarmante la cantidad que pude contar (esos son los que conozco pero no quiero imaginarme los que viven con una máscara en nuestras iglesias). Después de hacer un análisis, me di cuenta que todos tenían algo en común y se llama MINISTERIO.

En muchas ocasiones nos envolvemos tanto en los afanes ministeriales que olvidamos atender a las personas más importantes en nuestra vida, nuestra familia y eso es ser MALOS ADMINISTRADORES DEL TALENTO QUE DIOS NOS DA (Mateo 25:14).

Había un pastor que estaba tan dedicado a la obra que todo lo que conseguía era para la iglesia, solucionaba tantas cosas para los hermanos, era alguien que para él TODO era el ministerio que Dios había puesto en sus manos. Este hombre tenía esposa e hijos. Un día muere el pastor y queda su esposa como pastora a cargo de la obra, pero los hermanos estaban acostumbrados al Pastor y deciden quitar a la viuda como pastora y prácticamente los abandonan. Esta mujer que soportó tantas noches sin su esposo, tantas veces pasando hambre porque su esposo daba lo que tenía para resolver problemas de otros por amor a la obra, ahora esta familia se encuentra sola, desamparada por aquellos que tanto su esposo le sirvió. El triste cuadro que ha quedado es, unos hijos y una mujer que no quieren saber de nada que se le llame cristiano y lo peor de todo es que odian al pastor, que era esposo y padre pero que no ejercía casi nunca esos roles y culpan a Dios por lo que pasan ahora.

fue una historia real que cuando la escuché de me llegó al corazón y me ha hecho reflexionar mucho en el tiempo que estoy dedicando a mi esposa y a mis hijos.

Todo tiene su tiempo (Eclesiastés 3) es decir, que hay tiempo para cada cosa y a veces se nos olvida que dentro del TODO esta nuestra esposa y nuestros hijos etc.
Queremos que cuando prediquemos, oremos o cantemos el Espíritu Santo restaure corazones, pero ¿Te has preguntado lo que está pasando en los corazones de los que viven contigo? “Dios te usa para otros” ¿Y qué esperas para que te use con los tuyos? Te invito a que leas Mateo 7:5

¿Dónde están los adoradores que la gente aclamaba hace algunos años atrás? ¿Dónde están los predicadores, evangelistas que la gente seguía hace años atrás? Ya no los aclaman, pero mucho menos nos interesa en saber si están bien o mal, si se alimentan o están pasando hambre. Esa es la dura realidad, fueron sustituidos por otros nuevos que con el pasar de los años les llegará ese momento amargo y ahí es donde me pregunto ¿Construiste un hogar fuerte para ese momento? ¿Sacaste tiempo para tus hijos? ¿Quieres que te brinden amor ahora si todo tu amor lo brindaste a la obra mientras ellos estaban hambrientos de tu cariño?

Pensemos en esto.

Johan Paulino

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