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Sobre el 4%

Una de las grandes conquistas del último decenio es el 4% del PIB para la educación. Esto ha sido tema de muchos artículos, y en todos subyace la preocupación manifiesta de qué hacer con esos fondos y cómo administrarlos.

En un primer momento, debido al déficit de aulas, se le dio preferencia a la construcción de escuelas y liceos en toda la geografía nacional, pero, últimamente, los esfuerzos van más encaminados a la capacitación y adecentamiento de los maestros.

Durante muchos años, el ser profesor era condenarse a una vida de pobreza y burlas. Un salario irrisorio, una vida de precariedades, el tener que cumplir varios horarios consecutivos, un maltrato sistemático, todo eso caracterizaba a los docentes, pero lentamente se les ha ido ajustando el sueldo y se les ha ido capacitando y valorando.

Veo con buenos ojos que el Ministro del ramo, el señor Navarro abogue por el buen manejo de esos recursos y de priorizar en lo relevante (maestros). El asunto, como he señalado en otras columnas que han versado sobre el tema, no es el porcentaje. Panamá tiene un 5%, pero más de un 60%, es decir un 3% se va en pago de nómina.

Lo relevante es la buena gestión de esos recursos escasos que vienen vía presupuesto y que las autoridades receptoras realmente sepan cómo optimizar cada peso. Invito y exhorto a las autoridades a que sigan en sus esfuerzos de capacitar a los profesores en el marco de la denominada revolución educativa, ya que son éstos quienes deben aplicar y enseñar metodologías y contenidos a los alumnos, y quienes deben enseñar a estos a ser un ente capaz de resolver problemas, convirtiendo la teoría vista en las aulas en una respuesta a un problema con que se encuentren.

Tenemos que incentivar a que los profesores enseñen a razonar y a ser prácticos, ya que la vida les exigirá cada día más eso, el ser capaz de ser eficiente, eficaz y no gastar muchos recursos en dicha solución. Si lo logramos, estaremos ante otra patria en poco tiempo, una donde se respetará la ley, donde habrán valores y donde se podrá confiar en el prójimo.

Fuente:
Dr. Néstor Saviñon

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