Es fundamental fortalecer el liderazgo dentro de la comunidad cristiana con una visión integral que fomente la unidad y el bienestar de nuestra nación, República Dominicana. La transformación que anhelamos sólo será posible si priorizamos la oración, la enseñanza de la Palabra de Dios y un testimonio de vida que inspire a otros.
Nuestra fe y esperanza descansan en el poder divino, como nos recuerda 2 Crónicas 7:14: «Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.»
Este llamado nos invita a vivir con integridad y amor, promoviendo la paz y la justicia en todos los ámbitos de nuestra sociedad. La verdadera transformación comienza en cada corazón que decide caminar en obediencia a Dios, reflejando Su luz en la familia, la iglesia y la nación.
Visualizamos una República Dominicana fundamentada en valores sólidos, donde la verdad nos guíe hacia la libertad y el bienestar colectivo. Como Jesús enseñó en Juan 8-32: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» Que nuestra fe nos impulse a construir un país más justo, unido y lleno de esperanza.
