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Odio sin causa

Si su Señor fue aborrecido sin causa, no esperen tener una vida tranquila en este mundo. Si su Señor estuvo sujeto a todo este menosprecio y a todo este dolor, ¿suponen ustedes que siempre pasearán a lo largo de este mundo en un carruaje? Si así lo suponen, estarán maravillosamente equivocados. Como su Señor fue perseguido, ustedes deben esperar lo mismo. Algunos de ustedes nos compadecen cuando somos perseguidos y despreciados. ¡Ah!, guarden su piedad, guárdenla para aquellos de quienes el mundo habla bien; guárdenla para aquellos contra quienes el ¡ay! es pronunciado: “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!” Guarden su piedad para los favoritos de la tierra; guarden su compasión para los señores de esta tierra, que son aplaudidos por todos los hombres. Nosotros no les pedimos conmiseración; es más, señores, en todas estas cosas nos regocijamos, y “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que las cosas que nos han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio.” Y contamos como gozo cuando caemos en todo tipo de pruebas, pues nos alegramos porque de esta forma el nombre de Cristo es conocido y Su reino es extendido.

No permitas que se regocijen a costa mía los que injustamente son mis enemigos, Ni que guiñen el ojo con malicia los que sin causa me aborrecen.
Salmos 35:19 

La otra lección es, traten de que, si el mundo los odia, los odie sin causa. Si el mundo va a oponérseles, no tiene caso que provoquen que el mundo se les oponga. Este mundo es lo suficientemente amargo, sin necesidad que yo le ponga vinagre. Algunas personas se figuran que el mundo los perseguirá; por tanto, se ponen en una posición de lucha, como si estuvieran invitando a las persecuciones. Ahora, yo no veo qué bien se deriva de hacer eso. No intenten ni provoquen que otras personas los aborrezcan. Realmente, la oposición a la que se enfrentan algunas personas no es por causa de la justicia, sino por causa de su propio pecado, o por causa de su propio carácter ofensivo. Muchos cristianos conviven en alguna casa: tal vez una sirvienta cristiana; ella dice que es perseguida por causa de la justicia. Pero ella posee una mala disposición, algunas veces habla con dureza, y luego la señora de la casa la regaña. Eso no es ser perseguido por causa de la justicia. Hay otra persona, un comerciante en la ciudad, tal vez; él no es visto con mucha estima. Él dice que es perseguido por causa de la justicia; pero en realidad es que no mantuvo un descuento ofrecido hace algún tiempo. Otro dice que es perseguido por causa de la justicia; pero anda por todos lados asumiendo autoridad sobre los demás, y de vez en cuando las personas le responden y le reconvienen.

Pueblo cristiano, cuídate de que si eres perseguido, sea por causa de la justicia; pues si te persiguen por tu causa, debes aguantar las consecuencias. En las persecuciones que tú mismo provocas por tus propios pecados, Cristo no tiene nada que ver; son castigos sobre ti mismo. Aborrecieron a Cristo sin causa; entonces no teman ser aborrecidos. Odiaron a Cristo sin causa; entonces no provoquen el ser odiados, y no den al mundo ningún motivo para ello.

Y ahora, ustedes que odian a Cristo, que pudieran amarle. ¡Oh, que Él viniera a ustedes ahora! ¡Oh, que se manifestara a ustedes! Y entonces seguramente lo amarían de inmediato. El que cree en el Señor Jesús ciertamente lo amará y el que le ama será salvo. ¡Oh, que Dios les dé fe, y les dé amor, por Cristo Jesús! Amén.

Pero ellos han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su Ley: ‘ME ODIARON SIN CAUSA.’
Juan 15:25

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