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No fuimos creadas para trabajar apartadas de Dios

Siempre que compramos algún aparato electrodoméstico, lo primero que hacemos después de pagar su precio, es consultar las instrucciones del fabricante y entonces descubrimos muchas cosas que no sabíamos y que son las que nos permitirán ponerlo a funcionar adecuadamente para que cumpla el propósito para el cual fue diseñado. A ninguna persona se le ocurriría comprar un microwave y no indagar para que se utiliza cada botón o que recipientes se pueden introducir en él. De no tomar precauciones y estudiar como funciona, lo más probable es que nos estemos arriesgando a provocar un desastre irreparable.

Nosotros también somos como los electrodomésticos, se nos diseñó para un uso y un propósito determinado que rara vez cumplimos porque tenemos el defecto de hacer funcionar este aparato perfecto que somos sin leer el manual de instrucciones de nuestro fabricante, lo cual provoca que su funcionamiento sea defectuoso. Cuando esto sucede, es imposible cumplir con el proyecto para el cual fuimos creados.

El precio no nos preocupa, ya fuimos pagados de antemano, incluso muchos años antes de ser fabricados y fue un precio muy alto, ni siquiera aceptaron monedas, hubo que pagarlo con sangre y sangre preciosa, pero eso no es importante para muchos, escuché a una persona decir en una ocasión que cuando no se pagaba por algo, no se le daba valor, no fue nuestra sangre la derramada, por eso, sencillamente, lo obvian e introducen en ellos cosas nocivas que los llevan al desastre, se fijan, ¡funcionamos muy parecido al micro!, la diferencia está en que este no tiene libre albedrío y nosotros si. Podemos escoger si nos llenamos de basura o de cosas edificantes, si vemos pornografía o leemos el manual de instrucciones de nuestro fabricante.

Nuestro manual de instrucciones es la Biblia, Palabra Santa de nuestro hacedor; el hombre que la ignore provocará desperfectos técnicos que pueden llevar al colapso de su sistema. No fuimos diseñados para trabajar apartados de Dios, fuimos diseñados para vivir aferrados a Él cada día, si este principio no se cumple en nuestra vida, entonces somos objetos inútiles, nuestra utilidad proviene de la energía que imprime Dios en nosotros.

Por suerte, no siempre los daños son irreparables, si después de un tiempo de tratar de funcionar a nuestro antojo, decidimos buscar al fabricante, nos daremos cuenta que Él aun permanece esperando, de forma inmutable, que vayamos a preguntarle, ¿Cómo hacemos para que nuestra vida funcione de manera correcta? Él siempre tiene la respuesta, ¡es increíble!, en nuestro manual hay soluciones para cada mal funcionamiento, nada se le escapó a Dios, claro, tenemos un fabricante perfecto y esmerado, que no deja cabos sueltos y que vela por nosotros de forma permanente aun cuando no nos demos cuenta o más bien, no lo tomemos en cuenta.

Es mucho más fácil, leer el manual a tiempo, a tener que hacer reparaciones tardías que a veces son extremadamente costosas. Toma tu manual de instrucciones, no te arriesgues. Solo así podrás cumplir eficazmente el propósito para el que fuiste creado.

Fuente:
Milagros García Klibansky

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