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En vez de quejarnos tenemos que tener paciencia unos con los otros

La prueba debe producir paciencia con lo demás. El apóstol Santiago implica que no tenemos que quejarnos unos con los otros, pero tratar de restaurarnos mutuamente con paciencia.

Yo creo que en las congregaciones se necesita esa paciencia de los hermanos unos con los otros. Para que en una iglesia haya harmonía es tan importante que nos perdonemos unos a otros, que suframos los agravios, que tomemos una visión a largo plazo de esas personas problemáticas que necesitan alguien que los guíe, que los tolere, que tenga paciencia con ellos cuando hacen cosas que son ofensivas a los demás hermanos, que tengamos paciencia para aquéllos que llegan a la fé con una cantidad de ideas erróneas y defectos de carácter y que los recibamos poco a poco para que puedan llegar a donde tienen que llegar.

O también cuando las personas pecan u ofenden de alguna manera, o tienen una caída espiritual que también podamos tolerarlos y llevarlos poco a poco a un nivel más alto de crecimiento espiritual. Pienso por ejemplo en lo que dice otro pasaje del apóstol Pablo donde él dice que: «Hermanos míos si alguno fuere sorprendido en alguna falta vosotros que sois espirituales restauradle con espíritu de mansedumbre mirándote a ti mismo, no sea que tu también caigas.»

Es decir nosotros tenemos que tener paciencia. En vez de quejarnos de esas personas que caen debemos simplemente restaurarlos con paciencia, con amor, con mansedumbre, llevarlos a través de ese proceso de restauración. Pablo habla también en otro pasaje de que es preciso que los Pastores y los maestros sean pacientes con las personas, que no sean rencillosos o conflictivos o impacientes y que puedan llevar a las personas poco a poco a través del proceso de la santificación.

En el pastorado hay que ser pacientes. En la vida matrimonial tiene que haber paciencia en lo que nuestro cónyugue va crecienco o cuando nos ofendemos unos a otros. En la paternidad o la maternidad hay que ser pacientes unos con otros para ser buenos padres con nuestros hijos. Es decir en todas estas circunstancias, en lo que tiene que ver con las relaciones sociales y las relaciones con los demás es importante ejercer este carácter de la paciencia. En las comunidades no puede haber harmonía si no hay paciencia entre las personas que componen esa comunidad.

Entonces vimos que el apóstol Santiago en los versículos anteriores habla de paciencia con respecto a la Segunda Venida, ahora otra razón es esta idea de que tenemos que tener paciencia unos con los otros. En vez de quejarnos y vivir continuamente molestándonos con los errores aún con nosotros mismos también que cometemos debemos ser pacientes y tomar esa visión a largo plazo que es la misma visión que Dios toma para con nosotros, con respecto a nuestro proceso de santificación. Dios les bendiga y continuaremos más adelante.

Fuente:
predicas.org

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