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Cueste lo que Cueste

Hay conceptos en la palabra del Señor que nos ponen en perspectiva lo que es evangelizar.  A través del Nuevo Testamento, vemos varios momentos en que nuestro Señor motiva, inspira a que se predique el Evangelio.  La versión en inglés dice The Good News.  En otras palabras: predica las Buenas Nuevas del Evangelio de Cristo.

El problema de esos términos es que la gente los confunde.  Buenas Nuevas del Evangelio no quiere decir que el Evangelio es fácil, agradable o que no vale nada o no tiene precio.  No confundas Buenas Noticias con noticias fáciles, agradables o sin costo.  La iglesia ha caído en ese error, haciéndoselo fácil a la gente, sin pagar precio, y agradable.  Ahí es donde fallamos.

El hecho de que sea una buena noticia no quiere decir que sea fácil, agradable, cómoda; todo lo contrario.  Pero cuando confrontamos esta realidad, nos ponemos a la defensiva, sin darnos cuenta de cuál es el verdadero trabajo que nosotros tenemos que hacer.

Cuando predicamos el Evangelio, no es fácil seguir la Palabra, separarnos del mundo.  Servir a Cristo, ¿ha sido fácil para ti?  Si ha sido fácil, revisa si le estás sirviendo como deberías servirle porque el Evangelio no es tan fácil.  Mantenerte puro en un mundo lleno de impurezas no es fácil.  Pararte firme y no tomar una mala decisión no es fácil.  No adelantar tu negocio o tu empresa porque no estés dispuesto a aceptar corrupción, mientras otros sí lo hacen, no es fácil.  Vivir en un mundo donde te van a acusar y te van a poner presión porque tú dices que eres cristiano no es fácil.

Vivimos en un mundo hostil.  No es fácil evangelizar, y no es fácil vivirlo.  El llamado del Evangelio son buenas nuevas, pero no quiere decir que sea fácil.

Predicar el Evangelio no quiere decir que sea igual a agradable.  No todo lo que hacemos en Dios es agradable, no es cómodo.  Hay decisiones que vamos a tener que tomar que van a ser incómodas, complicadas, que no todo el mundo las va a entender, que nos van a poner en una posición incómoda, pero ese es el Evangelio, las Buenas Nuevas; no quiere decir que sea agradable, que sea cómodo.

Decir Buenas Nuevas del Evangelio no quiere decir que no tengan costo, que no hay un precio que pagar, que esto no vaya a conllevar un precio.  Cuando predicamos el Evangelio, cuando vamos a discipular, hay un costo que tiene que ser dirigido en tres direcciones:

  1. El hecho de que tú no hayas pagado nada por tu salvación no quiere decir que no costó nada.  El precio más grande por tu salvación lo pagó nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.  Había una deuda por tu pecado, por tu pasado, por tu ayer, por tus problemas, por todo lo que el hombre había hecho a través de la historia.  Él pagó el precio por ti en la cruz del Calvario.  Y el Evangelio es dejarle saber a la gente que la libertad que podemos experimentar en nuestra vida tiene un precio que tú no pagaste, que lo pagó él por ti en la cruz del Calvario.  Él entregó su vida, dejó de ser igual a Dios para ponerse en forma de hombre y salvarte; pero tiene un costo.  No es gratis.  El hecho de que tú no pagues, no quiere decir que sea gratis.  Esa es la mala percepción que tiene la gente con el Internet, por ejemplo, que piensan que todo debe ser gratis.  Algunas cosas quizás puedan darse “gratis”, pero aun las que se dan gratis, alguien tiene que pagar el costo.  Para poder predicarte, alguien tiene que estudiar, alguien tiene que grabar, alguien tiene que editar, hay que tener Internet para subirlo; alguien tiene que pagar el precio.  El hecho de que tú lo recibas sin costo no quiere decir que no haya tenido costo.
  2. A todos nos va a costar siempre algo en nuestra vida personal.  ¿Acaso no dice la Palabra: toma tu cruz y sígueme?  Te va a costar.  Te va a costar estudiar la Palabra, ir a la iglesia, evangelizar.  Un día cuando tengas tu grupo en casa, te va a costar un día de tu semana después de tu trabajo, te va a costar abrir tu casa para discipular a alguien.  Te va a costar.  Te va a costar tiempo, te va a costar no ir al cine o a un restaurante esa noche; te va a costar salir de tu casa para ir a orar por alguien.  Hay un precio que pagar.  Te va a costar dejar tu vieja vida, tu pasado; hay un sacrificio, un esfuerzo que vas a hacer, no para ser salvo, sino porque eres salvo.  Cuando entiendes el precio que él pagó, lo que a ti te cuesta pagar no es nada en comparación.  El sacrificio que tú tienes que hacer, jamás es nada con el sacrificio que él hizo.  Cuando te enamoras y entiendes el sacrificio que él hizo, te das cuenta que lo que te pide que tú hagas es nada comparado con lo que él hizo por ti en la cruz del Calvario.  Pero te va a costar.  Te va a costar esfuerzo, trabajo.
  3. Predicar el Evangelio tiene un costo económico.

11 Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12 Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13 diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. 14 Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15 Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.”  Mateo 28:11

¿Qué querían los religiosos?  Que nadie dijera que Cristo resucitó.  Así que, la tumba estaba vacía y, cuando ellos se enteran, van donde los soldados que estaban allí velando.  Les pagaron mucho para que dijeran que se lo robaron mientras ellos dormían.  Se iban a meter en problemas con el gobierno, aquello era cuestión de muerte; pero les pagaron y les dijeron que les defenderían ante el gobierno para que dijeran una mentira.  Y esa mentira dice hasta hoy que se lo robaron.  ¿Por qué?  Porque estuvieron dispuestos a hacer dos cosas: pagar mucho dinero y manipular al gobierno.  Y hoy la gente no se da cuenta que las mentiras que oyen es porque el mundo está dispuesto a poner mucho dinero y manipular al gobierno.  Pero la iglesia no quiere invertir mucho dinero ni influenciar al gobierno.

El legado más grande que podemos dejar a las próximas generaciones es gente discipulada, transformada por el poder de la palabra de Dios, cueste lo que cueste.  Si nos cuesta tener una emisora de radio, la compramos.  ¿Un edificio?  Lo compramos.  ¿Un canal?  Lo compramos.  ¿Una escuela?  La compramos.  Cueste lo que cueste porque allí le vamos a enseñar a la gente el poder transformador de la palabra de Dios para que, de ser nadie, se conviertan en alguien; para que sean lo que Dios quiere que sean.

Buenas Nuevas no quiere decir que sea fácil o cómodo o agradable, y tampoco quiere decir que no tengan costo.  Tenemos que predicarle a la gente que Jesucristo vino, murió por nosotros en la cruz para hacernos salvos.

4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.”  1 Juan 4:4

En este capítulo está hablando del anticristo, y dice que está entre nosotros; son malos, son traidores.  Pero mayor es el que está en ti que el que está en el mundo.  En otras palabras, no cedas al mundo, no vuelvas atrás; puedes vencer sobre la tentación, sobre el pecado; puedes tener la victoria por el poder que habita en ti; puedes renovar tu mente, levantar tu matrimonio, transformar tu vida, cambiar, hacerte una persona de bien, vivir una vida plena, confiado, seguro.  Mayor es el que está en ti que el que está en el mundo, y ese ya venció al mundo.  Esa es la buena nueva del Evangelio, que el que está en ti ya venció al mundo, que la victoria te pertenece, que solo tienes que obedecer su palabra, aceptarlo en tu corazón, obedecer su palabra y permitir que su poder nos transforme todos los días de tu vida.  Esa es la gran comisión que tú tienes que cumplir, en el nombre poderoso de Jesús.

Deja de tenerle miedo a la vacuna y al chip, al nuevo orden mundial.  Ningún orden mundial es más grande que el poder que está dentro de ti, y mientras estás pendiente del orden mundial, hay familiares tuyos en desorden, tu vecino está en desorden, tu vida está en desorden porque piensas que evangelizas, pero evangelizar es llevar a la gente a que obedezcan la palabra de Dios.  No estés tan preocupado por el orden mundial; ve donde tu vecino y no tan solo le des de comer; siéntate y háblale la palabra de Dios, háblale del poder transformador.  Si no te quiere oír, vuelve y háblale, predícale.  Las palabras tienen poder, pueden transformar.  Tal vez tú no lo veas; dirás como Pablo: uno sembró y otro regó, pero el crecimiento lo da Dios.  Quizás tú solo inicies la primera etapa de la transformación de esa persona, pero en vez de estar pendiente a lo que el mundo está haciendo afuera y tenerle miedo, discipula, gana almas, enséñales a amar a Dios sobre todas las cosas, y que sepan que mayor es el que está en ellos que el que está en el mundo

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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