Voz del Tabernáculo

Purificación y limpieza. un llamado a la sinceridad en nuestro arrepentimiento y la búsqueda de una vida íntegra a Dios

El profeta Ezequiel, en este pasaje 36-25-28-transmite un mensaje poderoso de renovación y restauración espiritual. Dios habla directamente al pueblo de Israel, prometiéndoles no sólo liberación, sino una transformación total desde el interior. La clave de este mensaje está en la purificación, la renovación del corazón, y la infusión del Espíritu de Dios en el ser humano. Purificación y limpieza: “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias”. Este acto simboliza el deseo de Dios de limpiar al pueblo de toda corrupción y pecado. Para nosotros hoy, representa la promesa de que, a pesar de nuestras fallas y pecados, Dios está dispuesto a purificarnos y darnos una oportunidad nueva. Es un llamado a la sinceridad en nuestro arrepentimiento y la búsqueda de una vida íntegra

Un corazón nuevo y un espíritu nuevo: “Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros”. La transformación que Dios ofrece no es superficial; es profunda y genuina. Un corazón de piedra representa la indiferencia, la dureza, la falta de compasión y sensibilidad hacia Dios y los demás. Dios quiere reemplazarlo con un corazón de carne, uno que siente, que ama, que se mueve por su voluntad. Este cambio interior nos recuerda que nuestra relación con Dios debe ser auténtica, y no solo de apariencia.

Y nos promete que La presencia del Espíritu Santo: “Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos”. Dios no solo promete un cambio en nuestra naturaleza, sino que nos equipa con Su Espíritu Santo para guiarnos y darnos la fuerza para vivir conforme a Su voluntad. Este versículo resalta que no estamos solos en nuestra jornada espiritual; la presencia de Dios nos capacita para obedecer sus mandamientos, superar las pruebas y reflejar su amor en nuestras acciones diarias. Vivir conforme a sus preceptos: “Haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”. No basta con ser transformados interiormente; esa transformación debe manifestarse en nuestro comportamiento. Dios espera que, con un corazón renovado y guiados por su Espíritu, pongamos en práctica sus enseñanzas y caminemos en santidad y justicia.

Aplicación a nuestras vidas
Este mensaje nos invita a examinarnos profundamente. ¿Hemos permitido que Dios limpie nuestras impurezas y rompa con los ídolos, sean físicos o emocionales, que nos alejan de Él? ¿Hemos aceptado su promesa de un corazón y espíritu renovado? La vida cristiana no es solo una serie de normas; es una transformación continua en la que Dios cambia lo más profundo de nuestro ser y nos capacita para vivir de acuerdo a su propósito.

En la práctica, significa orar sinceramente por un corazón sensible a su voz, estar dispuestos a dejar atrás actitudes endurecidas y permitir que el Espíritu Santo obre en nosotros. Es un proceso diario, pero con la certeza de que Dios cumple su promesa y su obra en nosotros es fiel y perfecta.La gloria sea para Dios.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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