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¿Por qué es necesaria la salvación?

Después de la caída del hombre, el mundo vive en una carencia espiritual. Esa carencia espiritual causa un gran vacío en el corazón del hombre, el cual sólo Dios puede llenar. A Causa de ese vacío, el hombre se ha convertido en un ser cruel, egoísta, irracional, amigo del mal; lleno de vicios, pensamientos negativos y conductas negativas. Esta forma de vida nos impide llegar a la estatura de un varón perfecto como Dios desea que seamos.

Además, ese vacío impide el alcance de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13). Vivimos todos en un mundo pecaminoso y lleno de confusión. La Biblia dice que el “mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). O sea, hay un enemigo en el mundo que nos hace guerra, nos quiere entretener en eternas confusiones e impedir nuestra relación con Dios, el creador.

¿Cómo podemos escaparnos de esas confusiones? La solución es aceptar la salvación que Dios nos ofrece por medio de su Hijo Jesucristo.

Por eso, la salvación es necesaria. Porque la única manera de poder escaparnos del poder del maligno es aceptar a Cristo para que su salvación nos alcance. Si tenemos a Cristo, no importa que pase la muerte, porque sabemos que nuestra vida está asegurada en Él. Si la tierra se destruye, tenemos donde refugiarnos. Si Cristo viene, mucho mejor, subiremos y reinaremos con Él para siempre. Es la única esperanza que tenemos y El es lo único que nos queda.

La Sagrada Escritura dice que Cristo viene a buscar a su iglesia. Una iglesia pura, sin mancha, ni contaminación. Una iglesia que vence al maligno y que tiene en alto la bandera de la salvación, de la fe, de la esperanza, de la perfección y de la entera santidad. (I Tesalonicenses. 4:16-18).

¿Estás-tú preparado para reinar con Cristo? La salvación es necesaria porque nos salvará de la ira de Dios y del juicio que azotará la tierra.

Dios cuenta con un pueblo que le alaba y que vive en constante comunión con él. Dios está ofreciendo su amistad con el hombre, a través de su Hijo Jesús.

La Biblia dice que nosotros somos pueblo de Dios; somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. (1 Pedro 2:9,10).

¿Se puede decir que todos somos el pueblo de Dios? La respuesta es no. Son los que han alcanzado la misericordia de Dios como lo dice el verso 10. Los que han entregado humildemente su corazón a Él, y no han sido rebeldes a su llamado. Éstos son verdaderamente los que forman el pueblo de Dios, el cual constituye la iglesia real que Cristo viene a buscar.

La Iglesia de Dios
Muchos creyentes tienen dificultad de entender el término de la “Iglesia”. Se llaman, a veces, iglesia al edificio en el cual se reúnen para adorar a Dios. ¿Acaso se puede llamar iglesia a un edificio (cuatro paredes más el techo) si ningún creyente se reúne allí para profesar su fe?   El edificio o el lugar donde nos reunimos no es más que un templo.

¿Qué es un templo? Es un edificio o un lugar público destinado exclusivamente a un culto. La Biblia nos habla acerca del templo de Jerusalén, construido por Salomón (1Reyes 6:37, 38; 2 Crónicas 5:1), el cual fue destruido por Nabucodonosor en el año 586 A.C. el año en el cual llevaron también a Judá al exilio a Babilonia (2 Crónicas 36:17-21). Ese templo se habrá de reconstruir más tarde, en el año 516 A.C., cuando regresa Judá del exilio (Esdras 6:15). En el N.T., el templo designa el cuerpo del creyente en el cual mora el Espíritu Santo (1Corintios 3:16; 6:19); y a veces la iglesia de Cristo en su asamblea o la casa de Dios (1Timoteo.3:15).

Todos nosotros que creemos y aceptamos a Cristo conformamos la iglesia de Dios. Por ella que Jesucristo murió y vuelva otra vez a buscarla como el novio que busca a su novia.

Las ventajas de la salvación:
Tenemos la seguridad de que somos el hijo de Dios.

  1. Tenemos la seguridad de que somos peregrinos en esta tierra y que nuestra morada está en un lugar especial con Cristo.
  2. La muerte no tiene autoridad sobre nosotros porque ya fue vencida.
  3. Seguridad de que nuestras tribulaciones son pasajeras.

¿Quisiera usted ser participe de esta Salvación?

Repite esta oración:
“Señor Jesús, gracias por morir en la cruz por mí. Gracias por recibir el castigo que yo merecía por mis pecados. Te entrego mi vida hoy en gratitud de lo que hiciste por mi. Perdóname y borra mis pecados. Escribe mi nombre en el libro de la vida, y no lo borre nunca más. Amen.

Fuente: Extraído del libro: “7 Pasos para Alcanzar la Salvación”, 2007. Del mismo autor.

Lic. Dieubon A. François

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