La República Dominicana ha tenido diversos nacimientos ante el mundo, así como varias muertes, volviendo de estas últimas con más fuerzas que antes.
El primer nacimiento es con la independencia efímera de José Núñez de Cáceres, un intento valiente de un grupo que persiguió darnos una identidad nacional. Esto aborta por la invasión haitiana de febrero de 1822, lo que a su vez, constituyó la primera “muerte”, ya que Haití quiso que adoptásemos su cultura a la fuerza, borrando la nuestra y cargando de impuestos a la parte este.
El segundo nacimiento se da en la noche del 27 de febrero de 1844, cuando duartistas y conservadores deciden crear una nación independiente. Muchos de los participantes dudaban de la viabilidad del proyecto nacional al tener mucho territorio, poca población y bastante pobreza, con mínima industrialización y comercio. A pesar de ello, resistimos durante 17 años, hasta que el General Pedro Santana, el político más prominente de este período nos anexa a España por miedo a una nueva invasión haitiana.
El tercer nacimiento es la restauración, que tiene como génesis una invasión de un grupo de valientes por el Capotillo Español, hoy, cerca de Loma de Cabrera. Ellos, lentamente, fueron recuperando pueblo a pueblo en manos de los españoles, tanto así, que para 1864, salvo Puerto Plata, Santo Domingo y parte del Este, el resto era de los restauradores. Ello motivó la retirada del Imperio Español.
El otro nacimiento es luego de la restauración, donde fuimos independientes por 51 años, teniendo todo tipo de gobiernos y guerras civiles, para culminar en la dolorosa intervención americana de 1916. Se inicia la educación pública, el comercio, la industria, pero se afianzan los caudillos y la corrupción, aparte de grandes crisis económicas.
Otro momento fundacional fue ante la retirada de los americanos en 1924, con la elección de Horacio Vásquez, quien decide, posteriormente, repostularse a pesar de estar enfermo de gravedad, creando las condiciones para la Era de Trujillo, que crea el armazón institucional actual, y luego de su caída, diversos gobiernos hasta la intervención de 1965, con el fin de restaurar el más liberal del período, que fue el gobierno de Juan Bosch.
El último nacimiento ha sido en 1966, con la asunción del Presidente Balaguer y seguimos en ese período. Hemos logrado crear riquezas, pero no sabemos cómo repartirla, y tenemos aún mucha corrupción, poca educación y salud. Es nuestro deber cumplir con esos compromisos con nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
