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Los huesos secos vuelven a la vida

Entonces me dijo: —Anuncia un mensaje profético a estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Esto dice el Señor Soberano: “¡Atención! ¡Pondré aliento dentro de ustedes y haré que vuelvan a vivir! Les pondré carne y músculos y los recubriré con piel. Pondré aliento en ustedes y revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor”. Ezequiel 37:4-6 NTV

Aunque esta palabra fue compartida hace algún tiempo por Sandi Fred, pero es una palabra para este tiempo. Atrévete a declarar la palabra de Dios sobre tu problema. Ezequiel no sabía que pasaba con estos huesos secos, pero Dios quería mostrarle un milagro increíble.  La mano de Dios está sobre ti ahora mismo soltando bendición sobre tu desesperanza.

“Días atrás me despertó la voz del Señor que me decía: “Es tiempo de levantarse con la impartición de Ezequiel para profetizarle a los huesos secos. Porque lo que es imposible ver en el plano natural, ahora será posible a través de los ojos de la fe y una unción fresca. Este es el tiempo para acceder a la dimensión que no se ve”.

“También me habló de otras cosas de las que hablaremos en breve. Por ahora, quiero enfocarme en el hecho que existe una unción fresca, un manto fresco que cada uno de nosotros recibiremos desde el Cielo. Esta unción soltará vida en cada área que parece desolada, seca y muerta. Esta unción también está ligada al poder de la resurrección. Santos de Dios, ¡es tiempo de comenzar a acceder a lo que no se ve con nuevas fuerzas, enfoque y fortaleza! Permítanme alentarlos hoy. Tomen un momento para hacer una pausa y reflexionar en la verdad que Dios nos está fortaleciendo, está depositando un nuevo manto sobre nosotros, para que podamos comenzar a profetizarle y hablarle a lo que parece muerto, sin esperanza y desahuciado, para que comience a fructificar una vez más”.

“Romanos 8:9-11 nos dice que el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos está en nosotros, porque Él vive en nosotros. Creo que esto significa que ciertamente resucitaremos de la muerte, como Cristo, pero también tenemos el poder divino en nosotros para resucitar situaciones o promesas muertas que parecen completamente separadas de nosotros.”

“Cuando Dios señala un área donde debemos comenzar a profetizar, nos entrega el poder (mientras hablamos su voluntad perfecta) para cambiar lo que parece imposible. Muchos creyentes sintieron que se cortó su futuro. ¿Cómo es eso? ¿Cómo podemos sentirnos separados del cumplimiento de nuestro destino? Amados, la respuesta descansa en la revelación que recibimos mientras estudiamos cuidadosamente el tiempo presente de Dios, a la luz de Ezequiel 37. Profundicemos juntos en esto. Permítanme continuar escribiendo más acerca de ser separados de nuestro destino a lo largo de este artículo. Preciosos creyentes, ¡permítame asegurarles que es tiempo de poseer sus promesas proféticas!”

EL TIEMPO ES AHORA
Hebreos 4 es uno de mis capítulos favoritos. En este capítulo en particular recibimos aliento para combinar nuestra fe con la Palabra del Señor y entrar en nuestra Tierra Prometida. Esta tierra es tanto un lugar lleno de promesas como un lugar para descansar. Sabemos hoy que, como creyentes del Nuevo Pacto, esta tierra no es sólo un terreno. Jesucristo es nuestra Tierra Prometida de reposo. Descansamos en Él y en la obra terminada de la Cruz.

Así como Israel tuvo que pelear por su Tierra Prometida, también debemos enfrentar un enemigo en nuestro territorio. El Señor también me habló muy claro que en este tiempo pelearemos contra el “agorero”. ¡Manténgase alerta! El espíritu de agorero es un demonio que profetiza mentiras sobre nosotros. Habla totalmente lo opuesto a lo que dice Dios respecto de nosotros y nuestro destino. Es una fortaleza que se conecta directamente con lo oculto. Esto significa que un espíritu de adivinación tratará de esconder la revelación. Amados, no escuchen las mentiras del enemigo durante este tiempo. Tratará de desenfocarnos de nuestro avivamiento, para esperar un desierto sin esperanzas.

Nuestro tiempo es “HOY” y como Él es el mismo hoy, poseeremos lo que Dios nos entregó. (vea Hebreos 4:1-6). Dios nos está entregando un manto para llamar a existencia a nuestro futuro, hablarle a lo que parece perdido y cortado, para poseer lo que nos pertenece por derecho como hijos de Dios. Entonces, siga leyendo y veamos cómo hacer esto juntos.

PROFETICE SOBRE SU FUTURO
Ezequiel fue un ejemplo de alguien que recibió un manto con autoridad para hablarle a la situación, con el propósito de ver lo que Dios manifestará. En Ezequiel 36:21-24 leemos que Israel estaba dispersado y la voluntad de Dios era reunirlos en su propia tierra. Luego en Ezequiel 37:1-14, leemos cómo Dios instruyó a Ezequiel para que le hablara a la situación desoladora. Tomen algún tiempo para releer este pasaje. Mientras meditan acerca del significado espiritual de esta Escritura, notarán que existen muchas dimensiones de cumplimiento profético divino a las que podemos ligar nuestra fe y ver la resurrección de lo que una vez estuvo muerto, perdido y fuera de nuestro destino:

1. Cuando Dios me indicó que profetizara la palabra del Señor, el futuro y el destino comenzaron a unirse para llegar a su cumplimiento. ¿Pueden detenerse un momento y usar su imaginación? Cuando Ezequiel profetizó la voluntad de Dios sobre esos huesos, comenzaron a unirse. ¡Imagínense a los huesos secos y muertos resucitando por la Palabra del Señor y volviéndose a unir para estar completos! Ahora imagínense sus profecías que no se cumplieron desparramadas, resucitando y volviéndose a unir una vez más. Profecía por profecía, palabra por palabra, ¡levántense con vida y únanse para llegar a su cumplimiento! ¡Wow! Esto no es asombroso.

2. ¡Dios “sostuvo” las palabras que habló! Sí, Dios puso su mismo aliento en esos huesos a los cuales Ezequiel les profetizaba. Imagínense la vida entrando en sus propias circunstancias que parecen muertas y desoladas. ¡Dios está soplando vida ahora mismo en cada área donde nuestra esperanza quedó postergada!

3. ¡Hubo poder de resurrección que se soltó en esos huesos secos! Amados, una vez más, permítanme recordarles que mientras le profetiza a su destino, el mismo poder que resucitó a Cristo, vive también en nosotros. ¡Esperen sus avivamientos personales!

4. ¡Se levantará! Qué aliento del Señor estamos recibiendo ahora mismo. Nos levantaremos y no seremos derrotados en este tiempo. Cuando Dios resucita algo en nuestra vida, sea que resuciten nuestros sueños, visiones, esperanzas o promesas, quiere que nos paremos en la victoria que ya ganó en la Cruz. Esto significa que debemos atar nuestra fe a lo que el Señor nos está prometiendo hoy y pararnos en esa promesa. Cuando vemos el avivamiento, debemos mantenernos en pie y continuar para cerrarle la puerta al espíritu agorero que miente y declara que sólo habrá destrucción, devastación y circunstancias vergonzosas en nuestro futuro cercano.

5. ¡Ya no estaremos separados de nuestra plenitud en cada área de nuestras vidas! Dios tiene un plan para nuestras vidas y está vigilando cada una de sus palabras acerca de nosotros. Nos está prometiendo que reunirá todos los detalles de nuestro cumplimiento. Hijos e hijas, este es nuestro tiempo para dejar ir toda duda e incredulidad. Dejemos ir nuestros pensamientos religiosos que nos hacen creer que Dios hará las cosas por el camino que esperamos. Dios soplará en nuestras circunstancias, pero sus caminos para reunir todas las cosas podrán desafiar nuestras maneras de pensar.

Cuando los huesos se unieron, como lo profetizó Ezequiel, fue Dios quien produjo ese cumplimiento, no el profeta. La responsabilidad de Ezequiel era ser obediente a las directivas del Señor. Sí, Dios ungió sus palabras, pero la vida de resurrección vino de Él. Creer que nosotros, por nuestras propias fueras, podemos hacer esto sin estar ungidos con su poder, nos llevará hacia la derrota total en este tiempo. Será una relación y no una religión la que nos capacitará para la victoria en este tiempo. (Sandia Fred)

Ezequiel 37:10 NTV Así que yo anuncié el mensaje como él me ordenó y entró aliento en los cuerpos. Todos volvieron a la vida y se pusieron de pie; era un gran ejército.

Con amor y oraciones,

Fuente:
Magie de Cano

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