Articulos

Las Bodas del Cordero

Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Y me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las Bodas del Cordero. Y me dijo: estas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía (Apocalipsis 19:6-10).

Antecedentes del Acto Místico de las Bodas del Cordero. Desde el Antiguo Testamento se conoce la metáfora del matrimonio como una manera de expresar la relación que existe entre Dios y su pueblo. Por ejemplo, previendo el tiempo de la restauración, Dios consuela a su pueblo, diciéndole: De la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor; el Santo de Israel (Isaías 54:4,5).

Anunciándole su perdón y la manera en que Dios amará a su pueblo cuando se hayan vuelto a él, le dice: y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. Y te desposaré con migo para siempre; te desposaré con migo en justicia, juicio, benignidad y misericordia (Oseas 2:18,19).

Este mismo simbolismo se encuentra también en el Nuevo Testamento. Jesús hablando de si mismo, se identificó como el esposo de los creyentes. Esto al decir: ¿A caso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo. Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar (Marcos 2:19). También en las parábolas Jesús asume el lugar del esposo de la iglesia (Mateo 22:1-14). El apóstol Pablo también describió la relación entre Cristo y la iglesia como la de un matrimonio: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Grande es este misterio [del matrimonio]; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia (Efesios 5:25,32).

Tiempo y lugar en que se llevará a cabo la fiesta de bodas. Después de haberse celebrado anticipadamente en el cielo el acto triunfal y definitivo del bien sobre el mal, representado por la demolición del aparato gobernante y el centro corruptor de la bestia, la gran ramera, el mundo estará preparado para mejores cosas de parte de Dios. Una de ellas será la fiesta de bodas de Cristo con la iglesia en el momento y lugar que Dios ha designado.

El momento en que celebrarán las bodas del Cordero. En el versículo 6 Juan dice que volvió a escuchar a la multitud celestial de los versículos 1 al 5, que proclamaba aleluyas a Dios, dando a entender que su reino eterno sobre todo el universo ya es un hecho innegable.

En los primeros versículos se mencionó de nuevo la aplastante victoria de Cristo sobre Babilonia, lo cual también se da por sentado. Aquí, en cambio, ya solo se declara el resultado consecuente de dicha victoria: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!

Eso significa que el acto glorioso de las bodas del Cordero se realizará en estrecha relación con el establecimiento del reino eterno de Dios. Recordemos que a partir del momento del rapto, la iglesia permanecerá por siete años en el aire, lo cual podría compararse al tiempo del desposorio entre Cristo y su amada. Aquella será una atmósfera de comunión y gozo en el lugar que Jesús ha preparado para los suyos.

El momento preciso de la finalización y consumación de esta unión mística entre Jesús y su iglesia no se señala con exactitud; sin embargo, podemos decir que esto se verificará antes de la parusía del Rey de reyes y Señor de señores. Ya para entonces se contará con la presencia de todos los que formaremos parte del cuerpo de Cristo, tanto los del arrebatamiento como los que habrán sellado con su vida el testimonio de Jesucristo durante la tribulación.

Los años de persecución, juicios, plagas y destrucción habrán pasado; ahora será el momento de regocijo interminable, porque esta será una unión que nunca será disuelta. Ladd hace la observación de que “esta es una alusión anticipada, análoga al anuncio de Apocalipsis 14:8 de la caída de Babilonia, y el de 11:15 del establecimiento del reino de Dios. Sin embargo, los adversarios humanos y demoniacos deben ser eliminados antes de que pueda prevalecer el gobierno divino.”

El lugar y la atmósfera de las bodas del Cordero. Nuestro vidente conecta el regocijo del aleluya del versículo 6 con el anuncio del 7, indicando que ambos elementos forman parte de un mismo acontecimiento. Este evento glorioso se llevará a cabo en el lugar celestial al cual habrá sido llevada la iglesia desde su arrebatamiento. Es indudable que en ese lugar reinará una atmósfera de gozo y alegría sin igual.

La estruendosa exclamación, gocémonos y alegrémonos denota un gozo profundo, el cual, indudablemente está basado en la seguridad del cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo. Mounce hace ver que el único lugar del Nuevo Testamento en que se había hecho uso de estos términos juntos es la conclusión de las bienaventuranzas del sermón del monte. Allí lo que se da como causa del regocijo es la grandeza de la recompensa celestial que aguarda a todos los que hayan sido vituperados y perseguidos por la causa de Cristo: Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos (Mateo 5:12).

Jesús, consistente en la administración de los misterios de su reino, da cumplimiento a la promesa de galardonar a los que esperan su venida: “He aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” Apocalipsis 22:12.

Esto nos capacita, pues, para decir que la atmósfera de gozo y alegría inigualables de las bodas del Cordero tendrá como razón y justificación la dicha de los creyentes de recibir directamente de las manos de su bendito Salvador, la recompensa que Él trae para cada uno.

El Atavío y la Preparación de la Iglesia para su Boda. El testimonio de que su esposa se ha preparado (19:7) provino de la gran multitud celestial, garantizando el éxito de esta unión eterna entre la iglesia y su Salvador. El atavío de la iglesia destaca dos aspectos de su preparación espiritual.

El Lino Fino, Limpio y Resplandeciente es Símbolo de Pureza. El pregón nupcial especifica que a la esposa, la iglesia, se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos (19:8).

El doctor Carballosa hace la siguiente observación al respecto: “Es por la gracia de Dios que la esposa del Cordero, la iglesia, se viste de lino fino, limpio y resplandeciente, simbólico de la santidad que disfruta en su unión eterna con el esposo […] Hay un contraste con el color escarlata y el oro de la ramera […] La esposa estará vestida con vestimenta similar a la de los siete ángeles que portan las siete plagas (Apocalipsis 15:6) y a la de los ejércitos celestiales que acompañan al Señor Jesucristo en su segunda venida (19:14).

Los sacerdotes se vestían de lino, y los sumos sacerdotes de lino fino torcido. El color blanco del lino es un símbolo de la pureza y la santidad del sacerdote. Los integrantes de la iglesia han sido redimidos y sus ropas han sido banqueadas con la sangre del Cordero de Dios.

De manera que las vestiduras de Dios de los santos resplandecerán por la eternidad, pues Dios los vestirá con lino celestial que jamás necesitará ser lavado o cambiado. Lo que aquí se enseña es la pureza de la justicia de Cristo Jesús, impartida a cada creyente por la obra de la regeneración y sostenida por la justificación (Romanos 5:1).

El Lino Fino es un Símbolo de las Acciones justas de los Santos. La blancura del lino fino no simboliza la santidad del creyente sólo en el sentido de no hacer lo malo sino también es una característica de los que hacen la voluntad de Dios en su vida. Eso es lo que declara el coro celestial al final de su alocución: porque el lino fino es las acciones justas de los santos (19:8). La expresión ta dikaiómata, traducida aquí “Acciones Justas”, hace alusión a una vida obediente a la Palabra de Dios, sujeta a la dirección del Espíritu Santo.

Otra versión traduce más claramente esta oración: Porque ese lino representa la conducta correcta del pueblo santo. Es cierto que los cristianos somos salvos por la gracia de Dios, y por los méritos de la sangre de Jesucristo, pero son nuestras acciones las que demuestran la obra interna que Dios ha realizado en nuestra vida.

Es correcto lo que escribe el autor citado anteriormente: “La referencia a las acciones justas de los santos no contradice en nada la enseñanza de que el creyente es declarado justo sólo por su fe en Cristo Jesús (Romanos 5:1). El hombre no se salva por sus buenas obras, pero es salvo para buenas obras (Efesios 2:10). Además, las acciones justas guardan relación con los galardones que Dios otorgará a los creyentes en el tribunal de Cristo: el cual pagará a cada uno conforme a sus obras (Romanos 2:6).

Dichosos los que son llamados a las Bodas del Cordero En el versículo 9 se registra un cambio considerable en la narración. Juan ya no reporta las expresiones de la multitud que proclamo los aleluyas; ahora la atención se centra en si mismo.

El ángel que había estado hablando con el desde Apocalipsis 17:1 acerca de la caída de Babilonia, ahora le da una orden especifica: Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios (19:9).

Dos consideraciones importantes debemos hacer aquí: El mandato a escribir esta bienaventuranza pareciera carecer de sentido, ya que Juan había tomado como una asignación especial de Dios transcribir todo lo que fue revelado. Sin embargo, lo que el Espíritu Santo hace por medio de esta orden angelical es poner énfasis en el hecho innegable de que estas son palabras verdaderas de Dios, y por lo tanto tenían, ineludiblemente, que ser registradas en el libro.

Esto también nos ayuda a entender que hay palabras en la Biblia que fueron expresadas directa y literalmente por el Señor, como cuando el siervo de Dios las presenta diciendo: Así dice Jehová.

En cambio, en la mayoría de los casos, lo que el Espíritu de Dios nos da son expresiones con las que el profeta o escritor describe lo que vio, oyó o sintió. No obstante, todo es igualmente inspirado por Dios (Timoteo 3:16). Todo el libro de Apocalipsis es palabra verdadera de Dios; pero con mucho mas énfasis lo es la bienaventuranza para todos que son llamados a la fiesta de bodas.

Los llamados a la cena de las bodas del Cordero. Este punto ha sido objeto de no poca discusión entre los distintos expositores bíblicos. Todos están de acuerdo en que el esposo es el Señor Jesucristo, y que la “esposa” es la iglesia. En lo que existen discrepancias es en la identificación de los “llamados a la cena”.

Que no son parte de la iglesia: Algunos opinan que los “llamados” son huéspedes e invitados especiales para presenciar y tomar parte de la fiesta de bodas, pero solamente como amigos de los desposados u observadores de la celebración. Así es como muchos sugieren que “los llamados” serán los santos del Antiguo Testamento, los salvos de la tribulación, los judíos, los Ángeles, etcétera. Sin embargo, cada una de estas teorías encuentra algún tipo de fricción con el contexto general de la profecía.

Que es la iglesia: No existen razones que impidan entender que los “llamados” a la cena de las bodas son los que han sido también llamados a participar de todas las bendiciones de Dios, los cristianos, la iglesia.

Autoridades en el campo de la exposición de Apocalipsis presentan la alternativa viable de que los “llamados” a la cena de las bodas del Cordero son los mismos integrantes del cuerpo de Cristo. Hay personas que cuestionan el que los mismos que figuran como la esposa puedan a la vez ser los llamados; pero debemos recordar que esta es una metáfora, en la cual existen elementos inexplicables.

Recordemos que en Juan 10, Jesús es al mismo tiempo la puerta al redil, y el Pastor de las ovejas. El Señor también desempeña simultáneamente las funciones de Cordero de Dios y Esposo de la Iglesia (Apocalipsis 19:9). De la misma manera, la iglesia también puede ser la esposa mística de Cristo, y a la vez la compañía de los llamados a la cena de las bodas.

Ladd se opone a la teoría de que la esposa y los llamados sean dos compañías distintas. Él escribe: “Cristo es tanto el Cordero como el Pastor en Apocalipsis 7:17, y también es un guerrero conquistador en 19:11. Del mismo modo, la iglesia es tanto la esposa como los invitados”.

Otro exegeta dice: “Los santos son la esposa, pero también son los convidados a la fiesta de bodas. Las dos figuras sobresalientes, la apocalíptica (19:9) y la sinóptica (Mateo 22:2), se combinan e intercambian funciones. Mounce también lo ve de esa manera: “Nótese que en los versículos 7-9, la iglesia se presenta como la esposa y también como los llamados a la cena. Lejos de constituir una contradicción, este tipo de libertad es una característica normal en los escritos apocalípticos.”

Una postura conciliatoria consistiría en ver a los llamados a la cena de las bodas del Cordero como santos de las edades pasadas y futuras, pero que deben ser considerados como “bienaventurados” o dichosos al ser llamados a formar parte de la iglesia desposada con Cristo.

Conclusión: Después de haber leído y meditado, sobre las Bodas del Cordero, vale la pena hacernos la siguiente interrogante ¿He valorado en realidad lo que Cristo sufrió por mi?, si aún no lo has hecho, este es el momento de tu banderillazo de salida, para hacer un alto en aquellas acciones que demuestran lo contrario, en relación a valorar lo que Jesús hizo por ti. Todo lo que hemos leído, Jesús lo preparó desde antes para que la humanidad en general primeramente tuviese el beneficio de la salvación de su alma; es más déjame decirte que tanto es el amor de Dios por el hombre, que si solo tú o solo yo, hubiésemos sido pecadores sobre esta tierra, de la misma manera nuestro redentor Jesucristo estaría dispuesto a sufrir todo lo que sufrió y mas, todo con un propósito, que un día estemos juntamente con él, como lo hemos desarrollado en el presente trabajo.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba