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¿Cómo enfrentar los ataques del enemigo?

EFESIOS 6:11-12 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Este texto nos declara una verdad que todos los cristianos debemos conocer: Tenemos enemigos espirituales poderosos que están en lucha constante contra nosotros, pero ¿En lucha contra nosotros para qué? ¿Cuál es el objetivo de estas huestes espirituales de maldad? El objetivo de satanás y de sus huestes espirituales de maldad es hacernos vivir una vida de derrota y de desánimo, hacernos retroceder en nuestro crecimiento espiritual, llenar de dudas nuestro corazón, deprimirnos, angustiarnos, y apartarnos del camino de Dios.

Tenemos que saber que esas huestes espirituales de maldad utilizan distintas formas para atacarnos, por medio de personas que nos ofenden, que nos amenazan, que nos tientan, que nos humillan, que nos hacen tropezar, que nos desaniman, etc. al igual puede utilizar circunstancias como la escasez, nuestras propias debilidades, la enfermedad, el temor, etc.

En la palabra de Dios encontramos algunas historias que nos muestran de una manera más clara la forma de cómo ataca el enemigo al pueblo de Dios, es por eso que hoy veremos en el texto del momento en el cual el rey Senaquerib de Asiria venía con todo su ejército para atacar y conquistar a Jerusalén, y veremos la forma como el rey Ezequías lo enfrento para que tomemos las lecciones espirituales para nuestra vida: (2 Crónicas 32:1-8) Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas. 2 viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, 3 tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. 4 entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan? 5 después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos. 6 y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo: 7 Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.8 Con él está el brazo de carne, más con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá.

Veamos las lecciones que encontramos en este texto para que comprendamos cómo debemos enfrentar al enemigo y sus huestes espirituales de maldad.

I) PRIMERAMENTE TENEMOS QUE COMPRENDER QUE CUANDO MÁS FIELES QUEREMOS SER CON NUESTRO DIOS, MAS ATAQUES DEL ENEMIGO VENDRÁN (VS 1a) “Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá…”

Si leemos en los capítulos anteriores podemos ver como el rey Ezequías cuando comenzó a reinar se dedicó a limpiar el templo de Jerusalén de todos los ídolos que los reyes anteriores habían levantado, y abrió las puertas del templo para que el pueblo volviera a adorar al Señor, también celebró nuevamente la pascua, la cual por muchos años no se había celebrado, y ordenó nuevamente el servicio de los sacerdotes y levitas en la casa de Dios, es decir hizo que el corazón de Israel se volviera a su Dios.

Es por eso que el texto nos dice que después de esta fidelidad vino Senaquerib para atacar a Judá, eso nos debe hacer comprender que no debemos extrañarnos cuando más fielmente estamos sirviendo al Señor, cuando más estamos tratando de vivir una vida agradable a Dios, cuando más estamos trabajando para el reino de Dios, es cuando el enemigo más nos atacará, para desanimarnos, para frenarnos, para hacernos volver atrás.

Pero en lugar de desanimarnos tenemos que esforzarnos y aun en medio de la dificultad tener gozo en nuestro corazón sabiendo que, si nuestra vida no pasa desapercibida para el enemigo, ¡MUCHO MENOS PARA NUESTRO DIOS! Si en el reino de las tinieblas saben lo que estamos haciendo, ¡Cuanto más en el Reino de Dios! NO te rindas, no desmayes, tu bendición viene del Señor.

II) EL ENEMIGO SIEMPRE ATACARÁ NUESTRAS FORTALEZAS PARA PONER LAS SUYAS (VS 1b) y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.

Los enemigos que atacaban a Israel primeramente atacaban las fortalezas para conquistarlas, para ganar terreno, para levantar sus propias fortalezas en el territorio del pueblo de Dios.

Nosotros muchas veces decimos esta frase: “Nuestra mente es el terreno de batalla de satanás” y es una verdad, pero no solamente es un terreno de batallas, sino que también es un terreno donde el enemigo levanta sus fortalezas en nosotros, tenemos que saber que SATANÁS NUNCA PUEDE POSEER A UN HIJO DE DIOS, pero puede levantar en nuestra mente fortalezas de desánimo, de duda, de amargura, de pensamientos impuros, de pensamientos de venganza, y es por eso que la palabra de Dios nos dice que tenemos que derribar todas esas fortalezas con las armas poderosas del Señor (2 Corintios 10:4-5) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

III) TENEMOS QUE CUIDARNOS DE NO DARLE NINGUNA VENTAJA AL ENEMIGO PARA PODER ATACARNOS Y DESTRUIRNOS (2 CRÓNICAS   32:2-5) Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, 3 tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. 4 Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan? 5 después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos.

Cuando Senaquerib vino para atacar y tratar de conquistar a Judá, el rey Senaquerib tomó una sabia decisión, no le dio al ejército enemigo ninguna ventaja, ellos secaron las fuentes de aguas que estaban fuera de la ciudad, y cegaron las fuentes y el arroyo que corría por todo el territorio, para que el ejército enemigo no tuviera agua para beber cuando vinieran a atacarlos.

También el rey Ezequías edificó todos los muros que estaban caídos y también tenía listas espadas y escudos para la batalla.

En el nuevo testamento se nos dice que nosotros los cristianos tampoco debemos darle ninguna ventaja al enemigo (2 Corintios 2:11) para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

Al igual que Ezequías tenemos que prepararnos, tenemos que levantar los muros que en nuestra vida están caídos: El muro de la oración personal, el muro de la oración en familia, el muro del clamor juntos en la congregación, el muro de la oración de intercesión, y tenemos que tener lista siempre la espada de la palabra y el escudo de la fe (Efesios 6:16-17) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

IV) NUNCA TENEMOS QUE OLVIDAR QUIEN PELEA POR NOSOTROS (2 CRÓNICAS 32:7-8) Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.8 Con él está el brazo de carne, más con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá.

No podemos negar que nuestro enemigo es poderoso, pero no tenemos que tener miedo ni temor, porque nuestro Dios siempre está con nosotros para ayudarnos y pelear nuestras batallas.

Así como el pueblo de Judá tuvo confianza en las palabras del rey Ezequias nosotros tenemos que poner toda nuestra confianza en las palabras del Rey de reyes que es nuestro Dios (Romanos 8:31) ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

No temamos ni desmayemos, nuestro enemigo es fuerte, pero ya fue vencido por Cristo en la cruz del calvario y la victoria del Señor es también nuestra victoria.

Fuente:
Pastor Oscar Flores | EL SALVADOR

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