Principal

Una actitud de total humildad y de total entrega a la Voluntad del Padre

El Señor quiere inculcar en nosotros esa actitud de completa humildad, completa sujeción, total entrega al Señorío y a la Voluntad de Dios. En esa actitud de entrega total al Señor reside nuestra posibilidad de ser siervos verdaderamente útiles y de ser promovidos, y adelantados en el Reino de Dios, y de adquirir, y alcanzar toda la grandeza que Dios quiere que alcancemos.

Así que, paradójicamente, cuando aprendemos a considerarnos siervos, es decir, esclavos de Dios, entonces es cuando Dios nos exalta y nos puede levantar a un nivel muy alto. Y esa verdad fundamental que luego yo voy a matizar con otra idea muy interesantemente casi contraria a esta que yo acabo de exponer acá, pero que es complementaria a la primera, esa verdad de entrega total, sujeción total, reconocimiento de nuestra propia pequeñez e insignificancia ante el señorío y la soberanía de Dios, esa verdad está expuesta a través de toda la Escritura, y nosotros tenemos que tratar de entrar en ella y cultivarla, y hacerla una parte central de nuestra mente y nuestra forma de vernos en nuestra relación con Dios, porque Dios ve el corazón.

Y cuando Él ve esa actitud de total entrega y sumisión a Él, y de reconocimiento de Su grandeza y Su Señorío total, Dios es animado y estimulado entonces a bendecirnos y a usarnos, y ponernos en lugares de gran influencia en el Reino de Dios, pero tiene que estar allí con toda sinceridad y con toda naturalidad.

Y yo veo esa verdad explayada en todas partes de la Escritura. Por ejemplo, se me ocurrió hace un momentito antes de comenzar este estudio, si uno mira por ejemplo en el capítulo 131 de Salmos, el Salmo 131, David dice: «Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron, ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma» y aquí está la clave, dice: «como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.»

¿No ve usted aquí esa actitud de total humildad y de total entrega a la Voluntad del Padre? ¿No vemos nosotros en esta postura que describe el salmista, de que se ha comportado ante Jehová como un niño destetado de su madre? Es decir, lo que David está diciendo es: Padre, reconoce mi total entrega a Ti, mi total reconocimiento de que yo soy como un niño destetado, soy frágil, soy indefenso, totalmente dependiente de Ti, como un niño no tiene derecho a gobernarse a sí mismo, como depende de su madre para todo lo que puede hacer y de la protección de su madre, y no tiene voluntad propia, de esa misma manera yo me he comportado delante de Ti Señor.

Y la razón por la cual David está describiendo esa actitud es porque él sabe que a Dios le agrada cuando un hombre, una mujer, asumen esa actitud de total dependencia ante el Señor. Es esa cualidad de reconocer el señorío y la grandeza de Dios que conmueve el corazón del Padre y que nosotros tenemos que cultivar cada día. Esa actitud de fragilidad, de total necesidad de Dios, de total entrega a la grandeza y el señorío del Padre, de asombro ante la grandeza, la santidad, el Poder de Dios y de reconocerle todos los derechos posibles al Padre.

Porque la actitud contraria es la actitud de rebeldía, de autosuficiencia, de gobernarnos a nosotros mismos, de decidir por nosotros mismos que aún cuando a veces no la expresamos verbalmente, Dios la discierne en nuestro corazón y Su Espíritu es contristado, y lo mueve a Él a alejarse de nosotros y no bendecirnos como Él quiere.

Cuando Dios discierne esa actitud de David como un niño destetado de su madre, frágil e indefenso y dependiente totalmente de ella, cuando Dios discierne esa actitud en nosotros Su corazón de Padre se conmueve y entonces Dios está dispuesto a bendecirnos en todas las maneras posibles, y por eso es que es tan importante que nosotros cultivemos esa actitud.

Otro pasaje que se me ocurre en este sentido de total asombro y de estar siempre como pensando en Dios antes que en nosotros mismos lo encuentro en el Salmo, creo que es el Salmo 139, no estoy totalmente seguro pero no me critiquen si no es, pero lo sé de memoria, y allí el salmista dice: «¿A dónde me iré de Tu Espíritu, y a dónde huiré de Tu Presencia? Si subiere a los cielos allí estás Tú, y si en el seol hiciere mi estrado, he aquí allí Tú estás.»

El salmista en todo ese Salmo habla de que fue formado en las entrañas de su madre, de que Dios escribió cada episodio, cada diseño que hay en su cuerpo y en su vida, y que el Señor es todo ¿no? y que tiene la totalidad de su vida bajo su control. Una y otra vez uno ve en la Biblia esa exposición del Señorío de Dios y de la pequeñez del hombre.

Y nosotros debemos cultivar esa doble actitud. Por una parte, la grandeza, el total control de Dios sobre nuestra vida, y por otra parte nuestra pequeñez, nuestra fragilidad, nuestra sencillez ante el poderío de Dios. El hombre como la flor del campo dice, que pasó el viento por ella y pereció, y su lugar no la conocerá más.

Entonces esa idea de que el Poder de Dios es mucho mayor que nuestra fragilidad y que en esa actitud hay gran poder, y esa verdad que como vemos, va desde el Antiguo Testamento hasta los mismos finales del Nuevo Testamento, y nosotros debemos cultivar eso, y por eso es que el Señor usa esa parábola que fue nuestro punto de partida, de que cuando hayamos hecho todo lo que Dios nos ha mandado, aún así debemos considerarnos como siervos inútiles.

Dios te bendiga y vamos a continuar trabajando esto porque es una verdad tan esencial y tan importante en la vida de todo creyente. Hasta nuestra próxima meditación.

Fuente:
predicas

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba