ArticulosPrincipal

Por agradecimiento

“El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.” Lucas 24:1-12

Es muy difícil explicar lo que estaba pasando en aquel momento en la vida de estas personas. Todo lo que habían creído, en tres días desapareció. Estas personas, por tres años y medio, siguieron al Maestro, hicieron planes; sus vidas cambiaron porque un día se encontraron con Jesús. Lo interesante es que estas mujeres, a pesar de su frustración, de su dolor, de que Jesús aparentemente se había llevado a la tumba toda esperanza de futuro, ellas estaban frustradas, desconcertadas, pero todavía quedaba en ellas agradecimiento. Por agradecimiento, fueron a la tumba; por agradecimiento, llevaron especias para hacer de un lugar sucio, oscuro, tornarlo en uno oloroso.

La persona que es agradecida ama aún en las peores circunstancias. La persona agradecida no hay que obligarla a adorar, a ofrendar, a servir; su agradecimiento le lleva a hacer, a dar.

Estas tres mujeres eran agradecidas por todo lo que Dios había hecho por ellas. María Magdalena era de un lugar que tenía reputación de ser uno donde residían muchas prostitutas; es por esto que se dice que ella lo era. La Biblia nos dice que esta mujer fue liberada de montones de demonios, de opresión y ataduras. Desde el día que su vida cambió, siguió al Maestro. Juana era la mujer de un hombre noble, rico; se dice que el niño que Jesús resucitó en el camino era el hijo de Juana. Ella era una mujer prominente, que tenía recursos. Lo grande de Dios es que Él llega al rico y al pobre, al grande y al pequeño; porque todos lo necesitamos igual, y lo que nos une es que seamos agradecidos porque Dios nos rescató a cada uno en el lugar donde nos encontrábamos. Se nos habla de María, la madre de Juan, que hizo quizás uno de los sacrificios más grandes: Entregó su hijo al ministerio. En aquellos tiempos, aquello era renunciar a él. Y Jesús hizo de él uno de los más grandes apóstoles.

De la misma manera, Dios hace de tus hijos lo que tú no puedes hacer de ellos. Quizás tú has prosperado, progresado, pero algo pasó en tu vida que solo un encuentro con Jesús cambió tu vida para siempre. Quizás eres como María Magdalena, que no era rica, venía de un lugar de escasos recursos, había sido marcada por lo que no tenía y por lo que era, pero ella también recibió un encuentro con el Señor. Y la gente no entiende por qué tú le sirves al Señor. Pobre o rico, de la edad que seas, le sirves porque estás agradecido de que un día Él cambió tu vida, tu familia; porque un día salvó tu hijo, porque cuando tú no sabías qué hacer, no tenías dinero ni esperanza, y Él salvó tu vida, tu matrimonio.

Quizás hoy han llegado situaciones a tu vida que tú no entiendes; estás frente a la tumba, los planes se fueron, pero hoy da gracias de que un día un encuentro con el Señor cambió tu vida para siempre.

Estas mujeres estaban aturdidas, como quizás lo estás tú hoy. Pero, en medio de la incertidumbre, tienes que llevar olor grato ante Dios y dale gracias porque, sin Él, no hubieras sido absolutamente nada. Los planes que tenías los tenías porque Él cambió tu vida un día. Él lo hizo una vez, y ahora tiene nuevos planes para tu vida.

La gente te pregunta por qué adorar; y la respuesta es: Por agradecimiento. Porque si tú no hubieras conocido a Dios, tu vida no sería lo que es hoy, pero un día lo conociste y tu vida cambió para siempre.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba