Politica

Iglesia Doméstica

Indudablemente estamos ante una epidemia que ha modificado nuestra vida, ya que por semanas hemos tenido que parar nuestra vida, nuestros trabajos y en fin, recluirnos en nuestros hogares.

El COVID 19 ha provocado muchas muertes y muchas pérdidas de todo tipo, lo cual ha conmovido el mundo en sus fibras más sensibles. A parte de ello, una de las cosas que el ser humano más disfruta es visitar, reunirse y darle calor a sus seres queridos. Somos una especie eminentemente social, y el hecho que de tengamos que recluirnos hace más pesado este período.

El hecho que estemos recluidos no impide que intentemos hacer vida doméstica, es decir, cocinar, ordenar, lavar, barrer, cosas que muchas veces no podemos hacer, al igual que leer, escribir, conversar, llamar seres queridos, jugar juegos de mesa, etc.

Una de las actividades más relevantes en estos tiempos de incertidumbre es rezar. La oración aporta paz y consuelo ante las incertidumbres de este momento. Y no tenemos que congregarnos para rezar. Hay iglesia desde que dos o más personas recen. Y no tienen que ser oraciones complicadas. Algo sentido y sencillo. Y es un buen momento de integrar la familia.

Enseñemos a los menores algo de catequesis. Acompañemos a nuestros viejos en la oración y sobre todo, tenemos que darnos cuenta que el trabajo no es tan relevante, que el dinero y las clases sociales importan poco o nada y que hay que resolver con lo que existe. Ya no hay espacio para lujos, para vanidades y banalidades, sólo lo verdaderamente importante : salud, alimentación y techo. Y esas tres cosas no están seguras para todos.

Si decidimos rezar, debemos incluir a esos hombres y mujeres que por necesidad deben salir a la calle a buscar el sustento de su familia, y que pueden enfermarse. A esos doctores que se están arriesgando día a día a curar enfermos, muchos de los cuales no poseen protección de ningún tipo. A esos policías y militares que deben separarse de sus afectos para mantener la seguridad. Todos ellos son héroes en esta situación. Están ofrendando su tiempo, su salud y, en algunos casos, su vida por todos nosotros.

Fuente:
Dr. Nestor Saviñon

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