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Despierta el Amor de Dios en tu Corazón

Todos los seres humanos nacemos con una asombrosa capacidad de amar y de dar amor. Y es durante la infancia y en los primeros años de juventud que la mayoría lo mostramos y brindamos de la forma más pura y desinteresada. Pero a medida que pasan los años vamos siendo afectados por la maldad que nos rodea, las decepciones y engaños nos endurecen el corazón, esto trae como consecuencia un adormecimiento parcial de ese hermoso don llamado Amor.

La esencia de Dios es Amor. Pero hay buenas noticias ¡aún está allí!, solo debemos despertarlo nuevamente. Para ello contamos con todo el apoyo del Espíritu Santo, quien es el verdadero proveedor del amor. Su gran anhelo es eliminar los obstáculos que bloquean o limitan la manifestación de sus dones a través nuestro, y el amor no es uno más de ellos, es el más importante y si le permitimos con mucho gusto actuará y nos ayudará, pero debemos pedírselo en oración y ser constantes en ella.

Compartiendo los frutos del Espíritu Santo. Cuando nos reconectamos a la fuente del amor (que es Dios mismo) comenzamos a recibirlo de forma abundante y sentimos la necesidad de compartirlo con otros, lo maravilloso de esto es que aunque lo repartiéramos con todos las personas del planeta nuestras reservas jamás se agotarían, y cada vez tendríamos más, por una simple razón, los frutos del espíritu se multiplican cuando se comparten.

Las baterías del Amor se auto recargan. Salvando las grandes diferencias, tomemos como ejemplo una represa hidroeléctrica con mucha agua embalsada en el cauce de un río, si subimos las palancas se abren las compuertas y el río comienza a pasar libremente haciendo mover las turbinas y se genera electricidad, cuanto más se abre, más agua pasa entre ellas y más energía se produce. Con las personas pasa algo parecido, el agua embalsada es el amor de Dios que no debemos retener sino ponerlo en movimiento, nosotros somos la represa, la palanca que abre las compuertas son nuestras oraciones y las turbinas son los corazones que comienzan a funcionar y a producir amor divino.

Mi Oración. Señor te pido por todos los hombres y mujeres que hasta ahora no han experimentado en sus vidas esa necesidad imperiosa de compartir tu amor con todo el mundo. Quita los obstáculos que impiden el libre mover de tu Espíritu Santo en sus corazones, permite que tus dones fluyan libremente en ellos, que otros al verlos sean testigos de ese amor infinito que tu sientes por la humanidad, y crean en ti. Amén.

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