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Como producir un avivamiento en la iglesia de hoy en un mundo que cambia

2 CRÓNICAS 29:3-24. En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehova, y las reparó. E hizo venir a los sacerdotes y levitas y los reunió en la plaza oriental. Y les dijo : ¡ Oidme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehova el Dios de vuestros padres, y sacado del santuario la inmundicia. Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehova nuestro Dios ; porque lo dejaron, y apartaron sus rostros del Tabernáculo de Jehova, y le volvieron las espaldas. Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas ; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel… Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehova el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. Hijos míos, no os engañeis ahora, porque Jehova os ha escogido a vosotros para que esteis delante de él y le sirvais, y seas sus ministros, y le quemeis incienso… e hicieron ofrenda de expiación con la sangre de ellos sobre el Altar, para reconciliar a todo Israel ; porque todo Israel mandó el rey hacer holocausto y la expiación.

* Avivamiento – incremento de la intensidad, la fuerza o la vivacidad de algo.

* Avivamiento Cristiano es un término cultural que se refiere a un despertar espiritual en un determinado lugar. En especial, para la iglesia protestante el avivamiento es un proceso de conversión espiritual motivado por Dios y, en ocasiones, es visto como un proceso de restauración.

* El avivamiento comienza desde adentro. Comienza en el Corazón. El Corazón es el lugar donde está la presencia de Dios. Cuando el corazón de una persona está sufriendo ( si tiene falta de perdón, traición, dolor, ofensas, traumas), la presencia de Dios no puede habitar allí.

Para que el pueblo de Dios experimente el avivamiento y la renovación son indispensables cuatro cosas :

1. RESTAURAR EL ALTAR DE DIOS. (vv 3-4)
a) Abriendo las puertas de la casa de Dios, para que los que entran, entren con acción de gracias, alabando al Señor.
Una actitud que trae avivamiento a nuestra vida es poner a Dios en primer lugar antes de empezar cualquier cosa, reconocer nuestra dependencia de Él.

b) Invitando a toda la Congregación para que se acerque al Altar de Dios.

c) Haciendo venir a los diáconos, líderes, ministros de alabanza para que se consagren al Señor.

2. Santificarse para servir al Señor. ( v.5)
Sí leemos el contexto anterior nos damos cuenta que los Sacerdotes y Levitas ya no servían a Dios, sino a los dioses falsos que Acab había levantado. Habían perdido la visión y el llamamiento, se habían olvidado de su posición sublime.
Sin embargo dice: » los hizo venir» es decir, los hizo cambiar de posición. ( Ex. 19:10 – 11, 28:34-36).

a) Santificando todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo. ( 1 Tes. 5:23).

b) Santificando la Casa del Señor y todos sus utensilios. ( Dan. 5:3)

c) Sacando del Santuario toda clase de inmundicia, para que el pueblo de Dios experimente el avivamiento y la renovación. ( 2 Cor. 6:16, Ef. 2:21-22).

3. RENOVAR NUESTRA VIDA EN EL SEÑOR ( vv 6-7).
Ezequias les mostró la causa de su falta de avivamiento.

a) Para que haya avivamiento y renovación tenemos que confesar nuestros pecados al Señor. ( Neh. 9:2, Sal. 32:5, 1 Jn. 1:9).

b) Confesando nuestras ofensas unos a otros, para que haya restauración. ( Sant. 5:16).

c) Renovando nuestro pacto con Dios. ( vv. 10-11).

4. PROCLAMANDO EL SACRIFICIO VICARIO QUE JESÚS HIZO EN LA CRUZ. ( vv. 20-24). Heb. 9:11-14, 1 Cor. 10:16)
La expiación se hacía mediante la muerte de una víctima, y por la sangre como símbolo de su vida derramada. ( Lev. 17: 11).
La expiación presenta el pecado como algo que contamina al hombre y que interrumpe su relación con Dios.

a) La Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.

b) El que no conoció pecado, por usted y por mí se hizo pecado.
c) Los creyentes debemos apropiarnos por la fe de la expiación de Jesucristo, quien sufrió en la Cruz para salvar y santificar a su pueblo.

 

Fuente:
pastor Adolfo Lemus

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