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Como buen administrador

La manera de pensar en cuanto a economía se refiere, es diferente para cada cual, de acuerdo al nivel en que se encuentra. El que está en pobreza piensa de una manera, el de clase media piensa de otra manera, y el pudiente piensa de otra. Los agentes de mercado conocen esto, y producen anuncios dirigidos a cada sector, basado en su manera de pensar, basado en cómo deciden al momento de realizar una compra.

La persona que está en escasez, piensa en cómo va a pasar el día; cómo va a comer, por ejemplo. Su presupuesto se basa, generalmente, en la semana. El que está en clase media, tiende a pensar de mes en mes; hace sus pagos basado en su presupuesto mensual. A este grupo es que van dirigidos la mayoría de los anuncios en los Estados Unidos. El pudiente tiende a pensar de año en año; piensan en años fiscales; se preguntan cómo terminar este año mejor que el anterior. Pero el verdadero millonario, no piensa de año en año, sino en diez años; basa sus decisiones de hoy no en tener más ganancia este año, sino en el impacto que va a tener esa decisión financiera en los próximos diez años. Esto te ayuda a pensar cómo moverte en tu vida. Analiza si estás pensando de semana en semana, de mes en mes.

Los anuncios de autos, por ejemplo, promocionan el pago mensual; esto, porque van dirigidos a la clase media. El rico no piensa en el pago mensual, sino en la deducción que ese auto le va a dar a su empresa. La persona que está en escasez no está pensando en auto, sino en cómo va a hacer para llegar al trabajo ese día. Así van enfocados los anuncios, basado en cómo piensa cada sector.

Esto es importante porque hasta que tú como creyente no tengas esto claro, no tomarás las decisiones financieras correctas para posicionarte de manera que Dios te lleve a otra dimensión. Tu patrón de pensamiento, tu manera de ver las cosas, pudiera estar siendo obstáculo para que Dios opere en ti.

La Biblia dice claramente que nosotros somos administradores de la gracia de Dios.

“10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4:10

A través de la Biblia, Dios quiere que tú veas tu vida, tu posición como administrador de los bienes de Dios. Y hasta que tú no puedas verte a ti mismo en esa posición, no podrás tomar las decisiones correctas. Dios es el dueño de todas las cosas, y tú administras basado en lo que tú entiendes que Él quiere que tú hagas.

Mirando ese término administrador, podemos ver varios puntos que nos llevan a trabajar correctamente en el área de las finanzas. Comparemos, por ejemplo, la mentalidad de una persona tradicional religiosa, otra persona ambiciosa, y otra con la mentalidad de administradores que debemos tener. Una persona con mentalidad religiosa tradicional ve las posesiones, las cosas naturales, como algo maligno; para ella es malo hablar de dinero, de obtener cosas. Si piensas así, ¿cómo vas a creerle a Dios, si piensas que lo que Él te está dando es malo? La Biblia dice que busques primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas te serán añadidas; y, en ese mismo texto, dice que las cosas que te serán añadidas son las que buscan los gentiles. Así que las cosas no pueden ser malas. El ambicioso ve la prosperidad como un derecho; piensa que se lo merece, y trabaja con esa mentalidad. Pero los que tenemos mentalidad de administradores, vemos las cosas como una responsabilidad.

El religioso ve el tener una casa como algo malo; el ambicioso como una cuestión de estatus; el administrador como un lugar donde va a criar a su familia, guardar de ellos. Y, definitivamente, el ver las cosas como un administrador te ayuda a tener la perspectiva correcta de aquello a lo que tienes que aspirar, y de cómo trabajar con aquellas cosas que tienes en tu mano.

También podemos ver estas mismas mentalidades en relación a la dádiva. Una persona religiosa o en mentalidad de pobreza, da porque tiene que hacerlo; la persona ambiciosa da únicamente para obtener algo. Tenemos que sembrar y esperar recompensa divina, pero la persona ambiciosa espera retribución de aquel a quien le da. En cambio, los administradores damos, somos dadivosos ante el Señor, primeramente por agradecimiento, demostrando amor. Si tu dádiva a Dios, en vez de por obligación o esperando algo, fuera por agradecimiento y amor a Él, porque ha sido bueno contigo, ¿no tendrías mejor resultado? Cuando eres administrador, entonces, tus resultados son mayores porque tus motivos, tu manera de pensar al tomar tus decisiones, son los correctos.

Una persona religiosa con mentalidad de pobreza, cuando gasta, lo hace con miedo y con tristeza. La persona ambiciosa compra irresponsablemente. Cuando eres administrador, cada gasto que haces, lo haces con responsabilidad y con devoción, viendo el beneficio mayor, eterno, intrínseco, de lo que estás haciendo. Puede que sea costoso, pero es algo responsable por el resultado que se va a obtener.

Es vital, necesario, que tú puedas hacer estos cambios en tus pensamientos, procesar las cosas de manera diferente, para que puedas obtener también resultados diferentes. Nunca podrás alcanzar toda la prosperidad de Dios para tu vida, si no procesas las cosas de la forma correcta. Así que toma esa decisión hoy.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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