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Apuntes sobre Ciencia e Investigación Científica en República Dominicana

El pasado miércoles 12 de agosto se realizo el lanzamiento del libro “Apuntes sobre Ciencia e Investigación Científica en República Dominicana. Génesis y Evolución del Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDOCYT), 1998-2018” de los Dres. Placido Gómez, Sixto Inchaustegui y Carlos Rodríguez ante una audiencia virtual de más de 180 investigadores, autoridades universitarias y profesionales de diversos campos.  Como parte de la agenda, me correspondió el honor y el privilegio de ser uno de los invitados a dar una opinión de esta obra trascendental para la Ciencia dominicana, la cual comparto con los lectores a continuación.

“La Ciencia y, por ende, la investigación científica, la innovación de procesos tecnológicos y la creación de conocimientos, forma parte de la Cultura de toda nación.  Si se piensa que más del 80 % de los conocimientos científicos actuales fueron generados en el Siglo XX, tiempos del descubrimiento de la Teoría de la Relatividad, el desarrollo de las computadoras, el surgimiento de Internet, del desarrollo y aplicación de los polímeros y ya en sus finales, de las biotecnologías y las nanotecnologías, podríamos visualizar que el Siglo XXI no será menos deslumbrante que el Siglo anterior.  Sin embargo, ese desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, y por tanto, de las culturas nacionales, ha sido desproporcionado.  Cuando se estudian los indicadores del desarrollo, en términos de fondos destinados a las investigaciones científicas, la generación de publicaciones en revistas de alto factor de impacto y el otorgamiento de patentes, más del 80 % de la producción científica mundial se encuentra en manos de unos pocos países desarrollados, con una fuerza pujante de los países de economías emergentes como China e India.   Tanto por los fondos que se destinan a este campo, como por la formación de investigadores científicos con grados doctorales, la República Dominicana está casi un siglo detrás.  Hay una máxima que dice que el primer paso para solucionar un error es reconocerlo.  Y el error que los gobiernos y políticos de la inmensa mayoría de los países no desarrollados de América Latina han cometido, en materia de atención al desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, es la falta de atención a estos dos aspectos tan importantes en el desarrollo económico y social de un país: la formación del capital humano en Ciencia y Tecnología, y los recursos financieros necesarios para la creación de infraestructura donde se puedan desarrollar las investigaciones científicas.  Mientras que los países ricos dedican entre el 3 y el 5 % de su PIB a esta actividad, tanto la UNESCO como la CEPAL están pidiendo a los gobernantes de América Latina alcanzar cuanto antes un mínimo del 1 % del PIB.  Según datos del 2015, la República Dominicana  dedica el 0.01 % del PIB (alrededor de 315 millones de pesos).  Es en este contexto que la obra de los Dres. Plácido Gómez, Sixto Inchaustegui y Carlos Rodríguez es un recuento obligado y necesario de lo que se ha podido lograr en República Dominicana en Ciencia y Tecnología, con mucho esfuerzo, mayor imaginación y dedicación, y escasos recursos humanos y financieros.

El lector podrá discernir, de la lectura de su primer capítulo, que se podría decir que la Ciencia dominicana nace a mediados del Siglo XX, comienza a gatear cual bebé recién nacido en la década de los setenta y los ochenta, da sus primeros pasos en la década de los noventa y es un infante, ávido de descubrirse a si mismo y a los demás en los albores del siglo XXI.  Hoy es un adolescente en crecimiento, a quien todavía le falta crecer y aprender para llegar a la madurez de un adulto.  En todo ese proceso, sobre todo a partir del año 2005, el FONDOCYT ha jugado el papel protagónico, a partir de los fondos entregados por el estado dominicano, dentro de las propias limitaciones de recursos antes mencionadas.  La obra destaca la importancia de las Ciencias Básicas como motor impulsor de todo el desarrollo científico y plantea claramente (cita textual): “…una sociedad que no tiene dominio de lo fundamental de la Ciencia, tiene escasa capacidad para aplicarlos, y será inevitablemente dependiente, tanto científica como tecnológicamente…”.  No hace falta decir más, como parte del concepto de soberanía e independencia.

Los siguientes capítulos describen lo que se ha podido alcanzar en República Dominicana en Ciencias Aplicadas, tales como las Biotecnologías, las Ingenierías y Energías Renovables, la Agricultura y los Recursos Naturales, lo cual puede resultar asombroso para el lector, ya que se trata de un periodo de tiempo muy corto cuando se habla de Ciencia e Investigacion Científica.  No obstante, tanto para las Ciencias Básicas como las Aplicadas, los pocos recursos invertidos y el esfuerzo realizado no se han traducido en un incremento proporcional de los principales indicadores de Ciencia y Tecnología, que deben ser visibles para la comunidad científica internacional.  La obra resalta que no es suficiente con decir que se está investigando, si los investigadores no publican o patentan los resultados de sus investigaciones, en lo cual aún falta un buen trecho por recorrer.  Quizás el secreto se encuentre en aplicar en un futuro  lo que han hecho otros países, como Colombia y Chile, en lo relacionado con los incentivos a las publicaciones científicas, lo que se ha traducido en un incremento sustancial de ese indicador.

Las ideas que se esbozan en la obra sobre la formación de capital humano para la investigación científica, desde el reconocimiento social para la nueva categoría de “trabajadores científicos”, hasta los incentivos salariales y económicos, tanto para estimular a los jóvenes dominicanos a sumarse a la investigación científica, como para atraer a especialistas de alto nivel, comenzando por la diáspora dominicana en América del Norte y Europa y terminando con investigadores extranjeros dispuestos a venir a trabajar al país en condiciones atractivas para ellos, es para criterio de este observador el aspecto al que las futuras autoridades del país deberían prestarle la mayor atención.   No basta con tener los mejores edificios, los mejores equipos y todo el dinero del mundo, si no se dispone de los seres humanos calificados, entrenados y comprometidos con la obra de hacer de la Ciencia en República Dominicana un verdadero factor de impulso al desarrollo.  Y junto con ello, las autoridades deberán tener la claridad suficiente, con la asesoría requerida, para saber en qué se va a invertir, dónde se va a invertir y para qué se va a invertir, como estrategia de desarrollo a corto, mediano y largo plazo.

Deseo terminar esta reseña refriéndome al tema de la infraestructura, en lo cual creo tener alguna experiencia.  La obra reflexiona sobre algunas inversiones que resultan necesarias para el desarrollo futuro de las investigaciones científicas en Republica Dominicana, lo cual es un aporte en el concepto del qué y el dónde se debe invertir.  Esas inversiones en infra-estructura dependerán de la disponibilidad de capital humano y de los programas estratégicos en Ciencia y Tecnología, de interés para toda la sociedad. Esos programas deben estar subordinados a una instancia del gobierno, que demuestre la prioridad que le otorga al desarrollo del país, por lo cual felicito y apoyo a los autores en su propuesta de crear el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la República Dominicana, que sea el centro de la planificación, ejecución y control de los proyectos de investigación-desarrollo, procesos de transferencia y asimilación de tecnologías, y cuya misión principal será elevar los indicadores del país en esta rama.  Las inversiones en Ciencia y Tecnología de interés para el desarrollo sectorial (Salud, Agricultura, Energía, Minería, Construcciones, Turismo, Transporte y otros) son todavía un tema pendiente, como se refleja en la obra, lo cual forma parte de la necesidad de continuar desarrollando la cultura científica en las autoridades lideres de esos sectores y de la estrategia que se siga para atraer la inversión de capital privado en el desarrollo científico y tecnológico dominicano.

Un camino de mil millas comienza por el primer paso y el presente libro demuestra que ese primer paso ya se ha dado, razón por la cual me permito extender mi más calurosa felicitación a sus autores, por la labor de recopilación, análisis, crítica y proyección de la Ciencia dominicana que han realizado.  Pienso que para los investigadores científicos, tanto de las ramas naturales como sociales, tanto dominicanos como extranjeros, constituye una referencia obligada para futuros estudios de esta índole, y un diagnóstico importante para autoridades del país en futuras decisiones a tomar en el proceso de desarrollo de la República Dominicana.

Nota: El autor es un reconocido investigador a nivel internacional, con más de 15 libros científicos y 150 publicaciones en revistas científicas indizadas. Es Investigador Principal o Co-investigador de varios Proyectos FONDOCYT desde el año 2013, cuyos resultados han generado varios artículos y patentes.  Por sus logros, ha sido galardonado con el Premio de Investigacion Científica “Gustavo Bernardo Rathe Medinacelli” en el área de las Ciencias Fisicoquímicas y Matemáticas. Aplicaciones y Fronteras, por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) en el presente año 2020.

Fuente:
: Alberto J Núñez Selles, PhD, Dr,Sc, Director de Investigaciones, Universidad Nacional Evangélica.

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