El tema de separación en la Iglesia es tan antiguo como la creación de la Iglesia misma, y ha causado tanto daño que al día de hoy seguimos cosechando los males causado por medio de esa práctica desastrosa, perversa y corrompida.
Acerca de esto, [Divisiones en la iglesia], refiere el apóstol Pablo: «Amados hermanos, les ruego por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo que vivan en armonía los unos con los otros. Que no haya divisiones en la iglesia. Por el contrario, sean todos de un mismo parecer, unidos en pensamiento y propósito». 1 Corintios 1:10 NTV.
Al presente, luce como que no hemos podido entender el consejo y orientación que Dios nos ofrece mediante Su Palabra, debido a que siguen surgiendo divisiones que en nada favorecen el desarrollo y crecimiento del Reino de Dios aquí en la tierra.
Jesús trató sobre este asunto: «Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.» Mateo 12:25. «Una casa dividida contra sí misma, cae». Lucas 11:17{C}.
Parecería que esta es una lucha muy difícil de lidiar, pero debemos ponernos todos de acuerdo para romper, en el nombre de Jesús, esta costumbre de error, y marchar bajo la voluntad del Espíritu Santo de permanecer unidos en pensamiento y propósito.
Es bueno recordar a quienes insisten en hacer esta catástrofe en el orden espiritual, que » Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia». Libro Salmos 27:1.
La versión lenguaje actual, destaca: «Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes.»
Es un flaco servicio al Evangelio de Jesucristo el que puede ofrecer una división por más excusas que se presenten para justificarla, por no afinar acorde con la voluntad de Dios, y se da por hecho que quien divide traiciona los principios establecidos por el Señor.
Las divisiones están patrocinadas por el espíritu de separación del anticristo, y sobre estas personas dice el Espíritu Santo: «Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros». 1 Juan 2:19.
Como Iglesia debemos mantener la estructura de unidad que fue levantada desde el principio: «Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común». Hechos 4:32.
Maranatha
Pastor Antonio Regalado