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¿Tu Sueño, o el Sueño de Dios?

Cuando vas de viaje a un parque de diversiones, si tus hijos no se montan en su machina preferida, el viaje no valió la pena para ellos.  Tanta planificación, tanto esfuerzo, y por un detalle como ese, a ellos se les daña el viaje.  El problema es que a veces, así somos con Dios.  Cada vez que Dios le decía a Abraham que le iba a dar una nación, Abraham le decía: No tengo un hijo.  Reducimos las cosas grandes de Dios a nuestros pequeños sueños porque pensamos que solo así es que se pueden lograr.  Por eso es que ni soñamos ni vivimos el sueño, porque automáticamente racionalizamos cómo es que tiene que pasar.

A veces, piensas que el éxito más grande de tu vida será cuando alcances la felicidad.  Cuando tu meta más grande es la felicidad, automáticamente pierdes el sueño de Dios.  No es que no sea importante ser feliz, pero tu meta no debe ser esa.  ¿Cómo tú obtienes felicidad?  Felicidad no es ausencia de problemas, sino todo lo contrario; es vencer los problemas, eso es lo que produce verdadera felicidad.  El día que no tengas problemas, será el día que hayas pasado a morar en los cielos.  Lo que demuestra que tú existes son los problemas.  Todo el que tiene un sueño para aliviarse los problemas, piensa muy pequeño.  Todo el mundo sueña con el cielo, pero nadie quiere vivir allí.

Un mundo sin problemas no existe; eso es con lo que los políticos nos engañan: Salud gratis, casa gratis, comida gratis.  Es para que dependas de ellos.  En esta vida, no hay nada gratis; y las mejores cosas no son las que tú coges de gratis, sino las que tú puedes pagar por ellas; las que trabajas, y Dios te las provee, las que luchas.  La verdadera satisfacción no está en la felicidad, sino en perseguir la felicidad –que no es lo mismo.  La gente se frustra con los Estados Unidos, porque no entienden que lo que dice la Constitución es “the persuit of hapiness”; te aseguran el poder perseguir la felicidad.  Todo el que piensa que Estados Unidos te da la felicidad, nunca será feliz; lo que te dan es la libertad de tú perseguir.  Y la verdadera felicidad se encuentra, cuando tú persigues algo en tu vida.  Y, lo que tú persigues, siempre traerá problemas, situaciones; pero esos problemas, esas dificultades son las que te dan la pasión para soñar, para vivir en algo grande, en algo más poderoso que Dios tiene para tu vida.

Hay un sueño que tú todavía no has soñado, y no se trata de llegar a ser feliz.  El sueño que tienes es, tal vez, para aliviar un poco tus problemas; lo que quieres es una vida un poco más cómoda, cuando Dios tiene algo más grande para ti.

23Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.”  Hebreos 11:23-27

Si no conociéramos la historia de Moisés, pensaríamos: ¡Ese hombre era un santo!  Pero los que conocemos la historia, sabemos que no fue así.  Dios siempre va a hablar buen de ti.  Él es tu papá.  No importa lo que hayas hecho, Dios siempre va a hablar bien de ti.  Moisés no se fue por fe fuera de Egipto, Moisés se fue huyendo.  Pero, si fuese por Hebreos 11, pensarías que fue un hombre rico que estaba en un palacio, que un día se levantó y por fe dejó las riquezas de Egipto.  Pensarías que por fe dejó comodidades para irse al desierto, volverse tartamudo y criar ovejas, y después de cuarenta años regresar a libertar al pueblo de Israel.  Pero no fue así.  ¿Por qué Dios cuenta eso por fe?  Porque fue un momento de crisis lo que provocó que Moisés soñara el sueño que él nunca había soñado.

11 En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. 12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? 14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. 15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.”  Éxodo 2:11-15

En Hebreos dice que fue por fe, pero la historia nos dice que huyó.  ¿Cuál es la verdad?  Las dos.  Una es como Dios la ve, y otra es como fue.  Y la que fue no cambia como Dios la ve; lo que pasa es que, lo que Dios ve es el sueño que Él siempre tenía para Moisés, que Moisés nunca había soñado.  Dios liberta a Moisés de la muerte, y lo pone en aquel palacio, pero el sueño de Dios para Moisés no era el palacio.  Ese fue el sueño de la mamá de Moisés.  El sueño de Dios para Moisés era ser un libertador para Israel.  Pero Moisés nunca podía soñar el sueño de Dios mientras viviera en el palacio.  Hasta que tú no salgas de tu palacio, nunca soñarás el sueño de Dios para tu vida.

Todos tenemos un palacio; físico o metal, pero todos hemos creado un palacio de lo que sería correcto, de lo que sería una vida feliz para ti, de lo que sería tu vida de comodidad.  Y hasta que tú no salgas de tu palacio y veas lo que pasan los demás, y hasta que no te hagas indiferente a lo que viven los demás, siempre seguirás soñando en tu palacio, y nunca soñarás el sueño de Dios para tu vida.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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