«Por esta razón yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles». Efesios 3:1
¿Era el Apóstol Pablo prisionero de los Romanos?, según Herodes «Si», según él «No». Pablo pensaba que todo lo que le sucedía era necesario para el progreso del Evangelio» (Filipenses 1:12). Estaba convencido de que nada le podía pasar sin el permiso divino. Pablo sabía que Dios tenía un plan con su vida, y que no estaba en prisión por error. En varios pasajes lo podemos leer diciendo que no sabía lo que le deparaba su futuro, pero si conocía al dueño de su futuro. Tampoco se sentía prisionero de los gentiles, más bien prisionero de Jesucristo por el bien de ellos.
Tengo una buena amiga cristiana que vive una situación similar. Ella trabaja en una ONG sin fines de lucro especializada en el cuidado de niños que han perdido a sus padres. Su tarea en el establecimiento que sirve de hogar par esos niños es la de mamá sustituta. Por la complejidad de su trabajo, su presencia allí se requiere a tiempo completo. Y debido a los deberes de un casi «confinamiento» comenzó a conocer profundamente a esos niños. Con el correr del tiempo ha aprendido a amarlos como si fueran sus propios hijos. Según me cuenta, se siente capaz de decir: «Yo no soy prisionera de mis obligaciones y responsabilidades, sino prisionera de Jesucristo al servicio de esos pequeños».
La atención de Pablo estaba fijada en la tarea que Dios había puesto en sus manos y no en la situación que lo rodeaba. O dicho de otro modo.. su preocupación se centraba en las personas a las que servía y no en las consecuencias personales de su servicio.
¿Ya sabes qué circunstancias son las que te encarcelan? ¿Eres un prisionero de Cristo por el bien de otras personas?. Una vez que lo descubras, tu actitud va a cambiar, y también cambiarán tus acciones.