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Glorificando a Dios en nuestros entornos laborales

El hermano en Cristo, Jacobis Aldana, testifica que ha tenido la posibilidad de trabajar en el ministerio por varios años al mismo tiempo que laboro profesionalmente. He lidiado con entornos de trabajo diversos, lo que me ha permitido tener un panorama claro de lo que debemos tener en cuenta a la hora de desenvolvernos en estas situaciones.

Como cristianos, nosotros no estamos dentro de una burbuja en la que solo existe un mundo de acuerdo a nuestros únicos pensamientos, todo lo contrario, nuestra interacción diaria es precisamente con un mundo que razona y vive de manera completamente contraria a nosotros. Esa es la idea del Señor al rogar al Padre, no para que nos quite del mundo, sino para guardarnos del maligno (Jn 17:15).

El mundo ejerce una fuerza constante sobre los creyentes en el área laboral y esa fuerza consiste en un bombardeo de comportamientos y acciones que con el tiempo se convierten en un patrón “normal”. Mentir en una entrevista por ejemplo, obtener dinero disfrazando información e inclusos ofrecer productos que no cumplen con lo que prometen.

Es por eso que nosotros debemos conducirnos entre ellos como es propio de modo que Dios pueda ser glorificado. La Toda Suficiente Palabra de Dios nos provee de principios claros y precisos acerca  de cómo glorificar a Dios trabajando entre no cristianos, mi oración es que te pueda ser de ayuda.

Siervos obedeced a vuestros amos
Este es el primer principio sobre el que quisiera que razonemos. La Biblia enseña claramente cuàl es el tipo de relación entre empleados y empleadores.

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo…( Efe 6:5).

Pablo ha hablado a lo largo de toda la carta a los Efesios, de cómo debemos los que hemos sido alcanzados por la gracia del Señor (Capítulos del 1 al 3), buscar la llenura del Espiritu Santo (Ef 5:8) y cómo esa llenura va a producir que seamos sometidos unos a otros: Las esposas a los esposos (Ef 5:21), los hijos a los padres (Efe 6:1) y finalmente los siervos a sus amos (Efe 6:5).

Es cierto que en el contexto histórico Pablo se refiere a relaciones que involucraban la práctica de la esclavitud, sin embargo, y aun con la esclavitud abolida, el principio sigue siendo el mismo, porque no descansa sobre la base de la forma de la relación, sino de su fondo, el cuál es, en ultima instancia, mostrar sometimiento (respeto y reconocimiento de la autoridad) como lo mostraríamos a Cristo.

Los Cristianos que son empleados deben respetar a sus empleadores y considerar su posición de liderazgo, independientemente de la forma en que lo ejerzan, pues si ellos no lideran con justicia, recompensa recibirán del Señor (Ef 6:9). El sometimiento no parte del mérito de la persona a la que debo someterme sino de una actitud de mi corazón, la cual es un reflejo del carácter de Cristo.

Servir como al Señor y no a los hombres
Este es un principio muy importante, todos podemos correr el peligro de caer en dos extremos: el primero es, no hacer las cosas de buena voluntad mientras no nos ven; el segundo, aparentar buena voluntad sólo para ser alabados o promovidos.

No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;  sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. (Efe 6:6-8).

La idea es que la disposición de nuestro corazón debe ir siempre orientada al hecho de que es a Cristo a quien glorificamos en nuestro trabajo, independientemente de si los hombres lo reconocen o no. Es evidente en el texto, que es Dios quien se encarga de reconocer nuestro trabajo y servicio y él dará, no los hombres, aunque ellos sean el medio, la recompensa debida.

Evalúa tu corazón, tus motivaciones y todo lo que impulsa tu servicio.

Si alguien piensa renunciar a un puesto de trabajo, o siente frustración porque lo que hace no es reconocido, quizá deba evaluar su actitud a la luz de este principio de las Escrituras.

No robar
Este es un principio obvio, no solo para los que trabajan entre no creyentes, sino para los que laboran en ambientes completamente cristianos. Además, no sólo es un principio laboral, sino de vida, de moral.

Es cierto que nuestro código de conciencia ha sido programado en el momento en qué confiamos en el Salvador para salvación, y en la actualidad un cristiano verdadero no contempla sustraer de su lugar de trabajo algo que no le pertenece. Robar, en la implicación primaria de la acción, es algo aberrante incluso para no creyentes, sin embargo puede haber otras formas de robo.

Cuando una persona  llega tarde a su trabajo, cuando sale más temprano de lo establecido, cuando se excusa sin razón verdadera o cuando su productividad no está a la altura de su salario, lo que tenemos es robo. El dinero de la empresa se está entregando a alguien que no lo ha ganado y eso no glorifica en nada al Señor.

También puedes leer Amar a Dios es hacer
El aspecto positivo del mandamiento de no robar, es precisamente trabajar:

El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. (Efe 4:28).

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca
En los ambientes laborales en los que me he desempeñado, siempre ha habido espacios para compartir, algunos han sido muy provechosos, pues han dado la oportunidad de poder compartir el mensaje del Señor a manera de devocional en horas de almuerzo y cosas por el estilo, pero debo decir que otros no lo han sido tantos. Con algunos grupos la relación es mucho más desequilibrada, constantemente sus conversaciones no son sobre cosas que puedan ser de provecho, sino todo lo contrario,. Los cristianos deben manejar esos entornos con mucha sabiduría.

Debemos ser lo suficientemente sutiles para no participar de sus conversaciones infructuosas, al mismo tiempo que guardamos la distancia necesaria para testificarles en cualquier momento del Evangelio. De ninguna manera debemos pensar en congraciar con su lenguaje, ideas o conceptos bajo la intención de influenciarlos  más adelante a ellos porque antes que eso pase, ellos nos habrán influenciado a nosotros.

Que el Señor nos ayude a que en todo él sea Glorificado, a recordar, incluso en nuestros entornos laborales, la forma en que él se sometió voluntariamente a la voluntad del Padre, aun a cuestas de su dolor, pero consciente de la recompensa que habría de recibir.

Quiera el Señor que podamos reflejar su carácter y su luz alumbre en medio de las tinieblas.

Deseo que Dios te bendiga hoy.

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