La vida es más fácil cuando aprendemos a que dependemos de Dios y es mas difícil cuando nos olvidamos de Él.
A veces las mismas situaciones de la vida hacen que perdamos el enfoque del cristianismo, a veces podemos estar “cerca de Dios” y al mismo tiempo muy lejos.
Lo que en realidad determina el grado de cercanía que tengo hacia Dios es mi capacidad de dependencia que tengo de Él, es decir que entre más comprendo que dependo de Él mejor relación forjo con Él.
A veces olvidamos que la oración, la lectura de la Biblia, el ayunar o congregarnos son parte de nuestra cultura cristiana y que cada una de esas actividades llevan como objetivo mantenernos cerca de Dios además que aumentan nuestro conocimiento de Él y al mismo tiempo nos hacen madurar espiritualmente.
No podemos ir por la vida sin realizar estas actividades, no podemos llamarnos cristianos si no oramos, si no leemos la Palabra de Dios. Para un cristiano es importante llevar a cabo estas actividades, porque son las que le dan vida espiritual, son las que nos mantienen de pie en la lucha diaria que mantenemos.
Quizá sin darte cuenta has dejado de orar, sin darte cuenta ya no lees la Biblia como lo solías hacer, sin darte cuenta has dejado de congregarte y todo ello te ha llevado a ser una persona fría ante la presencia de Dios.
Quizá eres de las personas que dicen ya no sentir la presencia de Dios, quizá hoy en día ves como otros lloran delante de la presencia de Dios u otros se gozan y piensas el cómo en otros tiempos tu también percibías de una manera especial la presencia de Dios y como ahora todo es diferente.
Hoy quiero invitarte a hacer una auto reflexión de ti mismo, a ser sincero en el hecho de reconocer que has dejado de hacer lo que antes te gusta hacer, cosas como orar, leer la Palabra de Dios, servir en diferente ministerios, etc.
Lo que hace que nosotros los hijos de Dios nos mantengamos es el hecho de practicar una vida cristiana real, no solo ser cristianos de nombre, sino ser practicantes del cristianismo, seguir los ejemplo de Cristo, llevar una vida que realmente agrade a Dos en todo lo que hagamos, si hacemos esto, entonces somos bien llamados cristianos, si no, entonces solo nos quedamos con el nombre, porque realmente no somos practicantes.
Es momento de comenzar a vivir una vida cristiana practica, que hace de la teoría una vida. Ser cristiano es eso, vivir de tal forma que sin necesidad de declarar que lo somos la gente lo nota a través de nuestra practica diaria.
Regresemos a esos tiempos en donde nos gozábamos de ser cristianos, en donde practicábamos esa vida cristiana real, en donde disfrutábamos de cada cosa y en donde realmente éramos practicantes.
Ya no seamos cristianos solo de conocimientos, sino cristianos practicantes.
Es hora de salir y demostrar en quien hemos creído con nuestra forma de vivir, con nuestra forma de practicar la verdadera vida en Cristo Jesús.
¡Seamos practicantes!
“No sólo escuchen la palabra de Dios, tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia.” Santiago 1:22-25 (Nueva Traducción Viviente)