Los juegos olímpicos de verano, son un evento que toma la atención de toda la humanidad, en este año, le tocó ser sede a Francia y particularmente a la ciudad luz, es decir, París; hago referencia a la denominación de ciudad luz de París,muy a propósito, ya que en la inauguración del referido evento, lo que vimos fue la peor oscuridad de la humanidad.
Los organizadores de los juegos olímpicos se esmeraron en buscar la forma más burda de insultar y menospreciar su propia tradición cristiana.
Pudimos ver, una parodia, ya sea de la santa cena o de la mesa de los dioses, como ellos dijeron, en la que participaban una mezcla de aberraciones de todo tipo, entre los que pudimos ver, drag queens, transexuales y hasta una niña de corta edad, siendo participe de esta bacanal y sobre la mesa, como plato principal, un hombre azul, casi desnudo aludiendo a Dionisos, dios del vino.
La explicación de esto fue la inclusión, pero más bien,fue la exclusión de todas las cosas, que para la mayoría de nosotros son santas. De igual manera, podemos ver los sucedido durante el verano, pues pintaron toda España con los colores del arcoíris. Es lamentable para cualquiera que puede recordar la cultura de estas naciones, como cristiana y ética, convirtiéndo en este tiempo en una desgracia de inmoralidad y ateísmo, que se ha apartado de las raíces espirituales de Europa.
El cristianismo trajo a las naciones, si les podemos decir así, que formaron el antiguo imperio romano, un nuevo código de vida, en el que el temor de Dios y la búsqueda de los más altos niveles espirituales, dieron lugar a la creación de estas naciones. Esto no es un caso aislado, pues ya la Biblia nos habla de este tipo de cosas; en el tiempo en que gobernaba Israel, el rey Acab, quien hizo lo malo más que todos los reyes de Israel y quien se unió a su esposa Jezabel, hija de Etbaal, dando adoración a Baal y Asera.
Dios levantó a un hombre extraordinario llamado Elías quien se enfrentó al rey Acab y a su pecado por orden del Señor, a quien le dijo: Vive el Señor, Dios de Israel, delante de quien estoy, que ciertamente no habrá rocío ni lluvia en estos años, sino por la palabra de mi boca (1 Reyes 17:1). Durante tres años y medio, no llovió, ni hubo rocío en Israel, avergonzando así a la fama de Baal, el dios de la lluvia y la fertilidad de la tierra. Hoy lamentamos grandemente el sufrimiento que las comunidades españolas y francesas están experimentando por las inundaciones y desastres naturales que ha habido en estas tierras, no podemos decir que son un castigo de Dios, pero si podemos entender que son una señal de la misma decadencia del sistema político y social de estos países que no se han preocupado de guardar los principios espirituales de los pueblos que gobiernan.
Ya lo decía el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez en declaraciones recientes a un periodista, indicando que él, es ateo. No es de extrañar su posición, pues en estos tiempos está muy de moda ser ateo, aunque la palabra de Dios nos dice en el libro de Romanos:
“Porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén.
Por está razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza; y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío. Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen; estando llenos de toda injusticia, maldad, avaricia y malicia; colmados de envidia, homicidios, pleitos, engaños y malignidad; son chismosos, detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de lo malo, desobedientes a los padres, sin entendimiento, indignos de confianza, sin amor, despiadados; los cuales, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican (Romanos 1:19-32).”
Por esta razón, hoy hago un llamado a todas las personas que tienen al alcance este mensaje, para que hagamos la diferencia y nos volvamos de todo corazón al Señor nuestro Dios, que será fiel y justo para premiar a cada uno conforme a sus obras, mientras hay vida, tenemos la oportunidad de regresar al camino correcto, único y verdadero, a Jesucristo nuestro Salvador, como dice el profeta Oseas:
“Vengan, volvámonos al Señor. Él nos despedazó, pero ahora nos sanará. Nos hirió, pero ahora vendará nuestras heridas. Dentro de poco tiempo Él nos restaura, para que podamos vivir en su presencia. ¡Oh, si conociéramos al Señor! Esforcémonos por conocer. Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer o llegan las lluvias a comienzos de la primavera (Oseas 6:1-3).”