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Lo que tengo te doy

Es maravilloso ayudar al necesitado, pero si la ayuda les deja en el mismo lugar, quizás esa ayuda no sea la más efectiva. Y muchas veces, eso es lo que hacemos, y lo que se pretende que la iglesia haga. A veces pensamos que es la labor principal de la iglesia el ayudar al necesitado, y es una de nuestras labores, pero no ayudamos para que se quede en necesidad. Es nuestro llamado provocar el cambio, la transformación en la vida de una persona. Por eso, toda ayuda externa que tú puedas brindar, si no viene acompañada de un cambio, de una transformación en el interior, en el corazón de una persona -que solo te lo puede dar nuestro Señor Jesucristo – toda ayuda que des es en vano.
Se acerca el tiempo de Semana Santa donde celebramos la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y aprovechamos para predicar el mensaje más importante; que nuestro Señor Jesucristo vino a la tierra, murió por nuestros pecados y resucitó. Y por causa de esa grande victoria allí en la cruz, por causa de la resurrección y de haber salido de la tumba, tú puedes hoy disfrutar de una nueva vida en Cristo. Esas son las Buenas Nuevas del Evangelio.

Si tú no le sirves al Señor, si nunca le has entregado tu vida, o si un día se la diste y hoy estás apartado, queremos ser parte de un nuevo comienzo en tu vida. Queremos acompañarte en esta decisión tan poderosa. No buscamos llenar espacios, sino que pedimos al Señor que las palabras que hablemos causen transformaciones reales, que causen arrepentimiento genuino en el corazón de todo aquel que la reciba. Ese es el porqué de este mensaje. Si te identificas, accede unnuevocorazon.com y regístrate gratis en el curso que hemos preparado exclusivamente para llevarte desde cero a lo que son los fundamentos bíblicos de una nueva vida en Cristo.

Si tú ya le entregaste tu vida a Cristo, queremos enseñarte pasos que puedes aplicar para crear la atmósfera correcta para que tu familia sea salva. Es una Academia Digital donde te puedes registrar completamente gratis. También en unnuevocorazon.com puedes enviarnos los nombres de tus seres queridos que todavía no sirven al Señor y estaremos orando por ellos. Vamos a creerle a Dios contigo que viene un tiempo de transformación, de renovación, de cambios maravillosos que vendrán a tu vida y a los tuyos.

Tenemos que ver el Evangelio, en su contexto completo. No podemos dar y ayudar al necesitado, y que nuestra ayuda haga que permanezca en ese lugar, sino que tenemos que provocar que al extenderle la ayuda, la persona sea transformada en ese instante.
Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.” Hechos 3:1-10

Estos dos apóstoles no tenían nada, así que Pedro dice: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. Hay quien ha interpretado esto como si el poder de Dios fuera sobras de lo que un hombre tiene y le hubiesen dado lo que sobraba. Pedro y Juan no eran nuevos en el templo; tenían que haber asistido allí muchas veces y haber visto a aquel hombre allí. Pero Pedro y Juan acababan de tener una experiencia transformadora con el poder del Espíritu Santo; acababan de ver la mayor conversión histórica de personas que le entregaron su vida a Cristo, acababan de ver el bautismo del Espíritu Santo para que la gente hablara en otras lenguas y que otros pudieran entender el Evangelio; acababan de tener una experiencia días atrás, cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos; semanas antes, vieron a Cristo resucitado. Ellos iban decididos a llevar el mensaje correcto, el mensaje de transformación. Tomaron a aquel hombre para que fuera el mensaje ilustrativo del poder de Dios, de cómo la vida de una persona podía ser transformada inmediatamente.

No era que Pedro y Juan no tuvieran dinero, sino que no llevaron dinero al templo, y aún si lo hubieran llevado, le dieron lo más importante que podían darle a ese hombre. ¿De qué te sirve seguir dándoles oro y plata a la gente, y que no se levanten, que no se pongan sobre sus pies? Podemos ayudar y satisfacer por un momento una necesidad y calmar nuestra culpa, pero el poder de Dios va más allá que un simple momento; el poder de Dios está para transformar la vida de una persona para siempre. Ese es el poder de resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Hace falta ese cambio interno, esa transformación total. Y hace falta que tú lo desees, que aspires a esa experiencia de esa transformación.

Pedro y Juan no le dieron a este hombre lo que él pedía, lo que él creía que necesitaba. Le dieron el poder de Dios para transformar su vida para siempre. Y ese poder está disponible para ti hoy, para ponerte sobre tus pies, para cambiar tu vida, esas son las Buenas Nuevas del Evangelio. Y no es únicamente la sanidad física, sino el salir del sistema religioso que te ha mantenido en el mismo lugar por tanto tiempo, para que puedas comenzar a caminar y comenzar a alabar a Dios, saltar de alegría y tener una vida de plenitud.

A veces, has estado enfocado únicamente en que Dios te dé lo externo; y creemos que Dios te puede sanar, y puede darte un milagro económico, tienes que pedirlo y esperarlo, creerlo, tener fe; pero hace falta el poder de Dios para tu transformación interna, para que no te quedes estancado en el mismo lugar, para que tengas una experiencia con Dios, que puedas brincar, saltar y alabarle porque finalmente llegó el día de tu transformación.
El milagro de sanidad no era el final. Hay gente queriendo ser sana pero ¿de qué sirve que alguien sea sano y no salvo? De qué sirve, si en su vida espiritual no tiene esa relación con Dios, esa plenitud de vida. Dios quiere transformarte de adentro hacia afuera, y transformar todo tu ser. Ahí es que vienen las Buenas Nuevas del Evangelio, donde ya Dios no te da únicamente lo que tú crees que necesitas, sino que provoca en ti la transformación total, y eso solo viene cuando hay gente que conoce el poder de resurrección y lo acepta. Entiende que sin Dios nada puedes hacer. No solo le extiendas tu mano para la ayuda, extiéndele tu corazón.

Es vital que tú puedas comprender que sin Dios nada puedes hacer. Tiene que haber un momento donde tú digas: No quiero ser más un mendigo, seguir necesitando de la gente emocionalmente, físicamente, naturalmente. Debe haber un momento de libertad en tu vida, donde tú no necesites de los demás para vivir esa vida de plenitud que solo Dios te puede dar. Estás estancado, y vas al templo pero te quedas en la puerta porque nunca has recibido la transformación que Dios tiene para ti; y para eso es el Evangelio. Queremos incluirte en este tiempo de oración. Ve a unnuevocorazon.com y regístrate. Si a aquel hombre simplemente lo sanaban, podía caminar, pero si el corazón no era transformado, no habrían logrado nada realmente.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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