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En un Arranque de tu Temperamento

Las acciones tienen consecuencias. La gente que no entiende esto, vive siempre peleando con el mundo. Moisés comenzó a echarle la culpa al pueblo cuando el que tomó una mala decisión fue él. En Números 14, Dios le dice al pueblo que no va a entrar por las malas decisiones que tomaron, pero en Números 20, Dios le dice a Moisés que no va a entrar. Así que hasta ese momento, Moisés sí podía entrar. Lo triste es que después de treinta y ocho años de espera, lo que le quedaba a Moisés era esperar dos años más. Pero un arranque de coraje hizo que perdiera la tierra prometida.

Es importante que, después de tanto luchar en la vida, no permitas que un arranque te haga perder todo lo que Dios tiene para ti.

Una de las cosas más difíciles de entender en los tiempos que estamos viviendo, es que no existe tal cosa como cerrar capítulos. Siempre queremos cerrar capítulos para que se abran nuevos. Es necesario. El problema es que vivimos en un mundo que es tan cambiante que tú no puedes cerrar capítulos con la misma rapidez que el mundo está cambiando. Nuestra iglesia cerró un capítulo de quiebra hace años atrás. Ahora vamos a construir y nos preguntan si lo que pensamos construir hace unos años es lo mismo que pensamos construir hoy, y la verdad es que tenemos que ver hoy lo que tenemos para predecir el futuro y decidir porque lo que tenemos hoy no es lo mismo que teníamos hace tres años. Las cosas están cambiando con una rapidez impresionante. En el tiempo que vivimos, hay tantos cambios que lo único que podemos hacer es lo que Pablo decía: una sola cosa hago, olvido lo que queda atrás y me extiendo hacia delante. Cierra capítulos en eventos grandes, traumáticos, pero lo demás tú tienes que dejarlo atrás. El viejo sistema de escuela, tienes que echarlo al zafacón. Y de aquí a seis meses, cuando vuelva a cambiar, vuelve y échalo al zafacón. Como iglesia, lo que sabemos es que tenemos que evangelizar, ganar almas, hacer discípulos, ya sea por Zoom, por Facebook, presencial. El cambio puede ser dramático, pero no podemos estar buscando cerrar capítulos para movernos a un nuevo nivel.

Los cambios son tan rápidos que tienes que abandonar el pasado, lo del ayer, para seguir hacia delante. Esto pone presión en nuestros corazones, en nuestros pensamientos. Porque a través de toda la historia, la gente siempre ha estado buscando planes. Pero Dios no busca planes. Él tiene planes, pero Él no busca planes. Él busca hombres y mujeres. El mundo busca planes, busca diseños. Dios busca hombres y mujeres para los planes que Él tiene.

Hoy hay un montón de gente tratando de buscar cuál es el plan para el futuro, para el mañana, pero para Dios lo más importante no es el plan que tú puedas tener, porque el plan lo tiene Él. Dios lo que está buscando son hombres y mujeres en esta época que caminen dentro del plan que Él tiene, y que puedan vivir en total obediencia hacia Dios. Esto no quiere decir que no hagas planes; haz planes porque la gente inteligente hace planes, pero también sé inteligente para saber que, de aquí a tres meses, las cosas van a cambiar y si tus planes lo que te sirvieron fue para tan solo tres meses, dale gracias a Dios que tuviste dirección por tres meses, tuviste en qué enfocarte por tres meses. Ahora los botas al zafacón y haces un plan nuevo basado en lo que Dios está haciendo, y lo más importante no es el plan, sino que tú seas el hombre y la mujer que Dios quiere que tú seas para poder vivir en este tiempo, en esta temporada.

Dios sigue buscando gente que en este tiempo pueda sostenerse a través de todos los cambios, que puedan resistir la presión del mundo, de los eventos.

Siempre se menciona a Josué y Caleb a la vez porque tenemos que saber que no somos los únicos que Dios va a usar. Él siempre tiene gente que tiene el mismo pensamiento en común, la misma idea. En nuestra iglesia, nos juntamos los Josué y los Caleb y nos motivamos los unos a los otros a seguir en medio del desierto hasta que lleguemos a la tierra prometida. Nunca vas a ver a un Josué solo, a un Caleb solo. ¿Por qué Moisés no pudo entrar a la tierra prometida? Entre otras cosas, porque estaba solo. Y su ayuda, que era Aarón, no fue igual que Josué y Caleb. Si tú te juntas con la persona incorrecta, terminas con ellos en el lugar incorrecto. Aarón tenía una mentalidad incorrecta, y en vez de ayudar a Moisés, en muchas ocasiones, lo desayudó.

Más que un plan, se trata de ser el hombre, la mujer que Dios quiere que tú seas para este tiempo, y tienes que escoger la persona correcta para sostenerte durante esta temporada.

El problema que hizo que Moisés no pudiera entrar a la tierra prometida lo podemos definir en una palabra: temperamento. Tu temperamento te puede destruir. Y si hay algo que te ayuda a vencer tu temperamento, es la ayuda del Espíritu Santo y tener a alguien que te ayude a dirigirte durante esos tiempos complicados, difíciles. Tu temperamento es lo que te sabotea, son tus arranques. No es tu personalidad, son tus arranques. Algunos tienen arranques violentos, otros más pasivos. Pero son tus arranques en los momentos de presión los que han hecho que en cuestión de un instante pierdas todo lo que Dios tenía para ti. Y lo triste es que mucha gente no sabe ni que lo han perdido.

Tu temperamento es vital. El tomar dominio sobre tu temperamento es vital.

El pueblo de Israel falló múltiples veces a Dios. Según algunos, tomó unas diez a doce veces del pueblo fallarle a Dios, para que Dios dijera: no entran. Pero Moisés falla a Dios, y Dios dice: no entras. Y eso parece injusto. Parece injusto que, después de treinta y ocho años, porque un día a él le dio un arranque, él no entre, cuando el pueblo de Israel le falló a Dios múltiples veces y tomó múltiples oportunidades para que Dios dijera: ustedes no entran.

Los que somos líderes no tenemos las mismas oportunidades que tiene todo el mundo. Pero ellos tampoco tienen los mismos derechos ni tendrán las mismas victorias que tú vas a tener.

El estándar por el que se nos mide a nosotros es muy diferente al estándar por el que se mide el mundo. Y el día que tú quieres ser igual que los demás, ese día eres de los diez espías que vuelven a la tierra prometida. Cuando aceptas el reto del liderato, las posiciones, el entrar en un nuevo nivel, tienes que saber que tú vas a ser medido por una vara muy diferente. El estándar por el cual se te va a medir es diferente. No puedes decir que crees en prosperidad, y pretender que te midan con la vara que miden a cualquiera allá afuera. El príncipe Harry renunció a su título porque, cuando tú cargas con el título de príncipe, tienes que comportarte como príncipe, rodearte de la gente que se rodea un príncipe, hay cosas que no se le permiten. Pero el día que el príncipe quiere esas cosas que no se le permiten, la opción que tiene es renunciar al título. Ella pudo haber decidido aplicarse para ser princesa porque no toda mujer tiene esa oportunidad, pero no podía tener los dos mundos. No puedes decir que vas a vivir como cristiano y vivir como un plebeyo sometido al pecado, al mundo, a malos pensamientos. Ese es el problema de la iglesia, que queremos hacer la cristiandad tan apetecible, que lo que hacemos es bajar el estándar, bajar nuestra manera de vivir para que más gente entre, pero no funciona así. Tú no puedes querer los privilegios de un nivel y comportarte como cualquiera. No hay problema si renuncias al principado para vivir como cualquier otra persona común, pero no tienes acceso a la cuenta del príncipe, no tienes los privilegios.

En Hebreos 11, se nos dice que Moisés dejó todos los lujos de ser hijo de faraón por fe; y es verdad, lo dejó por fe, o por un acto de un temperamento que Dios se lo contó por fe. Moisés un día salió siendo príncipe y vio que un judío estaba siendo maltratado por un egipcio y en un arranque de temperamento mató al egipcio y lo enterró. Todo el que tiene un esqueleto, algún día ese esqueleto lo va a perseguir. Y ese esqueleto de ese arranque lo llevó a él al desierto. Dios se lo contó por fe por lo grande de su misericordia; no le contó eso a Moisés en esa ocasión porque el pueblo estaba oprimido, y Dios no tenía un plan para salvar a un pueblo, Dios tenía un hombre para salvar a un pueblo. Todavía el pueblo no había sido liberado y no había otro hombre que hiciera el trabajo. Dios espera cuarenta años para que el hombre que él llamó para cumplir el plan, fuera y sacara al pueblo de Israel de Egipto, pero ya que los sacó, ahora cuando vuelve a fallar, dice: hasta aquí, se terminó; no aprendiste durante todo este tiempo a controlar tu temperamento.

El problema es que no nos damos cuenta que nuestro temperamento es lo que nos está haciendo daño. Son tus arranques, tus corajes, las cosas que están ahí metidas en tu mente, en tu interior, arraigadas a través de los tiempos, lo que te está haciendo perder todo lo que Dios tiene para tu vida. El día que tú vas a entrar en algo más grande, tienes que saber que, si vas a vivir como un príncipe, tienes que caminar como tal, actuar como tal, y hay un montón de cosas a las que hay que ceder. Y tu temperamento tienes que dominarlo. ¿Cómo dominas tu temperamento? Con el poder del Espíritu Santo, y teniendo la gente correcta al lado tuyo.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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