Apóstol Sergio Enríquez

El que no recibe al enviado, no recibe al que le envió

A finales del siglo XX el hombre hizo uno de los descubrimientos más importantes de la historia, aunque ante los ojos de la mayoría dicho avance pasó casi inadvertido. Me estoy refiriendo al llamado “genoma humano”.

Fue éste hito histórico que le permitió al hombre adentrarse en los misterios de la genética y también vio nuevas esperanzas de una buena expectativa de vida aunque, temiblemente a la par apareció el peligro de la manipulación genética con fines oscuros; éste tipo de avances estaba profetizado varios siglos antes en el libro de Daniel “la ciencia aumentará notablemente” (Daniel 12:4); ahora sabemos un poco más acerca de nosotros mismos a causa de la incursión en ese mundo invisible de lo microscópico. Pero cuando vamos más allá de lo físico, tenemos que entender que también en lo espiritual existe una codificación genética tanto en lo individual como en lo congregacional, es acá donde podemos aprender que la iglesia que está siendo preparada para casarse con el Señor Jesús debe parecerse a Él, despojándose de la vana manera de vivir heredada de los padres (genética); es bajo esta perspectiva cuando se nos amplía el panorama en algunos versículos como: “en vuestra lucha contra el pecado no habeís llegado a la sangre” y así varios pasajes más que merecen ser reconsiderados desde esta nueva óptica. En cuanto a la iglesia, nos damos cuenta que su ADN, espiritualmente hablando, está formado por el amor llamado philos en la Biblia y que también se traduce como amistad y es ahí en donde aparece la iglesia Filadelfia (amor fraternal) como la única candidata a ser salvada de la tribulación que vendrá.

Es por ello tan importante indagar en todos los “philos” empezando por los ministros y continuando con las cosas buenas que se deben amar (“philos”) y las cosas malas que no deberían dárseles lugar (malos “philos”).

En esta revista número 100 que representa más de ocho años y medio de entregar éste mensaje escrito sin interrupción, por la gracia de Dios, abordaremos la presente temática no dejando de agradecer a nuestro Padre por la provisión que nos ha dado y rogándole que nos permita seguir en éste privilegio grandioso de servirle a Él.

Fuente:
Apóstol Sergio Enríquez | Ministerios Ebenezer, Guatemala

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