Visualizamos a Dios como un ser que castiga el pecado. Y lo cierto es que Dios disciplina, pero sin juicios ni reproches. Dios siempre tiene la puerta abierta para que, a pesar de nuestros fallos y errores, siempre encontremos a donde regresar. “No busquemos a Dios por temor, busquemos a Dios por amor”, palabras del Pastor Carlos León. Y es así. Tendemos tanto a juzgar a nuestro prójimo. A calumniar. Y no nos enfocamos en trabajar el ser humano que llevamos en cada paso que tanto necesita de Dios. Un tatuaje, un peinado fuera de lo común, un piercing, son detalles que no hacen menos ni más grande a ningún ser viviente.
Su corazón es lo que Dios conoce, y créame, eso vale más que cualquier apariencia. Mucho más que vestir con sacos y corbatas, y caminar con el alma gris y sedienta. Buscar de Dios no está en acudir a buscarle los domingos, los sábados o cualquier día de la semana y alabarle con devoción en algún templo. Confiar, creer en Dios está en los frutos que repartimos, en una vida de ejemplo; de resultados; de propósito y de compromiso. Dios está en todas partes. Pero lo más importante es reconocer que Dios está ahí en ese prójimo que no toleras. Ahí está Dios, porque Él nos prueba en nuestras batallas más difíciles, con el fin único de que probemos el sabor de la victoria. De la plenitud de no solo creer en Él, sino creerle a Él con todo nuestro corazón: Levanta la mirada. A tu lado está Dios.
Arlene Reyes Sánchez