Mi Fe

Dios nos habla

Primero debo dar las gracias a la directora de este importante medio, mi apreciada Margarita García, por permitirme este maravilloso espacio, en el que en lo adelante cada semana tendré la oportunidad de interactuar con este exclusivo público que sigue a Tabernáculo Prensa de Dios, el cual nos da la oportunidad de conocer las buenas nuevas que nos trae cada día el Señor Jesucristo.

En este primer encuentro con ustedes me voy a permitir reflexionar sobre el poder que las Sagradas Escrituras concentran en su palabra.

Dios aveces nos envía mensajes que por la terquedad que caracteriza a los humanos no hacemos caso, o simplemente pasan desapercibidos.

Y es que no hay momento que pase en nuestras vidas del que el Señor no forme parte, pues Él es nuestro ángel de la guarda, por tanto cuida de cada paso que damos, nos advierte y nos libra del mal que en algún momento pudiera afectarnos.

Y, de la misma manera que lo hace con los humanos individualmente, también lo hace con los pueblos, los cuida y les envía señales para que eviten situaciones difíciles que el algún momento pudieran padecer.

Estas reflexiones tienen mucho que ver con lo que vive República Dominicana como nación, que si bien es cierto que no está ajena a los males que aquejan a los pueblos, también el Señor nos libra de muchas adversidades, donde la naturaleza juega un papel principal, como por ejemplo: Huracanes, terremotos y otras tempestades.

Si observamos, en los últimos años hemos sido amenazados por fuertes ciclones, que finalmente terminan desviándose a otros lugares, donde dejan cuantiosos daños y pérdidas de muchas vidas.

También, República Dominicana, por su falla sísmica es vulnerable a los terremotos, pero a pesar de que ocurren temblores de tierra a diario, no tan fuertes como para que pongan la vida de sus ciudadanos en peligro.

Creo que no es pura casualidad que nos libremos de todo esto. Es que uno de nuestros principales símbolos patrios, el Escudo, tiene en el centro la más fuerte muralla que evita que todos esos fenómenos naturales nos afecten.

Una gran amiga me cuenta que en días pasados se hizo una revelación donde observó un camión de los denominados cabezotes que cargaba su gran cola detrás, tipo furgón, el cual era conducido por un hijo suyo.

Su hijo trataba de maniobrar para parquear el pesado aparato, al tiempo que le decía a ella que se quitara de donde estaba y mirara hacia el cielo porque lo que caería no era chiquito.

En efecto, cuando mi amiga mira al cielo, observa que cae una gran Biblia, tan grande que el camión le quedaba chiquito para trasladarla a su lugar de destino.

Pienso que cada país debería tener una Biblia así de grande en un lugar visible, que también le sirva de escudo o muralla ante todo mal, pues a los dominicanos creyentes nos ha dado mucho resultado el hecho de que nuestro escudo la tenga en su centro, abierta en el Evangelio de Juan, capítulo 8, versículo 32, donde dice “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, y más claro no puede ser el mensaje: nos libra de todo mal.

Fuente:
Periodista Santa Marte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba