Hoy nos reunimos para explorar un tema importante en nuestra fe: el diezmo. Muchos se preguntan, ¿es el diezmo para la iglesia cristiana hoy? En Deuteronomio, encontramos las bases del diezmo en el Antiguo Testamento. Pero, ¿qué nos dice esto a nosotros, los creyentes modernos?. Deuteronomio 14:22-28
El diezmo fue una práctica del Antiguo Testamento, específica para el pueblo de Israel. Como cristianos, vivimos bajo el Nuevo Pacto establecido por Jesucristo. Hoy, explicaremos cómo esta práctica del diezmo se aplica, o no, a nosotros. Buscaremos respuestas en la Biblia y entenderemos mejor nuestra relación con Dios y nuestras finanzas.
Nuestro objetivo es comprender la voluntad de Dios en cuanto a dar y compartir. ¿Cómo podemos, como iglesia, manejar nuestras finanzas de manera que honre a Dios? Vamos a explorar las Escrituras para encontrar guía y sabiduría en este tema vital.
Comencemos explorando el origen y el propósito del diezmo en el Antiguo Testamento, para entender mejor su relevancia en nuestro contexto actual.
EL DIEZMO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
El diezmo, como se describe en Deuteronomio, era parte de la ley dada a Israel. Era un mandato para apoyar a los levitas, los encargados del ministerio y los necesitados. Pero, ¿es este mandato aplicable a la iglesia de hoy?
En el Antiguo Testamento, el diezmo era una forma de adoración y agradecimiento a Dios. Era también un medio para cuidar a la comunidad. Sin embargo, con la venida de Cristo, entramos en una nueva era. Vamos a explorar cómo esta transición afecta nuestra comprensión del diezmo.
El Diezmo: Un Mandato Para Israel (Levítico 27:30)
El diezmo era específicamente para el pueblo de Israel, como parte de la ley mosaica. Este sistema no solo regulaba los aspectos religiosos, sino también los sociales y económicos de Israel. El diezmo servía para sostener a los levitas, quienes no tenían herencia de tierra y se dedicaban al servicio del templo.
Además, ayudaba a los necesitados, como los huérfanos, las viudas y los extranjeros. Este mandato reflejaba la preocupación de Dios por el bienestar de toda la comunidad. Sin embargo, es importante entender que estas leyes fueron dadas en un contexto y tiempo específicos.
Al avanzar en el tiempo, Jesús trajo el Nuevo Pacto, cambiando la forma en que nos relacionamos con Dios y con los demás.
El Diezmo: Apoyo A Los Levitas Y Los Necesitados (Números 18:21)
El diezmo en Israel tenía un propósito claro: apoyar a los levitas, quienes servían en el tabernáculo, y a los necesitados. Los levitas no tenían una porción de tierra como las otras tribus, por lo que dependían de los diezmos para su sustento.
Además, parte de estos diezmos se utilizaba para ayudar a los huérfanos, las viudas y los forasteros, mostrando la preocupación de Dios por los más vulnerables de la sociedad. Este sistema aseguraba que tanto las necesidades espirituales como materiales de la comunidad fueran cubiertas.
Sin embargo, con la llegada de Jesucristo y el establecimiento de la Iglesia, el enfoque y la práctica del diezmo experimentaron un cambio significativo.
El Diezmo: Una Práctica De Adoración (Deuteronomio 14:23)
En el Antiguo Testamento, dar el diezmo era más que una obligación; era un acto de adoración y agradecimiento a Dios [5]. Al apartar una décima parte de sus cosechas y ganancias, los israelitas reconocían que todo provenía de Dios y le expresaban su gratitud.
Esta práctica les recordaba su dependencia de la providencia divina y fortalecía su relación con Él. Era una manera tangible de honrar a Dios y de recordar su fidelidad y generosidad. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, la adoración y la gratitud a Dios se expresan de maneras diferentes, reflejando un nuevo pacto establecido por Jesucristo.
Ahora que hemos entendido el diezmo en el contexto del Antiguo Testamento, veamos cómo Jesucristo y el Nuevo Testamento transforman nuestra comprensión y práctica de la generosidad.
JESUCRISTO Y EL NUEVO TESTAMENTO
Con la llegada de Jesucristo, entramos en un Nuevo Pacto. Jesús NO enseñó sobre el diezmo como lo hizo la ley mosaica. En cambio, nos dio principios sobre dar con generosidad y alegría.
Bajo el Nuevo Pacto, somos llamados a dar como un acto de amor y servicio. No estamos bajo la ley del diezmo, sino bajo la gracia de dar según lo que cada uno decida en su corazón (2 Corintios 9:7).
JESÚS Y LA LEY: EL DIEZMO (MATEO 5:17)
Jesús afirmó que no vino a abolir la ley, sino a cumplirla. Esto incluye las prácticas del diezmo establecidas en el Antiguo Testamento. Sin embargo, su enfoque se centró en la intención y el corazón detrás de nuestras acciones, más que en el cumplimiento literal de la ley.
Jesús enseñó que la verdadera adoración y obediencia a Dios van más allá de los actos externos, como el diezmo, y se arraigan en un corazón transformado y entregado a Dios.
Esta perspectiva nos lleva a entender que, aunque el diezmo como práctica específica pertenece al Antiguo Testamento, el principio de generosidad y entrega sigue siendo relevante.
PRINCIPIOS DE GENEROSIDAD (LUCAS 6:38)
En el Nuevo Testamento, la generosidad se presenta como un reflejo del amor hacia Dios y hacia los demás. No se trata solo de dar una parte de nuestros ingresos, sino de un corazón dispuesto a compartir y ayudar.
Esta generosidad es un acto de adoración y una expresión de confianza en la provisión de Dios. Al dar generosamente, demostramos nuestra fe y dependencia de Él.
Esta enseñanza nos lleva a comprender que la generosidad es una actitud del corazón, no una obligación legal.
La Libertad En Cristo (Gálatas 5:1)
La libertad que tenemos en Cristo incluye nuestra forma de dar. No estamos sujetos a un porcentaje fijo como el diezmo. En cambio, se nos invita a dar generosamente y de corazón.
Esta libertad nos permite responder a las necesidades de los demás con amor y compasión. Al dar, reflejamos el carácter generoso de Dios.
Esta libertad en Cristo nos lleva a considerar no sólo cuánto damos, sino también el espíritu con el que lo hacemos. Con estos principios de generosidad y libertad en Cristo en mente, consideremos cómo podemos aplicarlos en nuestra vida diaria y en nuestra comunidad de fe
APLICANDO LOS PRINCIPIOS BÍBLICOS HOY
Entonces, ¿cómo aplicamos estos principios bíblicos en nuestra vida hoy? Como iglesia, estamos llamados a ser generosos y a compartir con los que tienen necesidad. Nuestra guía no es la ley del diezmo, sino el amor y la generosidad que fluyen de un corazón transformado por Cristo.
Nuestra responsabilidad es dar de manera que refleje nuestro compromiso con Dios y nuestro amor por los demás. Esto puede variar según nuestras capacidades y circunstancias, pero siempre debe ser hecho con un corazón alegre y dispuesto.
Dar Según La Capacidad (2 Corintios 9:7)
En el Nuevo Testamento, se nos enseña a dar según nuestras posibilidades. No se trata de cumplir con un requisito, sino de dar con alegría y según lo que cada uno haya decidido en su corazón. Esta forma de dar refleja nuestra relación personal con Dios y nuestro deseo de honrarlo con lo que tenemos.
Al dar, mostramos nuestra gratitud y confianza en Él. Esta enseñanza nos lleva a considerar nuestras motivaciones al dar y cómo nuestras ofrendas pueden ser un acto de adoración genuino.
Apoyar La Obra Del Ministerio (Hechos 4:34-35)
En la iglesia primitiva, las contribuciones se utilizaban para apoyar la obra del ministerio y ayudar a los necesitados. Este enfoque refleja un corazón de generosidad y un compromiso con los principios del evangelio.
Al dar, no solo estamos cumpliendo con una obligación, sino participando activamente en la misión de la iglesia. Nuestras ofrendas se convierten en una extensión práctica de nuestro amor por Dios y por nuestro prójimo. Este acto de dar es una expresión tangible de nuestra fe y un medio para extender el amor y la gracia de Dios a otros.
Un Acto De Adoración (Filipenses 4:18)
Dar es mucho más que una simple transacción; es un acto de adoración y agradecimiento a Dios. Cuando ofrecemos nuestros recursos, estamos expresando nuestra gratitud por la gracia y provisión de Dios en nuestras vidas.
Este gesto de generosidad es una forma de reconocer que todo lo que tenemos proviene de Él. Al dar, honramos a Dios y mostramos nuestra confianza en Su cuidado constante.
Este acto de adoración fortalece nuestra relación con Él y nos alinea más estrechamente con Sus propósitos.
El estudio bíblico de hoy nos desafía a reconsiderar nuestras prácticas de dar. No estamos bajo la ley del diezmo del Antiguo Testamento, sino bajo la gracia de Cristo. Nuestra ofrenda debe ser un reflejo de nuestro amor por Dios y por los demás, no una obligación legalista.
Reflexionemos sobre cómo nuestra generosidad puede ser un reflejo de nuestra fe y amor, y busquemos maneras concretas de poner en práctica estos principios bíblicos en nuestra comunidad y en nuestro mundo
Les animo a examinar sus corazones y a dar de manera que honre a Dios. Que nuestras ofrendas sean un reflejo de nuestra gratitud y compromiso con Él. Recordemos siempre que lo que damos es una expresión de nuestro amor y adoración a nuestro Señor Jesucristo.
Que este mensaje sobre el diezmo y la generosidad nos inspire a vivir con un corazón generoso y alegre, buscando siempre la voluntad de Dios en nuestras finanzas. Amén.