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Delante de Reyes

29 ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición.”  Proverbios 22:29

Interesante.  Has visto un hombre, una mujer que le guste trabajar?  Esa no es la actitud de todo el mundo.  Muchos toman una actitud negativa ante el trabajo.  Hay quien no quiere trabajar; gente que ha decidido vivir a la expectativa de ver qué pasa, haciendo el menor esfuerzo posible en todo lo que hacen.  Se la pasan en las redes, criticando a aquellos que tienen la pasión por alcanzar algo.  Es gente que vive con la mano extendida, pendiente a cómo se le da la mano.  Ciertamente hay circunstancias económicas, políticas complicadas, pero a todo esto, hay quienes suman una actitud de pereza y poco deseo de hacer algo con su vida.  Pero tú no eres así.  Y Dios nos muestra en su palabra que aquel que es solícito en su trabajo estará delante de reyes.  El trabajo que tú haces, un día pagará grandes recompensas.  Mantente firme y sólido, creyéndole a Dios porque Él tiene para ti cosas maravillosas.

Este verso nos habla de una recompensa que podemos esperar aquellos que somos solícitos en nuestro trabajo, los que tenemos la actitud de trabajar.  Tú actitud en tu trabajo, tu actitud ante lo que haces es tan importante como el trabajo mismo.  La persona solícita es la que va al trabajo con alegría, con placer, da lo mejor de sí.  Pensarás que nadie se fija en ti, pero sea cual sea tu posición, por tu lado pasa gente importante, y pudieras tener la oportunidad de abrir una puerta que la que hoy tienes.

Tú debes encontrar placer en tu trabajo, en lo que haces.  Cada vez que sales a trabajar, es una oportunidad de parte de Dios; y tu solicitud en ese trabajo, va a producir grandes resultados.  No necesariamente te vas a hacer millonario, pero todo aquel que trabaja, poco a poco, a través de los tiempos, crecerá, se desarrollará y verá grandes resultados.

Lo primero que es necesario erradicar de la mente del cristiano es que el trabajo es producto del pecado.  Adán trabajaba antes de pecar.  El trabajo no es producto del pecado.  Quítate eso de la cabeza.  Lo que es producto del pecado son los pocos resultados en el trabajo.  Adán cosecharía ahora con el sudor de su frente, cardos y espinas.  Eso implica que, en adelante, tendría que hacer un esfuerzo doble.  Una cosa es trabajar con la bendición de Dios -que comoquiera requiere esfuerzo, sudor, trabajo – otra, es trabajar con una maldición encima, con mentalidad de pobreza; con el pecado que nos lleva a vivir vidas de maldición.  Pero comoquiera tenemos que trabajar, esforzarnos.  Adán siempre trabajó.  Así que quítate de la cabeza que el pecado trajo el trabajo.  El trabajo siempre ha existido y tú tienes que encontrar placer y honor en el trabajo, y tienes que saber que lo que pasó por causa del pecado, es que ahora el trabajo tendría menos resultados que en un principio.

La realidad es que el trabajo es algo difícil, duro.  Muchos tratan de venderte una idea de negocio propio, diciéndote que se levantan a la hora que quieren.  Pero tú debes levantarte también a la hora que quieres; debes querer levantarte a diario a las cinco de la mañana.  La implicación detrás de ofertas como esa, es que tú puedes tener un negocio donde la vida va a ser fácil.  Todo aquel que piensa que, cuando va a prosperar y progresar encontrará un negocio, un trabajo fácil y tendrá éxito sin hacer esfuerzo, realmente se está engañando a sí mismo.  Hay quien dice que hagas lo que amas, pero más que tú ames algo, si no trabajas ni te esfuerzas, no lograrás absolutamente nada.  Puedes amar el sonido de un instrumento, pero si no estás dispuesto a dedicar el tiempo y esfuerzo que requiere, no podrás tocarlo.  No hay manera fácil.  El trabajo siempre produce cansancio físico, emocional, dolor.  Trabajas, o tienes las consecuencias de aquel que no trabaja.  Esas son tus opciones.  Trabajas, o tienes las consecuencias del que no produce.

19 El camino del perezoso es como seto de espinos; Mas la vereda de los rectos, como una calzada.”  Proverbios 15:19

La persona que es perezosa tiene una vida más difícil que aquel que trabaja.  Al que trabaja, se le hace más fácil.  Así que el duro trabajo te aplana el camino.  El vago la tiene más difícil.  Todo aquel que es perezoso, su camino está lleno de espinos, de problemas.  En el trabajo también hay problemas, pero son problemas diferentes.  Tú no debes querer los problemas del perezoso, del vago.  Sé solícito en tu trabajo, prospera, progresa.  Sal a trabajar con la mejor actitud.

Estás cansado porque no tienes resultados en tu trabajo, y has deseado la vida del perezoso, pero nunca más; la vida del perezoso trae más problemas que la de aquel que trabaja con esfuerzo.  Lucha y verás cómo Dios te pondrá delante de reyes.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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