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Consecuencias inesperadas del Coronavirus

El siglo XX y las primeras dos décadas del siglo XXI vieron un aumento significativo del individualismo. Creamos sociedades donde sólo importa que tengas dinero, si no, eres peor que un leproso, y quedas excluido de diversos grupos sociales.

Eso fue creando dos países en uno, uno de pobres dejados de la mano de Dios y uno, de los ricos, que tienen derecho a todo por el mero hecho de nacer rico o tener dinero.

Pero ese edificio, aparentemente tan sólido, tenía cimientos muy endebles. Y llegó el coronavirus, que ha provocado cierres económicos, cuarentenas forzosas y que los gobiernos usen reservas financieras para paliar problemas sociales que se han suscitado a raíz de esta epidemia.

Todo esto generará diversas consecuencias: 1) Recesión económica, al menos en lo que se restaura la economía; 2) miles de empleados despedidos; 3) muchos empleados con teletrabajo y trabajos con horarios rotativos; 4) Aumento de deuda y devaluación de las diversas monedas, lo que reduce el poder adquisitivo de la población.

Creo que una de las consecuencias más grandes que tendremos es un aumento de casos de depresión y de suicidios. El ser humano es un animal de costumbres, y le gusta la certidumbre, la ilusión de que controla las cosas, pero, de repente, se abrió la tierra y nos lanzó a aguas desconocidas, donde no sabemos nadar. Eso causa mucha ansiedad, aparte de la reclusión necesaria, que puede devenir en depresión, y la depresión mal manejada termina en suicidio.

Pero no todo será malo. Se podrá forjar de las cenizas de la sociedad que conocimos, una más inclusiva, justa, equitativa, donde se trabaje para todos sus habitantes. El planeta está reduciendo la contaminación a la que lo hemos sometido, y creo que nos estamos volviendo más sensibles, apreciando el compartir con familia y amigos, el añorar abrazos, besos, ir a restaurantes o a clubes o al cine, en fin, una vida normal que muchas veces tomábamos por sentado. Millones de personas han vuelto a la fe, y están buscando a Dios en medio de estos momentos de necesidad.

No sé cuánto durará esto, pero trate siempre de estar ocupado, ya que hay que persistir, resistir y jamás desistir. Y en lo que dura esto, visite museos online, escriba, lea, cocine, pero, ante todo, reflexione, rece y de gracias a Dios por todo, lo bueno y lo malo.

Fuente:
Dr. Nestor Saviñon

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