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Amor Infinito

El amor más que un sentimiento, es elección, simpatía hacia alguien, identificación de afectos y empatía, es una actitud de la voluntad del cristiano.

En la historia de la humanidad desde el principio hay una inclinación de amor a los que llevan la propia sangre. La familia, el clan, los vecinos que a veces son amados hasta el sacrificio, hay una especie de tolerancia para los de la nación, pero un odio declarado hacía todos los demás. Ya que el extranjero es sinónimo del enemigo potencial o real. El mundo antiguo se divide en 3 grandes grupos a los cuales se les dedicaban sentimientos distintos: amor hacia el prójimo, justicia hacia lo de la propia nación y odio y guerra hacia los que eran de otras naciones. A lo largo de los siglos se levantan voces que piden justicia y un poco de amor a connacionales (los de la nación donde se vive). Y que al extranjero se le trate con menos indiferencia.

En la antigüedad ningún maestro predicó amor a los enemigos ante que Jesús, ni tampoco que convirtieran el amor en el centro de su mensaje. 4 siglos a.C. el sabio chino, Me-Ti, escribió en el libro Kie-Siang-Ngai, que todos los hombres debían amarse. En el fondo el sabio chino pide más cortesía y respeto, que verdadero amor.

La Doctrina de Confucio
Se Basa en la rectitud del corazón y el bienestar del prójimo, se predicaba cada amor filial y benevolencia universal, pero no condenaba el odio. En el Ta-Hio se lee: Sólo el hombre justo es capaz de amar y odiar a los hombres como conviene.

 En el Budismo
La predicación del amor termina en una forma muy alta de amor a sí mismo, porque tiene el propósito de llegar al nirvana, el supremo anhelo personal del budismo. El hermano es amado por amor a sí mismo, para ahuyentar el dolor, dominar el egoísmo y prepararse para la supresión de todo dolor.

En El Libro de los Muertos de Egipto
Libro sagrado de la religión del antiguo Egipto, se hace elogio del hombre bueno, se manifiesta la alegría de no haber hecho daño a nadie y se habla de las obras de misericordia, pero no se habla del amor al prójimo, ni del amor a los enemigos.

Entre los griegos del mundo antiguo
En el “Ayax” de Sófodes la diosa atenea dice a Odiseo que la risa mas placentera es reírse del enemigo. Sócrates Dice a Critón: No devolver a nadie injusticia por injusticia, mal por mal, sea cual sea la injusticia que haya recibido. Una vez mas florece la justicia pero no el amor.

Entre los romanos. Séneca: Afirmó que el sabio no se venga, sino que olvida las ofensas. Pero el olvido no es el verdadero perdón, mucho menos el verdadero amor.

En el Judaísmo. En el Antiguo Testamento hay un camino hacía el amor pero a ciegas porque a veces se acerca a las enseñanzas de Jesús pero otras veces casi se santifica el odio. En Éxodo está el ojo por ojo, y diente por diente, la invitación a no sobrepasar la justicia pero el perdón está muy lejos.

La piedad hacia viudas, huérfanos, extranjeros y pobres de la tierra proclamada en Éxodo y Deuteronomio, no necesariamente era vivido por el pueblo de Israel. Además, era mas cumplimiento de mandatos bíblicos que amor puro y auténtico. Mas tarde Salomón dice en Proverbios no digáis: yo devolveré el mal, espera en el Señor y el té salvará. El enemigo debe tener castigo pero del Señor y no de la parte afectada. Los Salmos imprecatorios hablan por sí mismos. Tanto los rabinos, Hillel como Gamaliel resumían toda su doctrina en esta frase: no hagas a los demás lo que a ti no te gusta: esa es toda la ley, no es aún el absoluto mandato del amor, pero es una cercanía a la enseñanza de Jesús sobre el amor. El asunto es que Dios se manifiesta en el Antiguo Testamento como el justiciero, el Dios de la justicia y de la misericordia (Sal. 136 y Miq. 6:7-8). Y en el Nuevo Testamento como Dios de amor (1Jn. 4:8).

Jesús y el Amor
La gran revolución de Jesús inició con un cambio de eje de la moral; la palabra “Amarás” pasa a ocupar el centro de su mensaje. En el sermón del monte el Señor derriba del trono de los hombres el egoísmo y establece el amor. Va mucho mas lejos que nadie con una demanda radical, la mas absurda posible, “El amor a los enemigos”, lo que pide el Señor no es ir más allá de lo que señala la justicia, sino hacerlo por amor, contrario de lo que pide la justicia. Yéndose por el camino extremo del amor y del perdón. (Es el centro y esencia de la fe cristiana), y locura humana. (Mt. 5:43-48). Jesús empezó la gran y verdadera revolución en este mundo “La revolución del amor”.

El Gran Mandamiento
La vida del Señor es la expresión misma del amor del Padre hacia el hombre que está vinculado con la enseñanza de Dios como Padre de amor (Es la gran aportación de Jesús a la historia). En Jesús el amor no es una aportación teórica, no es consejo de un moralista, ni un superávit humano. Para Jesús el amor no es una actitud moral ni un simple sentimiento. Para Jesús amar es estar vivo, no amar es estar muerto. Amar es empezar a vivir, es estar con Cristo. No amar es estar lejos de Jesús. Para el Señor el amor es la verdad, es condición imprescindible para que algo sea verdad, a quien le es revelado el amor, el Espíritu Santo le ha revelado a Jesús: el amor es encontrar el camino de la verdad y la vida. Papini dice que el sermón del monte es la carta magna del nuevo linaje de hombres justos, verdaderos y fieles unidos al Padre en Cristo por el vínculo eterno del amor, que aleja la miseria humana del egoísmo.

El Amor Tridimensional (el nuevo amor enseñado por Jesús)

El amor evangélico es tridimensional: 1ro. Hay un amor que viene de Dios al hombre, (Jesús reveló que Dios nos ama). 2do. Hay un amor que sube del hombre hacía Dios, (Jesús reveló que Dios quiere ser amado). 3ro. Hay un amor de los hermanos entre sí, (Jesús revela que el amor a Dios y al hermano son inseparables).

Grupos carismáticos exaltan el 1ro. solamente., b) grupos piadosos solo se preocupan por el 2do., solamente. c) grupos sociales que solo se preocupan por el 3ro., solamente.

En Mc.12:29-31, Jesús une (Dt. 6:5 y Lv. 19:18), para Jesús el amor a Dios es fundamento y origen del amor a Dios. Jesús va mas lejos enseñando el amor a los enemigos (Mt. 5:43-47). El Dios del Antiguo Testamento es bueno y clemente, pero es sobre todo justo. El Dios del Nuevo Testamento es sobretodo Padre, es Dios que perdona y que crea en Jesús una nueva familia. La ley de esa familia es el amor; amad a vuestros enemigos para que seáis hijos de vuestro Padre celestial. El que no ama no es hijo, el que ama es simiente del Padre.

 Amor de Dios
Para Jesús Dios es el único bueno (Mc. 10:18), el Padre amoroso (Mt. 5:45 y 6:9), que busca la oveja perdida (Lc. 15:4-7). Es Dios que busca y acoge lo que se había perdido (Lc. 15:2). Y Juan dice: En esto consiste el amor no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que el nos amó primero a nosotros (1Jn. 4:10), hemos conocido y creído el amor que nos tiene Dios (1Jn. 4:16), en esencia Dios es amor (1Jn. 4:8-16), el que permanece en el amor, en Dios permanece y Dios en él. (1Jn. 4:16). No puede haber un culto al Dios del amor, que no sea un culto de amor.

Jesús dijo: me has amado desde antes de la fundación del mundo (1Jn. 17:24), les has amado a ellos como me ha amado a mi (Jn. 17:23), y yo les he hecho conocer tu nombre y se lo haré conocer para que el amor con el que me has amado esté en ellos y yo en ellos (Jn. 17:26). Como el Padre me ha amado a mí, así os amo yo a vosotros (Jn.5:9). Jesús reconstruyó la paternidad de Dios (Jn. 11:41, 16:32; Lc. 23:46). Dios quiere ser amado, es el amor al Dios que se ha mostrado a través de Jesús. Amor al hombre, parábola del buen samaritano. (Lc. 10:25-37).

El amor de Jesús no es platónico, es amor sincero, por eso nos advierte del pecado y fuego del infierno, por eso nos reprende y amonesta. Disfrutemos al Dios de amor, al salvador de amor y al espíritu de amor en el servicio de amor.

El amor ágape es el amor puro, transparente, desinteresado, fiel y eterno, es el amor de Dios. El carácter, la naturaleza y la esencia misma de Dios es amor (1Jn. 4:8). Ese amor infinito se ha manifestado al mundo a través del Señor Jesús, el hijo eterno quien amó a todos de manera incondicional a tal punto que dio su vida por la humanidad de cada generación, el Padre lo envió y él quiso venir a morir por nuestros pecados, enfermedades y males, a fin de que seamos felices en este mundo. Y por su resurrección tengamos la esperanza inigualable de vida eterna. Cristo te ama, pero también espera ser amado por ti. ¿Por qué no recibes su amor ahora? Confiésale como único salvador personal, solo uniendo el corazón con la boca, creyendo para justicia y confesándole para salvación (Rm. 10:9-10). ¡Echa mano del don de la vida eterna hoy!

En el nombre de Jesús. Amen. Bendiciones y Paz.

Fuente:
Pastor Luis A. Reyes

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