Pondré mi Espíritu en ti, volverás a vivir y regresarás a tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, he hablado y que he cumplido mi palabra. ¡Sí, el Señor ha hablado! Ezequiel 37:14
Mientras oraba, escuché al Espíritu Santo decirme una palabra: «OLA DE PODER». Rápidamente fui a investigar la definición de esta palabra para recibir más claridad sobre lo que Él quería transmitirme. La palabra «ola de poder» se define, de acuerdo con el diccionario como un movimiento hacia adelante, fuerte, como el de una ola, con un movimiento rápido.
Dios les dice hoy:
“¡Prepárense para una oleada repentina de poder! Las cosas que han estado retenidas están siendo liberadas repentinamente. Las promesas a las que renunciaron hace mucho tiempo están siendo completadas en esta hora. Se aproxima una sorpresiva ola de poder, y todo el mundo verá lo que estoy haciendo. Yo estoy produciendo un movimiento fuerte, diferente a cualquier otro que hayan visto en el pasado. De hecho, será de prisa y una barrida de victoria. Yo he escuchado las oraciones de Mi Pueblo. He visto sus lágrimas y he bajado para liberarlos. Este mundo se quedará boquiabierto de asombro mientras acelero Mi plan y Mi pueblo hacia adelante. Ya no se mantendrá mi iglesia en silencio, escondida detrás de puertas cerradas y confinada a los bancos de la iglesia. ¡No! Hay un rugido que no se calmará. Yo estoy llamando a todos los amantes de Mi presencia y los libertadores de Mi gloria. Estoy tocando la trompeta profética y declarando que este es el tiempo de dejar que Mi voz resuene en las naciones”.
“Mientras continuaba orando para comprender mejor esta palabra «OLA DE PODER», el Señor me mostró una visión clara de un protector contra sobretensiones, una regleta, muy parecida a aquella a la que tengo conectada mi computadora. Se utiliza un protector de sobretensión para bloquear cualquier corriente eléctrica repentina; limita la cantidad de voltaje suministrado a un dispositivo eléctrico. Escuché al Señor decirme: “Muchos tienen protectores contra sobretensiones en sus corazones y vidas. La ola de poder que estoy enviando requerirá que Mi Pueblo quite lo que los limita.
El poder de Mi Espíritu fluirá a través de aquellos que se muevan fuera de las barreras de la “iglesia como es costumbre”. Este nuevo mover de Mi Espíritu que estará marcado por Mi gloria”
Isaías 43:19 Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía.
En Juan 11 se registra la historia de dos agotadas seguidoras de Jesucristo, que resultaron ser dos hermanas que experimentaron un momento de crisis en su vida. La historia involucraba al hermano de dos mujeres cuyo nombre era Lázaro. Se había puesto muy enfermo, hasta el punto de morir. Su primer pensamiento y el que pusieron en marcha, fue enviar un mensajero a Jesús, pidiéndole que viniera y sanara a su hermano. Después de todo, lo habían visto hacer muchos milagros extraordinarios.
Su pensamiento era que cuando supiera de la condición de Lázaro, y ellos supieran cuánto lo amaba, seguramente dejaría todo y vendría de inmediato y sanaría a su hermano. Sorprendentemente para ellos, después de que Jesús se enteró por el mensajero de que Lázaro estaba muriendo, no vino de inmediato.
Las hermanas permanecieron indefensas mientras observaban cómo la agotadora enfermedad asolaba a su hermano hasta que su cuerpo quedó completamente sin vida. Quebrantadas y emocionalmente agotadas, las dos hermanas pasaron por el proceso de duelo. Fue al cuarto día de la muerte de Lázaro que Jesús finalmente llegó a Betania. Marta salió corriendo para encontrarse con Jesús, pero María se quedó en la casa, totalmente absorta en su dolor. Martha dijo una de las declaraciones de fe de mayor voltaje que se registraron en la Biblia. Ella dijo “Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.” (Juan. 11:22). Esas dos palabras, «AUN AHORA», pusieron en movimiento una oleada repentina de poder.
Hoy, puede que estén viendo circunstancias muertas a su alrededor y, si ese es su caso, los animo ahora mismo a levantarse en fe como Marta. Hablen de esa situación desesperada y sin vida. Hablen con el Señor con fe y digan como Marta: “Señor, aún ahora yo creo por un milagro”
Llevaron a Jesús a la cueva donde habían enterrado a Lázaro. Jesús instruyó a los que estaban cerca que quitaran la piedra que había sellado la tumba. Dijo tres palabras que enviaron una ola de poder que hizo que las cosas muertas cobraran vida: “LAZARO SAL FUERA” (Juan. 11:43). Sepan esto, que cuando Dios nos llama, no importa quién los haya enterrado, o a quién no le guste, o quién haya celebrado su funeral, no hay nada ni nadie que lo pueda hacer y no hay poder en la tierra que pueda detener esa oleada de poder sobrenatural de la Palabra de Dios que los llama”
Escuché al Señor decirme que los llame proféticamente de las circunstancias que los dejaron sin aliento y los dejaron sin vida. Están respirando, pero están sin vida. Escuchen al Espíritu del Señor que les declara hoy: «¡SALGAN!» Este es el momento en que nosotros, como sociedad, veremos una repentina oleada del poder de Dios, respuestas a las oraciones y un derramamiento de Su Espíritu. El desarrollo de Sus planes está a la mano. Les ruego que sigan orando, sigan firmes y sigan luchando. Este no es el momento de retirarse o tomar un asiento trasero. ¡No, este es el momento de que la Iglesia ruja! (Andrew Towe).
Juan 11:41-44 Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: —¡Lázaro, sal fuera! El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. —Quítenle las vendas y dejen que se vaya —les dijo Jesús.
Con amor y oraciones,