“21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” Gálatas 3:21-29
Pablo dice que llega un momento en que se rompe toda división y separación; que aquellos que vivieron la transformación por la fe, llegaron a ser una nación dentro de una nación. ¿Qué racismo hay entre nosotros como cristianos, qué discrimen? Entre los que hemos sido discipulados, todas esas barreras se rompieron. En el mundo hay racismo, separación, diferencia entre hombre y mujer, pero no entre los cristianos. La gente allá afuera dice que discriminamos, pero el cristiano es el que menos discrimina. Para el cristiano no hay judío ni griego. El que ha sido verdaderamente discipulado, sabe que todos somos uno, somos todos servidores, todos nos quitamos el título; el título que tenemos es para la estructura eclesiástica, pero nadie es más que nadie. Porque hemos sido discipulados en ese proceso constante que quita todas las barreras.
La Gran Comisión dice: por tanto id y haced discípulos a todas las naciones. Hay varios términos en el texto original de la Palabra que se traducen como nación. Una de ellas se refiere a reinos, pero esa no es la que se usa aquí. O sea, Jesús no dijo que discipuláramos todos a los reinos de la tierra. Otro término que se traduce como nación se refiere a hombre. Y esta tampoco es la que Jesús usa. Jesús usa un término para decir: hagan discípulos que sean una nación entre otra nación.
Entre nosotros, los creyentes, hoy hay una obsesión por que cambiemos el reino, el gobierno, que aspiremos al gobierno -y esto sí debe darse; Dios levanta gente como Daniel, como Ester – pero el trabajo de la iglesia es crear una cultura, discipular a cada uno, trabaje en lo que trabaje. El trabajo de la iglesia es que en medio de toda la cultura, de toda la nación, haya un grupo de personas que se rijan por el gobierno de Dios.
“5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. 6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. 7 Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? 8 Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?” Deuteronomio 4:5-8
Esta es como la enseñanza de un padre hacia su hijo: sigan mis enseñanzas porque te aseguro que cuando vayas allá afuera vas a ser especial, diferente; van a reconocer tu inteligencia y sabiduría, y tú lo que tienes es que preguntarte quién allá afuera tiene un padre que te ama tanto. Lo mismo con tu iglesia. Haz las cosas como se te han enseñado en tu iglesia. Allí te han enseñado en amor.
Dios le estaba diciendo al pueblo: sigue mis mandamientos, guárdalos; todo el mundo se va a maravillar con tu inteligencia y sabiduría, reconocerán que eres especial y tendrán que reconocer que las reglas que sigues te hacen diferente. Dios sigue diciendo: y si algún día te cuestionas mi deseo para ti, pregúntate qué nación tiene un Dios tan cerca como ustedes conmigo. Porque todos los otros dioses son dioses de palo, que no viven; Dios siempre vivió entre medio del hombre. Todo lo que Dios siempre pidió fue estar dentro de la nación de Israel, caminar con ellos.
Muchos cristianos hoy quieren hacer el Evangelio más fácil, sin darse cuenta que lo que nos hace diferentes es guardar la palabra de Dios. Quieren reformar la iglesia, sin darse cuenta que la iglesia ni ha necesitado ni necesita reforma; el que necesita reforma es el hombre, el que necesita cambiar es el hombre, el que necesita renovarse es el hombre, el que necesita poner su vida en orden con la palabra de Dios es el hombre y no más nadie.
Hay gente que dice que la iglesia rechaza, pero ¿cuándo te han rechazado en la iglesia? Nunca hemos rechazado a nadie por sus tatuajes, por ejemplo. En la iglesia te han amado porque sabemos que hay un Dios salvador que murió por ti en la cruz del Calvario. Pero sí algún día queremos que conozcas al Rey de reyes y Señor de señores, para que toda tu vida la pongas delante de los pies de Cristo porque al fin y al cabo te conviene, no vas a encontrar otro Dios que te ame tanto como Él. Y si esto es lo único que Él te pide que tú hagas, piensa por un momento si no te conviene.
La única persona que discipula a otro es la que sabe que le sirve a Jesús como rey. Esto es una orden. Y el que le sirve a Dios de corazón, que dobla sus rodillas ante Él, lo hace porque le conviene. ¿Qué otra religión te habla de un Dios que dio su vida por ti? Buda suena bonito, pero no dio su vida por ti; pero tú tienes que darla por él. Mahoma no dio la vida por ti. Ningún santero dio su vida por ti. Joseph Smith no dio su vida por ti. Ninguno está tan cercano como está Dios. ¿Dónde tú vas a encontrar lo que Dios te da y representa para ti? ¿A dónde vas a ir?
Él es tu rey. Haz discípulos. Su poder viene de que él cumplió toda la obra, la completó. Cada vez que tu mente te diga que no dobles rodillas, que no cumplas con tu parte, recuerda que ninguna otra fe tiene un Dios tan cercano como el tuyo, que todo lo que quiere se que cuando te vean allá afuera, la gente diga: wow, qué sabio, qué inteligente, me gusta como vives. Esto, para que tú puedas decirles: ¿sabes por qué? Conocí al Salvador; y no tan solo le entregué mi vida al Salvador, sino que lo hice mi rey, cumplo con todo lo que Él me pide, y estos son los resultados en mi vida.