Verdaderamente lo que nos dice el versículo que hemos leído es una gran verdad, es mejor comer un bocado seco, pero en paz, que tener muchas provisiones en una casa llena de contiendas. PROVERBIOS 17-1
Una casa de contiendas es una casa llena de conflictos, llena de pleitos, llena de discusiones, llena de ofensas y palabras hirientes, etc.
Pero ¿cómo podemos cambiar para dejar de ser una casa de contiendas y poder llegar a ser una casa de paz? Primeramente, necesitamos reconocer que es lo que nos ha llevado a ser una familia conflictiva, que es lo que ha hecho que nuestra casa sea una casa de contiendas, necesitamos reconocerlo para poder cambiar y poder transformar nuestra relación de familia.
¿Por qué nos hemos convertido en una casa de contiendas?
PORQUE HEMOS DESCUIDADO NUESTRA COMUNIÓN CON DIOS EN FAMILIA (1 CORINTIOS 3:3)
La palabra de Dios es clara cuando nos enseña que si andamos en la carne vamos a producir las obras de la carne, y si en nuestra casa no hay paz sino pleitos, contiendas, es porque no le estamos dando lugar al Espíritu Santo en nuestro hogar, es decir no estamos orando en familia, no leemos su palabra, no adoramos juntos al Señor en familia.
Tenemos que tener claro que el único que puede traer verdadera paz a nuestra familia es el Señor, si en nuestra familia no tenemos comunión con Dios no podemos tener paz, nuestro comportamiento, nuestras actitudes y nuestras palabras no serán guiadas por el Señor sino por nuestra carnalidad.
PORQUE NO ESTAMOS OBRANDO CON SABIDURÍA (PROVERBIOS 24:3)
Tomando como base el versículo que hemos leído podemos decir que la sabiduría nos ayuda a edificar nuestra casa, pero las decisiones necias destruyen nuestra familia.
Por no obrar con sabiduría nos enredamos en deudas que afectan grandemente nuestra economía familiar y luego vienen los pleitos y las contiendas.
Por no obrar con sabiduría no administramos nuestras finanzas familiares bajo un presupuesto y el dinero nunca alcanza provocando siempre discusiones entre los esposos.
Por la falta de sabiduría tenemos acciones y actitudes que llenan de dudas el corazón de nuestro cónyuge, y por eso vienen los pleitos y las contiendas provocadas por los celos.
Por no obrar con sabiduría como padres nos dedicamos a corregir y castigar a nuestros hijos sin fomentar primeramente una relación con ellos, y eso lo único que produce es más conflicto y más rebeldía, y por lo tanto más contiendas entre padres e hijos.
Si verdaderamente queremos que nuestra casa deje de ser una casa de contiendas y puede convertirse en una casa de paz tenemos que hacer lo que nos dice la palabra de Dios: Pedir sabiduría a Dios (Santiago 1:5)
PORQUE HAY MUCHA SOBERBIA Y ALTIVEZ EN NUESTROS CORAZONES (PROVERBIOS 28:25)
Tenemos que reconocer que cuando en nuestro corazón hay soberbia y altivez nos volvemos personas intolerantes y con una actitud a la defensiva, pues no reconocemos nuestros errores, sino que siempre señalaremos y nos molestaremos por los errores de los demás.
La soberbia de nuestro corazón nos vuelve personas resentidas, y ese resentimiento llena de amargura nuestro corazón y hace que siempre nos mantengamos con mal carácter, llenos de ira, de reproches y reclamos hacia nuestra familia.
Muchas veces por causa de la soberbia y altivez de nuestro corazón tomamos actitudes de menosprecio y de rechazo hacia todas las cosas que hacen nuestros familiares, para nosotros todo lo que ellos hacen está mal, medimos todo con la vara de nuestra soberbia (Proverbios 14:3) y no nos damos cuenta que en realidad lo que verdaderamente está mal es la soberbia y altanería de nuestro corazón.
Para que pueda haber paz y bendición en nuestra casa tenemos que atender la palabra de Dios y quitar la soberbia y la altivez de nuestro corazón (2 Crónicas 12:7)