“Y un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse. Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad, de modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad.” 2 Timoteo 2:24-26 NVI.
La comprensión de esta enseñanza bíblica encierra una lectura profunda del contenido de la misma.
Un siervo del Señor
Es quien está sometido/a a la voluntad de Dios mediante Jesucristo, en tiempos antiguos se le llamaba esclavo por estar bajo el dominio de una autoridad superior, en términos espirituales acontece de igual manera, tenemos muchos ejemplos, he aquí el de Maria:
“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” S. Lucas 1:38 RVR1960.
Amable para con todos
Esta dimensión es muy importante en el camino hacia la superación espiritual y relación con los/as demás, seńala el Señor: “Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca.” Filipenses 4:5 DHHS94. Ya no es una opción, sino un mandato el que seamos amables para con todos/as.
No debe andar peleando
Otro apunte que llama la atención, parecería que pelearse con los demás siendo parte de una misma familia, no era acción agradable a Dios, de ahí que las Escrituras Sagradas proclamaron en ese tiempo una propuesta diferente a la práctica de estarse peleando unos contra otros, el ser amables para con todos. “Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída.” Proverbios 16:18 DHHS94.
Capaz de enseñar y no propenso a irritarse
En este tercer punto el Seńor continúa trabajando su diseño y moviéndolo hacia la vasija que se ha propuesto formar en todos/as, haciendo énfasis en que hacia lo interno de nuestro ser necesitamos un nuevo comienzo que incluya derribar la irritabilidad que muchas veces se apodera del ser buscando enfrentarlo con el prójimo al cual Dios le llevó para que fuera de bendición, no para ser un escenario de pleitos y contiendas.
Así, humildemente, debe corregir a los adversarios
Una de las cosas más difíciles en el liderazgo cristiano es la forma que se usa para corregir a los/as demás, a veces se cae en el error de ofender en lugar de corregir, Dios permite llegar hasta este punto para que nuestra humildad pueda servir de edificación, no todos/as quienes corregimos tenemos humildad, y esta es esencial para alcanzar madurez y edificación en nuestros adversarios.
El buen uso de enseñar y corregir sin andar peleando y sin irritación tiene como meta un propósito de Dios para los necesitados/as de esta aplicación, es el siguiente: “de modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad “.
Dios te continúe bendiciendo. Maranatha.
